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Ranaguay se refería al famoso grimorio de Flamel, el documento que muestra el
camino de la transformación y de la eternidad mediante símbolos complejos,
nombres extravagantes y recetas que no siempre son lo que parecen.
Nicolás Flamel, maestro de maestros, el alquimista que logró resolver los misterios
de la metamorfosis, vivía con su esposa Perenelle en los montes de León, donde
decidieron retirarse cuando se supo que la "muerte" de ambos había sido fingida.
Alguien abrió la tumba en la que supuestamente yacía el matrimonio, y únicamente
encontró vacío.
Nacieron en el siglo XIV, lo habían visto casi todo; ahora habitaban una enorme
cueva, invisible para no iniciados, transmitiendo sabidurías ancestrales a los hijos de
la lluvia de las ranas.
Nicolás, cuando vivía en París, allá por la Edad Media, tuvo un sueño que no podía
olvidar. No se le iban de la cabeza las palabras del ángel que, presentándose cuando
dormía, le dijo: "Mira bien el manuscrito, Nicolás. Al principio no se comprenderá
nada de lo dispuesto en él, ni tú ni nadie podrá, de momento, traducirlo. Pero algún
día llegarás a donde nadie más ha conseguido acercarse."
Al poco tiempo, entró en su librería -un local de compra-venta de libros que servía,
además, como lugar de encuentro para buscadores de verdades-, el mismo ángel del
sueño, esta vez sin rayos ni alas, parecía un muchacho normal, con un manuscrito
antiguo que pretendía poner en venta. El legajo era exactamente el visto en sueños,
lo adquirió y decidió comprenderlo, aunque le costara el resto de su vida. Dedicó a
su estudio más de 20 años, viajando por el mundo en busca de los alquimistas más
famosos de su tiempo, quería aprender todo de ellos para saber qué tenía que
mezclar exactamente cuando leía en el antiguo documento palabras tan enigmáticas
como "Acero mágico", "Imán", "Vulcano", "Dragón ígneo" o "Saturno mirándose
en el espejo de Marte".
Fue precisamente en León donde encontró al Maestro Canches, el sabio que le hizo
entender el simbolismo del grimorio. No era ninguna casualidad que hubiera vuelto