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Título: space
Autor: Francisco Javier
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CAPÍTULO 1: JOHN (Algún día de Febrero de 2135)
El espacio era el hogar de John. La absoluta tranquilidad, el sentimiento de saber que se es
la única persona en un radio de miles de millones de kilómetros. Suspiró en su asiento de
capitán mientras se bebía una copa. Miró los paneles de control de la nave y los motores. Todo
en perfecto estado, como siempre. Su nave era una nave única, diseñada por él y por..., no, no
quería acordarse de quien le ayudó a diseñar y construir esa nave. La nave tenía el nombre de
humanidad. Medía doscientos metros de largo y 95 de ancho. Dentro tenía espacio habitable
con piscina, dormitorios para 6 familias, spa, gimnasio, comedores, granjas robotizadas que
producían agua y comida... pero sobre todo era una nave militar. Llevaba un blindaje muy
pesado, mas pesado que algunas de las gigantescas naves capitolio, y un armamento aun mas
pesado. Pero la principal ventaja de la nave eran sus propulsores, únicos en el universo.
Cualquier contrabandista, gobierno o ejército mataría por conseguir el diseño de los
propulsores de la humanidad, ya que eran los únicos capaz de casi alcanzar la velocidad de la
luz, lo que era más del doble de velocidad que la nave más rápida del gobierno y de los
rebeldes. Y es que sus propulsores eran de antimateria. La antimateria era difícil de conseguir,
pero él (y otra persona) habían diseñado y construido la nave para que conseguir combustible
fuera muy fácil. La misma antimateria producía una ingente cantidad de energía, que era lo que
generaba el poderoso escudo que rodeaba a la nave. Otra peculiaridad de la nave es que
podía entrar en la atmósfera de cualquier planeta y salir con sus propios propulsores, cosa que
la mayoría de naves (propulsadas por plasma) no podían hacer, ya que al entrar en la
atmósfera el motor de plasma no tenía potencia suficiente para volver a salir por sus propios
medios, lo que en más de una ocasión le había venido bien para escapar de las naves del
gobierno. Y es que John odiaba al gobierno.
Hacía mucho tiempo había trabajado para el gobierno y le había ayudado, pero...un aviso le
sacó de sus pensamientos. Era una de las diminutas naves espía que había mandado por el
sistema solar en el que se encontraba, había detectado algo. Del tamaño de una persona, esas
naves tenían muchísima autonomía y barrían los alrededores de la nave para detectar
cualquier nave antes de que los detectaran a el. Miró la pantalla y amplió la información. Era
una nave militar, una corbeta ligera. Miro las captaciones infrarrojas y los armamentos que le
estaba enviando el pequeño espía. Los contrastó con la base de datos de su nave. Corbeta de
combate tipo Nabucodonosor, fabricada por industrias Wartech Corp. La corbeta estaba
armada con Cañones de plasma, misiles de corto alcance y ametralladoras ligeras, y llevaba
un generador de escudo muy poco poderoso. Solo 1250 tripulantes y cinco naves, dos de ellas
exploradores y tres de interceptación aérea. Profundizó más en los detalles. De los 1250
tripulantes, 1000 eran operarios para mantener la nave, y solo 250 militares de cuerpos de
asalto. John empezó a sospechar. Una nave muy pequeña, del gobierno, tan lejos de las rutas
habituales y sola. Abrió la pantalla de datos del espía y le ordenó leer el número de la nave.
Cuando lo tuvo se levantó y salió de la cabina de control de la nave. Siguió recto unos veinte
metros y entró en una habitación que había a la izquierda. Era una habitación de seguridad, y
para entrar tuvo que firmar con la retina, meter una clave y dar confirmación vocal. Después de
ese proceso la puerta se abrió. Era una habitación llena de pantallas, en la que salían multitud
de datos, de 1 y 0, y un gran sillón en el centro con seis pantallas y dos teclados delante. John
se sentó y empezó a teclear con rapidez. Después de quince minutos consiguió acceder a las
transmisiones clasificadas del gobierno. Al parecer la corbeta estaba realizando unos
experimentos clasificados de alto secreto y de vital importancia para la defensa terrestre. John
se interesó, pero al intentar acceder vio que estaban clasificados como alto secreto. Maldijo por
lo bajo. El no podía acceder a las informaciones más confidenciales, sólo a algunas
informaciones básicas. Bueno -Pensó- pensándolo fríamente lo más probable es que estén
haciendo algún experimento con antimateria, eso explicaría el uso de una corbeta (corta de
tripulación por si había algún problema poder decir que se había estrellado y que no hubiera
mucha gente afectada), rápida y prescindible. Así pensaba el gobierno, si para desarrollar la
antimateria tenían que morir 2000 personas pues 2000 personas menos. Se levantó, cerró la
puerta y volvió a la cabina de mando. Miró la pantalla con la información que le mandaba el
robot. La otra nave aun no lo había detectado, tardaría quince horas en hacerlo. Pensó que
tenía tres opciones, una huir y dejarlos, dos atacar la nave y destruirla y tres, hacerse pasar por
una nave averiada, entrar dentro y enterarse de que hacían. Se decidió por esto último.
Salió de la cabina de mando cinco minutos después, una vez que dejó programadas
las instrucciones de la nave. El plan era fácil. Su nave seguiría en la órbita de una luna de gran
tamaño, lo que le garantizaba muchas horas de tiempo antes de que la detectaran. El cogería
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una de las pequeñas naves que tenía en el hangar y se haría pasar por un averiado, para que
lo recogieran y lo metieran en la nave, no sin antes haber lanzado unos compuesto
adormecedores a los depósitos de oxígeno de la nave (El armamento adormecer era un
invento suyo y nadie más disponía de el), tras dormir a todos los tripulantes exploraría
tranquilamente la nave. Con un poco de suerte y de pericia, sólo tenía que borrar el video de
seguridad y todo su rastro y nadie se daría cuenta de que había estado allí, pensarían que
había algún parásito en la ventilación y que por eso se había desmayado todos.
Entró en el arsenal e la nave. Era una habitación mediana, llena de todo tipo de armas,
escudos y trajes de combate, y en el centro había una especie de brazo puesto en un soporte.
Aquella era la solución a sus problemas, lástima que no pudiera utilizarla. Sacudió la cabeza,
tenía que estar concentrado en lo que estaba, y empezó a equiparse. Iba a ponerse un traje de
combate que había desarrollado él con otra persona, otra persona que...no, mejor no evocar
recuerdos dolorosos. El traje era de una aleación de componentes hecha en un sistema con
una gravedad determinada y con un material sacado de un asteroide que había entrado en ese
universo pero que venía de otro muy lejano, todo eso formaba un material imposible de
conseguir en la tierra o en el espacio. Sólo había 10 trajes como ese en todo el universo. El
traje Medía dos metros de alto y era bastante ancho, llevaba un mini generador eléctrico, un
pequeñísimo depósito de antimateria por si había que viajar por el espacio solo con el traje,
depósito de aire y alimentos para varias semanas, un escudo bastante respetable. Una vez
equipado el traje miró el armamento. El traje era muy versátil, se le podían equipar toneladas
de armamento o de provisiones. Lo equipó con dos cañones aturdidores, unas pequeñas
lanzas que podían dispararse a los depósitos de aire de la nave y todos se desmayarían
durante unas pocas horas. Le puso también armamento no invasivo, principalmente unos
pequeños proyectiles que enviaban esporas que adormecen, por lo que si había alguien que no
se hubiera dormido lo dormiría rápidamente.
Salió del arsenal veinte minutos después, ya completamente equipado y fue hacia el
hangar. En el hangar tenía varias naves para las operaciones de infiltración. Tenía un pequeño
carguero, de los que se usaba para el comercio habitual entre planetas muy cercanos; una
nave-tienda, que iba de planeta en planeta comprando y vendiendo productos variados y que
nunca había utilizado y una nave de asalto rápido, muy rápida y de poca carga (solo servía
para llevar a un máximo de 10 hombres incluidos los pilotos). Para la misión que iba a hacer le
interesaba pasar desapercibido, así que eligió la nave-tienda. La equipó con combustible de
plasma y aire y subió a ella. Después de hacerle un chequeo de rigor cerró las puertas de la
nave y activó los controladores. A continuación se puso a mirar por todas partes en la cabina,
Buscaba el panel de control de nave contenedora, pero no lo veía. Esa nave era “nueva” y
nunca la había pilotado. Maldijo mientras lo buscaba. Ese panel lo llevaban todas las naves
espaciales y servía para cuando entraban dentro de otra nave o se acoplaban al muelle, meter
los códigos de acceso, además de para abrir y cerrar las escotillas en el caso de que tuvieras
los códigos de acceso a la nave. Por fin lo encontró, era un pequeño teclado oculto bajo la
pantalla principal de información. Lo desplegó y metió los códigos de acceso maestro al muelle
de su nave. Dio la orden de abrir la compuerta de tránsito. Esa compuerta era un espacio vacío
entre el espacio y el hangar, para que no hubiera pérdida de aire ni de gravedad. Las naves
más grandes llevaban una pantalla que se moldeaba a la nave, eliminando así la necesidad de
la compuerta de tránsito. Se cerró del todo la puerta del hangar y la puerta del muelle espacial
se abrió, y John avanzó lentamente. Salió al espacio y miró alrededor. Le encantaba el
espacio, el poder vagar libre por el, todas las oportunidades que había en el...todo.
Puso el rumbo de referencia y los rumbos de colisión (unos rumbos adicionales por si
se cruzaban asteroides y objetos en su camino) y aceleró lentamente la nave. Comprobó todos
los propulsores y la potencia que rendían estos. Ajustó algunos que no daban el 100 por cien
de potencia (era un fallo habitual en las naves de plasma, que los motores con el tiempo
perdían efectividad y había que ajustar la potencia que recibía cada motor y ya después ajustar
el porcentaje de velocidad). Una vez ajustado el porcentaje de potencia (el propulsor delantero
izquierdo inferior tenía que estar a un 43 por ciento más de potencia que los otros para el
mismo resultado) aceleró la nave. Era extremadamente lenta, sobre todo comparada con la
suya, pero más no se le podía pedir ya que esa nave (al igual que la mayoría de naves) estaba
propulsadas por plasma, que era una forma de propulsión económica y más o menos rápida,
pero no era tan veloz ni ágil como el propulsor de antimateria que llevaba su nave. Tenía
también la pega de que si pasabas por algún planeta o estrellas que ejerciera demasiada
gravedad era difícil volver a llevarlas a una órbita segura. Accedió desde su traje a su nave y
consultó la información de donde estaba situada la corbeta. Estaba a unas cinco horas, así
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que calculó que ya lo habrían detectado. Accedió a los controles de propulsión y reguló el
propulsor izquierdo que estaba dañado al 18 por ciento de potencia, y el propulsor derecho al
29 por ciento. Después configuró los sub-propulsores y sobre-propulsores, los del lado derecho
al 2 por ciento y los del izquierdo al 79 por ciento. Perfecto, la nave volaba un poco escorada
pero recta. Cogió la radio y puso la frecuencia abierta de comunicaciones, que era la frecuencia
que debía estar siempre activa en toda nave.
-Nave carguero a nave de combate, ¿me reciben? Tengo un problema con el propulsor
izquierdo, imposible llegar a destino, necesito ayuda, me reciben, cambio.
-Aquí oficial de comunicaciones de la Nave Tardiunt, ¿que problema tiene, cambio?
-Tengo un problema con el propulsor izquierdo, necesito un relé y varios recambios
universales, así como una media hora de estancia atmosférica para sustituirlos.
-Negativo, señor, estamos en misión de combate y no se nos permite recoger ni ayudar
a nadie, lo siento señor.
-¿lo siento? ¿Tu ves alguna nave de combate por aquí aparte de la vuestra? Tengo el
propulsor izquierdo roto, si ustedes no fueran aparecido fuera muerto aquí ya que a duras
penas puedo avanzar recto, ¿y me esta diciendo que no te puedo ayudar, que lo siento? ¡Eso
es un asesinato! (John pensó que estaba haciendo una interpretación muy convincente)
-Lo siento señor, pero...
-Ni pero ni nada (le interrumpió John) Hable con su superior, sólo necesito media hora
de atmósfera y un puto relé. ¡O me lo dan o pongo rumbo de colisión con su nave, ya que si
voy a morir por lo menos ustedes morirán conmigo por no haberme ayudado!
-De acuerdo señor, hablaré con él pero no le garantizo nada, manténgase a la espera
-¿Y donde coño cree que voy a ir? si pudiera irme ya me habría ido.
John casi (solo casi) sintió pena por el joven oficial. Le habían dado órdenes de que nada de
contactos y ahora él le pedía ayuda, iría a ver al oficial superior que después de una increíble
bronca al joven oficial, le daría autorización para entrar por caridad y para que una nave muerta
no empañara (aún más) la política del gobierno. Una vez que le dieran un acceso de seguridad
de media hora ya podía lanzar los dardos a los depósitos de aire y entrar cuando estuvieran
todos dormidos, robar la información, editar toda la seguridad para que pareciera un fallo de
falta de aire, y darle una pastilla olvidadora de seis horas al oficial de comunicaciones. La
respuesta tardó media hora en llegar
-Aquí oficial de comunicaciones de la corbeta Tardiunt, ¿me recibe?
-Aquí nave averiada, le recibo
-Tiene media hora para reparar su nave, le mando los códigos de acceso para el hangar
número cinco.
-Recibido, tardaré unas treinta y dos horas y media en llegar a su posición, muchas gracias.
Recuérdeme que le invite a algo
-Es nuestro deber, señor.
John cortó la comunicación. Activó el cortafuegos que había añadido a la nave (por si no podía
dormirlos a todos por algún motivo); el cortafuegos servía para que la corbeta no pudiera
hackearle los controles de su nave y hacerlo volver (era una práctica muy común en los
ejércitos, tener ejércitos de hacker buscando vulnerabilidades para tomar el control de naves
enemigas y dirigirlas o estrellarlas) Accedió también al generador de escudo que había añadido
a la nave cuando la “compró” y lo activó a la mínima potencia, dejándolo programado para que
en cuanto detectara las armas de la nave enemiga se activara con la máxima potencia.
Después de eso repasó su plan otra vez, cuando estuviera cerca lanzaría los proyectiles
pequeños (que la nave detectaría como polvo espacial y no como ataque), dormiría a todos y
entrar y salir sin ser detectado. En caso de que los depósitos estuviera blindados (cosa poco
habitual), tendría que contentarse con fingir que arreglaba la nave y intentar echar un breve
vistazo. Si veía que la guarnición era débil podría atacarla, aunque prefería que no, en
cualquier caso ya lo vería cuando llegara a la nave. Mientras tanto le quedaban unas horas, así
que se echó hacia atrás y esperó.
A las treinta horas ya divisaba claramente la nave. Tal y como ya sabía era una nave
pequeña, demasiado pequeña y demasiado lejana. Lo que le sorprendió fue ver que le habían
borrado los colores del gobierno, la bandera y cualquier seña que identificara a la nave. No era
la primera vez que el gobierno, en su afán por tener siempre el máximo de naves patrullando
hubiera reparado una nave y no se fueran esperado ni a pintarla para volver a mandarla de
misión, aunque no era habitual. Los colores y la bandera, según decían los anuncios del
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gobierno, se llevaban en el corazón y aquella nave no llevaba ni colores ni bandera. Cuando
se acercó un poco más se fijó en los depósitos de oxígeno y maldijo en voz baja, pues estaban
blindados, lo que cambiaba sus planes por completo. Bueno, se contentaría con echar un
vistazo. Conectó la radio y activó la frecuencia de la nave.
-Aquí nave averiada a nave de combate, me reciben, cambio.
Esperó un minuto, pero no le respondían.-que raro- pensó
-Aquí nave averiada, por favor confirmen pase de seguridad que he recibido y autorización a
entrar en su espacio de maniobra, cambio.
Esperó un minuto, luego dos y hasta cinco minutos.
-¿Me reciben? necesito ayuda, respondan por favor, cambio.
Nada, no había respuesta. A los 20 minutos ya había alcanzado la nave y seguía sin tener
respuesta. Decidió rodearla primero para ver si veía algo raro. La nave se veía bien, los
propulsores estaban conectados pero a vuelo de mantenimiento, es decir, lo justo para que
ningún campo gravitacional la atrajera. Voló por la parte delantera de la nave. Se quedó
sorprendido. Dentro de la cabina no había nadie (algo imposible en una nave del gobierno, que
decretaba que siempre y bajo cualquier circunstancia debía haber alguien en la cabina de una
nave militar), pero había algo más. Reguló los impulsores y se acercó todo lo que pudo a la
cabina. Al acercarse vio que los cristales de la cabina de mando estaban manchados de
sangre. Se quedó mirándolos, intentando ver qué había pasado cuando vio que algo se movió
rápidamente en la cabina. Se alejó de la cabina de mando de la corbeta, ya que a esa distancia
un proyectil podía dañar la nave antes de que el escudo se cerrara por completo. Se alejó y
pensó durante unos minutos. La nave había sido atacada, tal vez algún pirata, tal vez algún
ataque con algún virus...Lo más prudente sería largarse de allí, pero desde cuándo el hacía lo
prudente...así que dirigió su pequeña nave a la puerta de carga número cinco. Cuando estaba
encima desplegó la consola y transmitió el código a la nave. Después de 20 segundos las
compuertas empezaron a abrirse. Al menos seguían funcionando en modo automático. Cuando
se acabo de abrir pasó por el filtro atmosférico y vio como se empezó a cerrar la puerta tras él.
El hangar era grande, y estaba lleno de naves. Observó que las pequeñas naves salvavidas
seguían todas en su sitio. Bueno no, todas no, faltaban dos. Aterrizó, activó todas las defensas
de su traje y abrió la compuerta de su nave. Salió al muelle de la corbeta y lo que vio allí le dejó
boquiabierto.
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Capítulo 2: Harry (02 De Febrero de 2135)
El día había llegado. Para la mayor parte de personas aquel era un día normal, se levantaban,
desayunaban deprisa para ir a trabajar, ahorraban dinero para pagar sus abultadas hipotecas...
pero sólo para la mayor parte de personas. Un pequeño grupo de personas iban a reunirse
para tratar de cambiar todo. ¿Por qué habría que cambiar nada? porque vivían en un sistema
en el que la gente era esclava del dinero, y encima de todo vivían con ilusiones de lotería, con
breves ratos de ocio y no se daba cuenta de que una minoría podía hacer lo que quisiera con
ellos, porque esa minoría era dueña de cantidades de dinero inconcebibles para muchas
personas. Y porque el sistema era tan perfecto que la gente no se daba cuenta de que era
esclava, es más, a través de sugestión (utilizando el cine, el teatro...etc.) se alegraban de vivir
bajo ese control, y para eso se iban a reunir ellos, para que todas esas personas dejaran de ser
esclavos. Realmente no eran muchos, pero estaban bien posicionados y era prácticamente la
última esperanza, ya que quien había intentado cambiar algo antes o había muerto o había
construido una nave capital y había huido, pero ellos no, ellos se quedarían para devolver la
libertad al pueblo.
El sonido del teléfono lo sacó de sus pensamientos. Miró su muñeca izquierda, donde aún
tenía la herida de haber sacado el localizador de su teléfono. Las palabras número
desconocido aparecían en su muñeca. Esa era la llamada que estaba esperando. Cerró el
puño y apretó una vez para descolgar. Acto seguido se acercó la muñeca al oído.
-¿Si?
-El saber es pecado -dijo una voz al otro lado de la línea-Y es pecado no saber - dijo el recitando la clave de que podía hablar y no estaba amenazado¿se sabe fecha y hora?
-Si, será en los suburbios, en la calle república número 98. Hay que traer un paraguas. Si crees
que te siguen o hay algo sospechoso llévalo del lado izquierdo. Si todo va bien llévalo cogido
con la mano derecha. ¿ok?
-Recibido, a la hora acordada estaré allí.
-Piensa en las medidas, la resolución 23 ha sido aprobada, mañana se hará público.
Harry se quedó helado, pensaba que nunca llegarían a tanto. La resolución 23 consistía en que
cada persona llevaría un microchip para tenerla localizada en todo momento. La gente había
protestado mucho, pero había muchos a favor ya que en los últimos años habían
“desaparecido” muchos niños y después habían aparecido salvajemente torturados
(probablemente el gobierno estaba detrás de todo eso) y habían culpado de ello a grupos
fanáticos de rebeldes. A ellos, y había gente que lo pedía para que no desaparecieran más
niños, pero si se aprobaba sería el fin de cualquier opción de rebelión, el gobierno sabría en
todo momento la posición de cada uno.
-Recibido, corto.
Y giró la mano para colgar el teléfono. Se levantó del sofá donde estaba echado y fue hacia la
cocina. Pulsó un par de botones en el frigorífico y este se puso en marcha, enviando un vaso,
té y azúcar al microondas y activándolo para calentarlo a su temperatura favorita. Mientras el
té se calentaba Harry pensaba en todo lo que se iba a hablar en la reunión del día siguiente (la
hora acordada eran las 10 de la mañana del día siguiente). Era una reunión muy importante, ya
que iban a acudir todos los cabecillas de lo que ellos llamaban “la rebelión”, además de una
parte de los militares que estaban de su parte para darles protección. Pero realmente no iban
a servir para nada los militares, su mayor protección era que nadie sabía ni sospechaba lo que
se proponían, ni que se reunían. De hecho y por seguridad todos tenían cobertura para estar
en aquella parte de la ciudad a aquella hora. Incluidos los militares, que supuestamente
estaban en un ejercicio de control terrorista. Los puntos del día eran muchos, ya que tenían
que ponerse de acuerdo en que hacer, porque unos pensaban que tenían que construir una
nave capital y huir, otros que una rebelión abierta, otros que intentar llegar al poder
democráticamente y una vez allí hacerlo todo...pero a Harry no le gustaba ninguna de ellas.
Una nave capital era una nave gigantesca, con capacidad para decenas de miles de personas
en la que construían ciudades, bosques y ríos y la gente vivía en esas naves. Desde que
avanzó la tecnología y el gobierno apretó aún más mucha gente había huido en esas naves,
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los planos y el cómo se propulsaban eran secretos y solo había un fabricante de naves que las
fabricara, y siempre de manera anónima. Pero eso era huir, esa no era la solución. Lo de la
rebelión podía ser efectiva pero ¿qué pensaría el pueblo cuando ellos llegaran al poder por las
armas? creerían que ellos son iguales al gobierno, y además, aún con el apoyo del ejército no
era tan fácil derrotar militarmente al gobierno. Y bueno, la opción de acceder
democráticamente ni pensarlo, el gobierno los liquidaría a todos antes. No, ninguna de esas
era la solución, pero el tenía que pensar alguna. Si se equivocaban o si los descubrían tal vez
la última esperanza de que la gente fuera libre se acabaría. Sonó el microondas y le sacó de
sus pensamientos. Fue al microondas y sacó su taza. Por fuera estaba a temperatura
ambiente, pero por dentro estaba llena de té hirviendo. Sopló el té y bebió un sorbo mientras se
sentaba en el sofá a reflexionar. Le encantaba el té, era prácticamente el único guiño al pasado
que había en su casa, y a Harry tomar té le recordaba que aunque ahora estuviera de moda,
era una costumbre desde hacía muchísimos años, los chinos llevaban tomando infusiones
siglos, y eso le ayudaba cuando estaba sobrepasado de problemas, ya que se planteaba que
aunque ahora tenemos muchos problemas y creemos que son nuevos y que nunca nadie se ha
enfrentado a ellos, en realidad la humanidad lleva encerrada en un bucle muchos años.
Muchos países subyugados por otros más poderosos habían sentido esa misma sensación que
el y la cúpula rebelde tenían ahora. Y habían luchado, hasta la muerte, dando hasta la última
gota de sangre por defender su derecho a la libertad, su derecho a decidir, su derecho a vivir.
Pero ahí también estaba uno de los problemas de ese “bucle” en el que la humanidad estaba
metida. La gente luchaba por sus derechos cuando se le daban las herramientas, si, pero no
ejercía sus deberes. Y los derechos no sirven de nada si no se cumplen junto con los deberes.
Deberes como el civismo, la ayuda desinteresada a quien la necesite, la honradez...eran
principios incluso anticuados, y ese era uno de los principales problemas, incluso entre algunos
rebeldes. Y si realmente iban a construir una nueva sociedad necesitaban un sistema que fuera
justo, pero principalmente un sistema donde se educara a los niños desde pequeños en una
sociedad que, aunque hubiera más ricos y menos ricos, todos cumplieran con sus deberes con
la sociedad y todos (hasta los mas pobres) tuvieran lo mínimo para vivir (Una casa, ropa,
comida, algo de ocio…) Y él pensaba empezar cumpliendo. Sus deberes como licenciado,
empresario y cabecilla rebelde eran crear e implantar un sistema justo, donde hubiera ricos y
pobres, pero que los más pobres tuvieran gratuitamente un hogar decente, comida y ropa e
incluso ocio, que era algo indispensable para disfrutar la vida. También habría ricos con
mansiones y clase media, sí pero todo el mundo dispondría de lo básico como mínimo. Con
esos pensamientos se quedó dormido
El teléfono sonó, despertándole. Harry se estiró y miró por la ventana. Maldijo en voz baja, el
sol se estaba poniendo, llevaría al menos dos horas durmiendo. Miró la palma de su mano, en
la cual se habían dibujado una foto y unas palabras. Era María, su novia. Llevaban juntos un
año y medio y aunque ella no sabía nada de que él pertenecía a la resistencia era uno de los
motivos por los que él se había apuntado. María era una persona risueña, alegre, de esa clase
de personas que cuando estas al lado de ellas todo parece ir mejor. Por ella tenía que triunfar,
para que ella pudiera cumplir sus sueños de poder estudiar (María era de una familia de clase
baja y no podían permitirse la universidad). Aunque estaba nervioso por la reunión del día
siguiente y no le apetecía contestar ni quedar, no podía dejar verse raro, así que giró su mano
y se pegó la palma a la oreja
-¿si?
La alegre voz de María se escuchó en sus oídos
-¿otra vez durmiendo hasta tarde bello durmiente?
Harry sonrió.
-Que va, solo estaba demostrándole al sofá quien manda. Y tu que, ¿es que me controlas y
sabes cuando me duermo? porque siempre consigues llamarme cuando estoy dormido.
María se rió
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-Es fácil llamarte cuando estás dormido. Teniendo en cuenta que dormirás unas 23 horas por
día lo difícil es pillarte despierto.
Harry sonrió
-Que graciosa. Dime que querías que tengo que ir a pasear al perro.
-Pero si tu no tienes perro...te llamo para tomar algo esta noche, a las diez en el pub ¿de
acuerdo?
-Muy bien, allí nos vemos, te dejo que voy a ducharme. Un beso. Te quiero preciosa.
-Yo en vez de darte un beso te doy un café. -dijo María riéndose-Muy graciosa, luego me lo dirás en persona-Dijo el también riéndose-Chao
-Adiós mi amor.
Giró la mano para colgar el teléfono. Después se volvió a estirazar y fue a ducharse. Una hora
después eran las 9 y media y Harry estaba completamente arreglado y listo para salir. Cogió
su tarjeta de pago, su espray defensivo (por desgracia era indispensable para salir a la calle) y
salió de casa. El pasillo, como siempre, estaba vacío. En aquellos enormes bloques nadie
conocía a nadie. Llamó al ascensor, pero al ver que tardaba decidió bajar andando. Al llegar a
la calle vio que hacía calor, así que cogió el metro. Andando era probable que lo atracaran y
en el autobús podía cocerse de calor. La inseguridad era algo casi habitual en las grandes
ciudades, y Harry pensaba que a la mayoría de ladrones no se les podía culpar porque mucha
gente no tenía la opción de conseguir un trabajo por sus orígenes o su formación, así que
tenían que vivir como podían. De hecho el hermano de María estaba en la cárcel por robar
comida de unos grandes almacenes para alimentar a su familia y según pensaba Harry, nadie
debería ir a la cárcel por intentar alimentar a su familia. Ellos se encargarían de cambiar eso.
Tenían que conseguirlo, por toda esa gente.
Entró en el metro y mientras esperaba que llegara miró las pantallas informadoras que
había. Eran unas pantallas que emitían noticias, pero siempre (como todas las noticias) estaba
influida por el gobierno. Estaban informando sobre ataques a personas que venían desde el
laberinto de las alcantarillas. En un video grabado por un video aficionado se veía a varias
personas salir de una alcantarilla, coger a varios hombres, dormirlos con un espray y llevarlos
con todo lo que llevaban para las alcantarillas. En la noticia decía que estaban desaparecidos,
que se daban por muertos, que tras registrar las alcantarillas no habían encontrado nada y que
era un grupo que pertenecía a los Uruk. Que se sospechaba que tenían conexiones con los
rebeldes que querían derrocar al gobierno. Siguieron con la noticia y luego sacaron otro video
grabado con una cámara de seguridad que se veía otro ataque. Partía también de una
alcantarilla, atacaban a dos mujeres, y se veía como las violaban salvajemente y las
golpeaban, después le cortaban una mano a cada una y volvían a las alcantarillas. Harry no
pudo dejar de fijarse en eso. Aunque decían que el ataque había sido realizado por la misma
tribu, los peligrosos Uruk, Harry no lo creía. Los Uruk eran peligrosos y asesinos, cierto, pero
solo eran supervivientes. No disfrutaban con la maldad. Los que habían atacado a las
mujeres... Solo lo hicieron para violarlas y torturarlas, no para conseguir nada de ellas, y el
hecho de que fuera sido en un sitio con una cámara de vigilancia...Probablemente el gobierno
estaría detrás de todo eso. Se quitó la idea de la cabeza mientras se bajaba en su parada.
Llegó al pub donde había quedado con maría y la esperó en la puerta. Como no, ninguno de
sus amigos había llegado todavía, y María mucho menos. Seguramente María llegaría la
última, como siempre. Mientras los esperaba miró alrededor. Aquella era una zona de marcha y
estaba llena de personas que se divertían. Como siempre que estaba esperando, recordó las
nociones básicas de la academia de espías (la cual no acabó aunque fue un alumno
prometedor) y empezó a fijarse en todo. Una pareja que iba cogida de la mano, él la cogía a
ella con gesto posesivo por lo que probablemente él fuera muy celoso, tres amigos que iban
andando y viendo el tono entre ellos y el lenguaje corporal estaban liados entre ellos tres, algo
muy mal visto por el GUT (gobierno unido de la Tierra) que solo creía que estaban bien las
relaciones a dos personas. Así siguió un rato hasta que vio algo que le llamó la atención. Miró
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con disimulo pero no, algo no cuadraba. Había dos hombres sentados en un banco cerca de
donde el estaba, supuestamente estaban hablando y riéndose, hasta ahí todo normal, pero se
había dado cuenta de que no le quitaban el ojo de encima. Ando hasta doblar la esquina y
esperó. Tal y como había sospechado habían echado a andar, aun hablando y riéndose y se
habían cambiado de banco. Mientras se cambiaban miraban a un grupo de mujeres que había
cerca. Eran buenos, pero para Harry no cabía duda: lo estaban siguiendo. Enseguida se
planteó que quería decir aquello. ¿lo habían pinchado como miembro de la resistencia? ¿lo
estaban siguiendo por precaución? ¿Sabrían algo del día siguiente? Aunque era arriesgado
tenía que informar a la resistencia de ello y averiguarlo. Miró alrededor y vio a un grupo de
borrachos, muchos de ellos sin camiseta, que salían de la puerta del bar que había justo detrás
de él. Miró de nuevo a sus perseguidores y en un momento que no lo estaban mirando se
mezcló con el grupo de borrachos. Se quitó la camiseta y se hizo el borracho, algunos de ellos,
borrachos como cubas le pasaron el brazo por encima y juntos se alejaron cantando. Vio como
se levantaban los dos agentes del banco (ya no le cabía duda de que eran agentes) y miraban
para todas partes, aun disimulando pero buscándolo. Cuando ya estaba lejos y creía que no lo
iban a encontrar se giró para comprobarlo por última vez y sus ojos se cruzaron con los de uno
de los agentes. Estuvieron unos segundos quietos, mirándose a los ojos, hasta que se impuso
el sentido común y echó a correr. Mientras corría miró hacia atrás y vio que lo seguían los dos
agentes. Iba corriendo por el parque central, que era muy grande y lleno de vegetación, por lo
que no debería ser difícil despistarlos. Pensó rápidamente. Si lo seguían era porque iban a
capturarlo, probablemente para torturarlo (aunque no era legal el GUT lo hacía habitualmente)
y sonsacarle la información. Pasó su mano derecha sobre la palma de la izquierda para activar
el teléfono y avisar a la resistencia que no se reunieran, que tenían un topo y miró hacia atrás
para ver cómo de cerca venían, y se paró. Los dos agentes estaban tendidos en el suelo. Pero
antes de que le diera tiempo a nada la tierra desapareció bajo sus pies y ya no vio más.
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Capítulo 3 (TOK) (03 de Febrero de 2135)
Por fin habían capturado una rebelde. O al menos Tok estaba seguro de que lo era, y
pensaba sacarle la información a cualquier precio. Sabían que el novio de la chica, Harry, era
miembro activo de la resistencia, así que Tok pensaba sacarle toda la información a la chica
mediante tortura y luego utilizarla para que Harry les hiciera de espía. Recorrió los pasillos de
la unidad 23 mientras pensaba en qué torturas le haría. Esa era la ventaja de Tok, que era
agente de una unidad que oficialmente no existía, la 23, y tenían permitido torturar, violar y
eliminar a cualquier sujeto sin dar demasiadas explicaciones. La sede de la unidad estaba bajo
tierra y la entrada estaba oculta y disimulada para que nadie supiese de su existencia. Ellos
eran los encargados de los “asuntos sucios” del GUT, de mantener la paz para ellos, de
eliminar a los rebeldes y demás basura y recabar información utilizando cualquier medio, legal
o ilegal. Así era como Tok, uno de los agentes más jóvenes (sólo tenía 23 años) había logrado
lo que ninguno de sus compañeros habían podido, capturar a un miembro de los rebeldes. Los
rebeldes eran los enemigos más difíciles con los que la unidad 23 se había enfrentado.
Cifraban con nuevos lenguajes sus comunicaciones, utilizaban muchos intermediarios que no
eran rebeldes para enviarse mensajes, hacían vida pública normal (lo cual dificultaba mucho el
localizarlos e identificarlos) y muchas medidas más que tomaban para no ser detectados, pero
a Tok se le ocurrió una idea que a nadie se le había ocurrido. Pusieron miles de sensores
nanométricos en tazas para el café, y los programaron para que al detectar determinadas
palabras se activaran, grabaran todo y lo enviaran a la unidad 23, y para asegurarse que se
distribuían las tazas por las zonas donde suponían que se reunían los rebeldes capturaron y
violaron a la hija de un famoso distribuidor, y le mandaron el video. Desde entonces él hacía lo
que les pedía, distribuía las tazas pinchadas (aunque lógicamente él no sabía que estaban
pinchadas) y ellos le dijeron que o les hacía caso o volverían a llevarse a su hija. Su hija que
cuando la entregaron la había violado media organización y probablemente estuviera
embarazada. Ya le habían avisado que si estaba embarazada ya podía ir pensando alguna
historia (en el gobierno del GUT no se podía abortar bajo ninguna circunstancia, iba en contra
de los valores del gobierno). Y así fue como capturaron una conversación comprometida del
novio de la chica, Harry, con otro rebelde. Una vez pinchados fue muy fácil seguirlos,
averiguarlo todo sobre ellos y trazar un plan de acción. En el caso del otro rebelde, que era una
persona solitaria que no tenía a nadie, sus compañeros no habían sabido cómo actuar, pero
Tok se había percatado de que en su casa tenía un gato al que trataba con mucho cariño. Sus
compañeros se rieron cuando el les conto su plan, pero cuando cogió el gato, un video
grabador, y grabo mientras golpeaba salvajemente al gato (siempre con cuidado de no
matarlo), lo sujetaba, le cortaba una garra, luego otra... y después cogió y fue a ver al dueño, le
enseñó el video y le dijo que ya podía colaborar si no quería recibir videos y trozos de gatos
dos veces por semana. Y lo hizo, porque les había dicho lo poco que él sabía, que había una
reunión próximamente y que en ella estarían todos los cabecillas rebeldes.
Pero Harry era diferente. Era un miembro de mucho más nivel dentro de los rebeldes, y su
información podría ser vital pero el análisis psicológico indicaba que no se inclinaría ante nada
ni nadie, que no cedería, que moriría. También indicaba que la tortura a la novia no sería
eficaz, que sólo afianzaría su odio contra el GUT pero que no conseguirían hacer que cantara,
pero Tok no lo creía.
Llegó a la puerta de la habitación del cariño, que era como ellos llamaban a las salas de
tortura y violaciones. Eran unas salas muy completas, porque había varias cámaras de video
(para poder mandar luego un montaje con las mejores escenas de la tortura a la familia o
pareja de las víctimas y que así colaboraran), tenían una silla en el centro en la que el sujeto
estaba atado. Pero la silla era convertible en cama, para poder torturarlo cómodamente. Había
instrumental de tortura en las paredes, tal como bates, bisturís y un sin fin de artilugios más.
También había una estantería con varios productos inyectables que producían dolor,
anestesiaban e incluso tenían un producto que hacía que las mujeres sintieran un irrefrenable
deseo sexual. Era un producto muy tóxico (no podía utilizarse con la misma persona más de 1
vez cada 5 días si no querías matarla) pero era muy eficaz a veces enseñarle a alguien un
video de su mujer gritándole y rogándole al torturador que se la follara. Con las personas de
mente débil solía suponer el toque definitivo para que sucumbieran. Pensando aun en qué
“juguetes” iba a utilizar entró a la habitación donde estaba la muchacha. Además tenía interés
en conocer a la muchacha que tenía un novio que era el principal cabecilla rebelde y un
padre... su padre. Le había costado mucho acceder a la información del padre de ella, porque
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era confidencial pero le había sorprendido quién era su padre. Su padre era una de las pocas
personas que Tok respetaba, pensaba mientras entraba en la habitación.
La muchacha estaba atada de pies y manos y tenía la cara tapada con un saco. Debajo del
saco sobresalía un largo pelo rubio. Cuando entró y cerró la puerta tras de él ella levantó la
cabeza. Tok se quedó quieto sin hacer ruido para inquietarla y para que hiciera las típicas
preguntas inútiles.
-¿Quien eres? ¿Porque me haces esto? (Ella bajó la cabeza un momento volvió a levantarla.
Tok hubiera jurado que debajo del saco estaba sonriendo) Tío, me gusta el sado y jugar, pero
esto ya es colarse un poco, ¿No crees?
A Tok le sorprendió su aplomo. Atada de pies y manos, sin saber dónde estaba ni porqué
estaba allí, con la cabeza tapada y bromeaba. Menuda mujer. Seguro que le iba a dar
problemas (y no se imaginaba cuanta razón llevaba)
-Mi nombre es sigue -Dijo mientras paseaba alrededor de ella- Verás María, tu y yo vamos a
hablar y tu me vas a contar todo lo que yo quiera saber - Miró la mesa, cogió unos alicates de
punta fina y se volvió hacia la chica-porque si no lo haces-le pellizco un dedo de la mano con la
punta de los dedos, con lo que ella empezó a preguntar que qué hacía y a moverse y
zarandearse- te castigaré.
Y mientras decía castigaré le pegó un fuerte pellizco. María chilló con toda sus fuerzas,
mientras Tok mantenía el pellizco cogido. Ella se intentaba mover, quitárselo, pero estaba muy
bien atada y no tenía movimiento para liberarse. Tok contó hasta quince y entonces lo soltó. En
el dedo tenía un fuerte hematoma. Ella sollozó unos instantes y empezó a hablar.
-¿Que te crees, que soy una mujer débil?¿que te voy a suplicar por mi vida? Me da igual seas
un puto Uruk, un gilipollas del gobierno o un asqueroso rebelde. Te vas a ir a la mierda porque
no pienso suplicar, no disfrutarás nada. Y ahora sigue torturándome o viólame, que solo con
escuchar la voz de maricón que tienes no se yo que será peor, si tus herramientas de tortura o
tu polla.
Tok se quedó estupefacto, pero siguió caminando lentamente alrededor de ella sin contestar,
para que ella no lo notara. Era la primera vez que tras el saludo (ese procedimiento de
empezar con un dolor muy fuerte pero sin daños a medio ni largo plazo solía servir para que
todo el mundo cantara de primeras) le soltaban una perorata de ese tipo, y encima que lo
insultaban. Maldita mujer. Lo sacaba de sus casillas, lo cual no era habitual. Tok era una
persona fría, racional y calculadora.
-¿que pasa? -siguió la mujer- ¿te ha comido la lengua el gato? ¡Maricón!
Tok se cabreó, se acercó y le dio un fuerte puñetazo, que aunque el saco de la cara debió de
parar algo tuvo que dolerle bastante. Intentó seguir razonando para ver como sonsacarle algo a
aquella mujer, había dicho algo que le había llamado la atención...
-Mi sobrina - Siguió la mujer- tiene más cojones pegando que tu. Vaya mierda de ostia me has
dado.
A Tok aquella mujer lo sacaba de sus casillas, lo cual tenía mérito porque no era fácil hacer
que Tok perdiera los estribos. Se acercó a ella y le pegó otra ostia en la barriga, que hizo que
la chica se retorciera y se callara un momento, lo que dio tiempo a Tok para pensar. Lo que le
había dicho que le había llamado la atención era que le daba igual que fuera un “asqueroso
rebelde”. O mentía muy bien o esa mujer no sabía que su novio era rebelde. Decidió seguir
probando.
-Se te ha visto en compañía de rebeldes, de gente no adecuada. Dime sus nombres y sus
planes.
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Ella levantó la cabeza
-Entonces… ¿Eres un gilipollas del gobierno? ¡Tonto! Te has equivocado, yo no se nada de
rebeldes, ni de nombres ni de planes ¡Tonto! y ahora suéltame y haz tu trabajo de verdad.
A Tok esa mujer lo sacaba de sus casillas. El la estaba torturando a ella y ella lo estaba
insultando a el. Decidió demostrarle quien mandaba.
******NOTA DEL ESCRITOR: CAPITULO NO ACABADO******
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CAPÍTULO 4: JOHN (Algún día de Febrero de 2135)
La nave estaba llena de trozos de personas. Se veían cadáveres enteros, montones de
manos cortadas todas juntas, otro montón de lo que parecían pulmones...era horripilante. Las
paredes estaban también llenas de sangre y disparos. John se fijó en todos los detalles.
Primero creó un perímetro visual y confirmó que dentro de su rango visual no había ningún tipo
de amenaza. Se rango visual abarcaba la mayor parte del hangar. Después se fijó en los trozos
de cuerpos que había. Habían arrancado el uniforme de todos, por lo que no pudo ver si eran
científicos o militares. Se fijó en las paredes. Los disparos estaban dispersos por todas las
paredes, pero en la pared que había disparos estaban todos muy concentrados, por lo que
tanta puntería tenía que ser obra de muy buenos tiradores. No era habitual tanta precisión en
los soldados normales. Observó la sangre del suelo para ver si podía deducir donde habían
muerto para saber desde donde les vino el ataque, pero el suelo entero estaba lleno de sangre.
Vio que había unas escaleras que subían a la parte superior del hangar, a la zona de cápsulas
de escape y al interior de la nave. Subió las escaleras con cuidado de no pisar ningún trozo de
cuerpo, lo que no era fácil. Cuando acabó de subir giró a la derecha. Delante de él tenía las
cápsulas de salvamento a su izquierda y el pasillo de acceso a la nave a la derecha. Miró un
momento abajo para ver el hangar en su totalidad. Por detrás de la salida de su nave había
más restos de cuerpos. Vio que había un montón con uniformes. Se fijo donde estaban y
amplió con su visor la imagen. Eran uniformes de la unidad de operaciones especiales. Esa
unidad del ejército era muy pequeña, contaba con solamente unos 900 hombres, pero eran
hombres que se dedicaban únicamente a ser los mejores. Eran buenos en estrategia,
supervivencia, tenían reflejos sobresaliente...eran lo mejor. Esa unidad era la que tenía 10
trajes como el de John, los únicos 10 trajes que tenía el gobierno. Volvió hacia el pasillo.
Dobló la esquina y analizó el pasillo. Estaba lleno de cadáveres, estos estaban enteros. Eran
unos 20 hombres. Por lo que veía John estaban en dos líneas defensivas, escondidos tras...no,
no podía ser. Los hombres estaba escondidos tras otro soldado que llevaba un traje como el de
John. El traje estaba destrozado, además de tener un montón de arañazos tenía un agujero de
unos 20 cm de diámetro a la altura del pecho. Justo donde estaba el generador de escudo. El
corte era irregular, como si lo hubiera hecho una garra o una cuchilla grandes, pero ¿que garra
o cuchilla medía 20 cm de diámetro? ¿que había en una nave capaz de atravesar el escudo del
traje? ese traje podía soportar los impactos de los grandes cañones de plasma, ¿que había
podido destrozarlo de esa manera? Luego tendría que averiguarlo, de momento se aseguró de
que todo estaba siendo registrado en video, para luego poder analizar todas las imágenes
detenidamente y siguió mirando. Se fijó en los otros cadáveres. Todos estaban muy dañados,
tenían muchos cortes como de cuchilla, algunos de ellos estaban decapitados. Además se dio
cuenta de que también llevaban uniformes de los hombres de operaciones especiales.
Evidentemente se habían puesto allí para cubrir la retirada de todo el personal de la nave a los
muelles de embarque de las naves salvavidas. Por eso esas naves se diseñaban así, que el
único acceso al muelle de carga y salvamento era un pasillo estrecho, para que fuera
defendible en caso de ataque. Miró la pared de enfrente. Estaba prácticamente destruida. Las
armas de la unidad de operaciones especiales eran bastante poderosas, y el uniforme blindado
tenía armamento aun mas pesado, y por lo visto lo habían utilizado todo. ¿Que habría sido
capaz de destruir un uniforme de combate altamente blindado, a 20 hombres que eran de lo
mejor que había en el ejército, mutilar al resto de la fuerza de la nave, y además hacerlo en
menos de 30 horas? Porque él había establecido contacto 35 horas antes y todo estaba bien.
Y algo había atacado a la nave desde dentro, y había arrasado un traje blindado, dos líneas
defensivas de soldados de élite y la última línea de cobertura de los soldados del hangar. Y lo
había hecho en sólo 35 horas. Se volvió y observó las cápsulas de salvamento. En la puerta
de una de las dos que se habían lanzado había unas manchas de sangre. Probablemente
estuviera herido alguno de los ocupantes. Miró las cápsulas. No eran muy grandes, solo tenían
soporte de vida para unas 5 personas como máximo y su alcance y propulsores eran muy
limitados. Típico del ejército. Se volvió al interior de la nave y siguió explorándola. Por dentro
se veían restos de cuerpos desgarrados, mutilados. Algo no había tenido piedad. John
pensaba en los piratas como autores, pero los piratas no podrían vencer a los de operaciones
especiales, y muchos menos a un traje blindado. Llegó a una sala que parecía el comedor y se
fijó atentamente, estaba buscando una mujer para saber si había sido cosa de piratas o no,
porque los piratas se caracterizaban por una cosa: violaban salvajemente a cualquier mujer
que hubiera en las naves que asaltaban. Encontró a varias mujeres que habían estado
comiendo juntas cuando les sorprendió la muerte. Primero observó, la mesa donde estaban
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estaba a unos 15 metros de la única entrada de ese salón, y las tres habían muertos sin que
les diera tiempo a levantarse de las sillas. Miró alrededor, había gran cantidad de cuerpos en
esa misma situación, incluso los más lejanos que estaban en la zona de los sofás habían
muerto sin ponerse de pie. Hizo un recuento con su traje. Cuarenta y tres personas. ¿que
podía matar a cuarenta tres personas de un solo golpe? Además casi todas habían muerto por
marcas de cuchilla. Eran cortes sucios, mas que de mano de un cuchillo de algo cortante.
Volvió a fijarse en las mujeres. No tenían la ropa arrancada, ni tenían signos de haber sido
violadas, ni ninguna mancha de semen por su ropa o sus caras (era una costumbre de piratas).
De repente una alerta de su traje se activó. Había detectado un sonido. Eran sonidos de
disparos y venían de la otra punta de la nave. John dudo sobre si activar el localizador de calor
corporal y vida o no. Si lo conectaba sabría donde había algo vivo en toda la nave, pero
también podrían localizarlo a el fácilmente, además de que el atacante que fuera sabría que se
había sumado a la fiesta. Bueno, probablemente ya lo supiera, así que lo activó de todas
maneras. Le puso un barrido rápido y a la mínima potencia. Para esa pequeña nave bastaría.
El localizador detectó unas 30 personas encerradas en una habitación, era la antesala de la
caja fuerte de la nave, en esas naves militares en la caja fuerte (que era del tamaño de un piso)
se guardaban los proyectos secretos hasta que era necesario utilizarlos. Se fijó. No había nada
más, las treinta personas estaban juntas. Entonces... ¿a que le disparaban? De repente
empezó a sentirse un poco nervioso, al pensar por qué llegó a la conclusión de que al utilizar
es localizador podían haberlo detectado. Miró alrededor y vio un armario donde se guardaban
los carritos para transportar la comida. Corrió rápidamente y se metió allí. Con el traje cabía
justo, pero en cuanto cerró la puerta se sintió un poco menos nervioso. Era muy raro que el se
pusiera nervioso, llevaba un traje blindado y sabía utilizarlo.-Pero el del otro traje blindado
seguro que también sabía utilizarlo-dijo una vocecita dentro de su mente-. Unos golpes lo
sacaron de sus pensamientos. Los golpes iban in crescendo por lo que era algo que se
acercaba. Eran constantes, así que eran algo similar a pasos. Intentó contar el número de
pasos para saber si era una persona o algún tipo de animal. No podía, eran unos pasos
extraños. La puerta por la que él había entrado se abrió de golpe, golpeando la pared y algo
muy pesado entró en la habitación. John sintió nerviosismo dentro del traje, por lo que ordenó
al traje que quietud y silencio absolutos. Su traje dejó de moverse y no emitía ningún sonido.
El ser (porque ya tenía claro que no era ningún ser humano) entró en la habitación
pesadamente. Enseguida muchos de los sensores de su traje empezaron a advertirle de una
sobrecarga eléctrica. John ordenó al traje medir todas las medidas de los sensores que
estaban fallando y que se desconectaran justo antes de romperse. El ser andaba por el salón,
John lo escuchaba con claridad. Maldijo por no haber dejado ni una cámara fuera para ver lo
que era aquel ser, para ver que podía destruir un traje blindado como el suyo. Pasaron varios
minutos mientras se escuchaba al ser moverse por el salón. Eran movimientos extraños, no
podía contar los pasos, pero mas que pasos parecía que le estaban pegando cuchilladas al
suelo. Probablemente ese ser tuviera algo cortante en lo que le servía de piernas, lo bastante
cortante como para segar un traje como el de John. Al poco rato se volvieron a escuchar las
puertas del salón. John permaneció quieto mucho rato, no se fiaba de que la criatura realmente
se hubiese ido. A la media hora se atrevió a conectar nuevamente los dispositivos de su traje.
La sobrecarga había pasado. Incluso el escudo había tenido problemas de sobrecarga. Los
datos salieron en el visor del casco. Aunque servía todo, había bastantes circuitos dañados.
¿Eso le habría pasado al otro traje?. Pensó que tenía que tenía que llevarse el otro traje para
averiguarlo y poder construir otro traje para él. Probó a activar los sensores acústicos a máxima
potencia. Nada. Como pensaba, la criatura había detectado el sensor de calor, pero al parecer
no detectada otro tipo de sensores. Tampoco parecía haber notado que la nave de el había
entrado en el hangar. Salió del armario con cuidado y con las armas preparadas. Se acordó de
los sensores del traje, de los extraños ruidos y dudó. Podía coger el otro traje, montarse en su
nave e irse, habiendo ganado un importante elemento para futuras batallas, otro traje y casi 50
kilos del material más ligero y resistente que existía. Pero eso no le diría nada de que hacía
aquel crucero allí, no de que era esa cosa. Además, aunque pertenecieran al gobierno, allí
había 30 personas que tenía que ayudar como pudiera. Pensó como hacerlo y se puso en
marcha, Fue al hangar y allí puso las cámaras de las que disponía el traje (que no eran
muchas) en puntos muy distantes y todas enfocando para el centro del hangar. A continuación
cerró su nave y abrió otra. Se detuvo y pensó un momento. ¿Para que grabarlo si podía
capturarlo? asi que cambio el enfoque de todas las cámaras y las enfocó a una nave de
escape. La abrió y preparó, puso varios sensores de calor dentro y salió. Pirateo los controles
de lanzamiento y los configuro para que cuando los sensores internos dejaran de funcionar se
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lanzara la nave. Así, cuando aquel ser entrara provocaría una sobrecarga de los sensores y la
nave se lanzaría con el ser dentro. Una vez estuvo todo listo volvió al armario de los carritos
donde se había escondido, puso su traje a mínima energía, lo sincronizó con todas las cámaras
y activó el localizador por calor que había dejado en la nave. Volvió a ver a los 30
supervivientes en la antesala de la cámara acorazada. Vio la posición, al parecer había 6
defendiendo la posición de entrada, y el resto sentados por la sala. Las cámaras del pasillo
empezaron a fallar. Se desconectó del localizador de calor y se fijó en las cámaras. El ser se
movía muy deprisa, y su campo de interferencia era tan grande que las cámaras se rompían
antes de que le diera tiempo a verlo. Se conectó con la más lejana del hangar. Empezó a fallar
y a verse muy borrosa, pero se intuía una forma que fue hacia la cápsula. Lentamente se
metió en ella. Y la trampa funcionó. La puerta de la cápsula se cerró y la cápsula fue lanzada a
máxima propulsión al vacío con el ser dentro. John respiró tranquilo, aquella cosa, lo único que
en mucho tiempo había sido capaz de inquietarlo acababa de abandonar la nave, así que
volvió a los pasillos de la nave en busca de los supervivientes.
El resto de la nave estaba destrozada. Había arañazos por todas las paredes, los equipos
estaban todos destrozados y cada pocos metros había cuerpos. Cuando llegó al distribuidor
principal (el único espacio abierto que había en las naves militares, todo lo demás eran pasillos
y habitaciones) miró con cautela. En el centro había una especie de tela de araña, con cuatro
capullos en su interior. Al acercarse a ellos sus sensores empezaban a fallar, como cuando el
ser se había acercado a él. Los tocó y tomó una muestra de la tela que los envolvía, porque los
capullos estaban hechos de algún material que su traje no reconocía y no podía tomar
muestras sin dañarlos. miró el plano que había hecho de la nave con el sensor de vida. A unos
metros a la derecha estaba el estrecho pasillo que daba a la antesala de la cámara acorazada.
Entró en él, vio que hacía un giro de 90 grados y tras el estaba ocultos los supervivientes y
tras pensar en la situación de aquellas personas dijo en voz alta:
-Hola, soy un amigo, no soy ningún ser raro ni monstruoso, estoy aquí para ver si necesitan
ayuda, si no me iré y les dejaré en paz.
Una cabeza ensangrentada salió por la esquina y lo miró fijamente durante unos segundos
-¡Jaime! ¡Creía que habías muerto! Entra aquí, rápido, antes de que llegue esa cosa.
John se dio cuenta de que Jaime debía ser el muchacho que había cargado en su nave junto
con el traje.
-Entraré, pero no soy Jaime.
El hombre lo miró extrañado
-Entonces... ¿Como que tienes un traje JH10?
- Es una larga historia. ¿Entro y os ayudo o me voy, chico?
-Pasa, rápido.
John entró en la antesala. Era una habitación mediana, y estaba medio saturada con 30
personas dentro. Tal y como había visto 6 soldados estaba defendiendo la entrada, se dio
cuenta de que eran soldados de élite y de que llevaban un armamento extraño. Había, además
bastantes personas con pinta de ser simples técnicos de la nave y un hombre con insignia de
oficial (podía ser con el que había hablado John 35 horas antes). Al entrar todos se quedaron
mirándolo.
-¿Quien eres? -le preguntó el oficial- y ¿Como has conseguido llegar aquí sin que esa cosa te
destrozara?
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-Mi nombre es John, soy un mercante averiado que contactó con vosotros para reparar mi
nave. Entré y la he reparado, pero después de echar un vistazo hice un escaneo para ver si
había alguien vivo, me escondí porque sentí temor de repente y entró un ser que dislocó los
sensores del traje y sentí temor, algo rarísimo. Entonces le preparé una trampa en una cápsula
de salvamento y picó, y ahora mismo está fuera de la nave, en la cápsula. Y ahora vosotros,
¿que coño ha pasado aquí?
Todos miraron al oficial. El meditó unos instantes y le preguntó:
-Usted es la nave comerciante averiada con la que hablé, ¿verdad?
-Si
-¿Han contactado con usted desde el planeta en torno al cual estamos orbitando?
-No
El oficial se quedó cabizbajo un segundo, después dijo:
-Aunque tiene usted más que contar, porque la historia del mercante es bastante pobre, le
contaré algo, embarcamos desde Gliese 581D, donde está la base de la fuerza espacial del
GUT. De eso hace ya 22 meses. Teníamos que venir a esta zona a hacer unas
comprobaciones y unos experimentos, llegamos hace dos semanas y creamos una pequeña
base científica en el planeta. Dejamos allí uno de los sujetos del experimento y una pequeña
guarnición. Empezaron los experimentos y perdimos contacto con ellos, por lo que pensamos
que los experimentos habían afectado a las comunicaciones, así que enviamos a unos cuantos
soldados para comprobarlo. También perdimos el contacto con ellos y lo achacamos a algún
problema con las comunicaciones, así que continuamos con los experimentos. Pero cuando los
científicos al cargo de la doctora Everdeen, que esta desaparecida, empezaron con el
experimento todos los dispositivos empezaron a fallar. Incluso los soportes de vida daban
problemas, por lo que se activó el protocolo de emergencia. Las fuerzas de las unidades
especiales blindaron el puerto y el acceso a él, así como los principales cruces de pasillos de la
nave, y todo el mundo menos el capitán, los oficiales y los científicos corrió hacia las cápsulas
de salvamento. Los científicos, nosotros (Los oficiales) y los soldados que encontramos por el
camino cogimos los sujetos del experimento y rápidamente los metimos en la caja fuerte, y
salimos justo a tiempo porque al salir la caja fuerte se cerró y se activó el modo de emergencia,
por lo que nadie puede acceder a ella. Para poder acceder a ella esta nave entera tiene que ir
a Gliese 581D, a base lunar y que desde allí la abran. Y después no se más, al ser lo
mantuvimos a raya porque al parecer estas armas que nos proporcionaron los científicos si
logran dañarlo, o al menos espantarlo. No sabemos nada de los otros tripulantes de la nave, ni
si alguno más habrá sobrevivido.
John analizó la información que el oficial le daba. Lógicamente era muy incompleta, pero se
podía deducir que encontraron algunos tipos de restos que, al manipularlos o activarlos atrajo
al ser que arrasó toda la nave. Y probablemente el ser buscara lo que había en esa caja fuerte.
Si había logrado entrar en una corbeta, comprendió John, una cápsula de salvamento no lo
retendría mucho tiempo.
-Escuchadme ahora si queréis seguir vivos - Dijo John- NO soy ningún comerciante, yo vivía en
una nave capitolio y ahora vivo solo, al margen de la ley, del GUT y de las naves capitolio. Eso
quiere decir que no soy ni vuestro amigo ni vuestro enemigo, así que os ayudaré a no ser que
me lo pongáis muy difícil, en cuyo caso me iré. En la nave que he venido podéis venir unas
quince personas. Tenéis que decidir rápidamente quién va a venir y quien se queda. Vamos a ir
a las cocinas y vamos a traer suministros para aguantar unos meses, además de algo para
intentar cerrar del todo la entrada al pasillo. ¿Entendido? -y antes de que le contestaran
añadió-Manos a la obra, vamos a las cocinas mientras decidís quien se viene y quien se va.
Pero el Oficial no estaba conforme
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-Señor, no olvide que aquí yo estoy al mando y se hace lo que yo diga, no lo que un civil como
usted diga.
John lo miró
-Muy bien, si lo prefiere me voy y aquí les dejo. El ser no creo que tarde mas de 15 minutos en
estar aquí otra vez, tiempo más que de sobra para estar lejos de aquí -y se dio la vuelta
haciendo ver que se iba y cuando iba por la puerta se volvió- Suerte -dijo- La necesitarán.
El oficial se quedó plasmado, estaba claro que no se esperaba esa reacción.
-¡Espere señor!, yo no he dicho que sea mal plan, he dicho que tiene usted que aceptar que las
decisiones las tomo yo, ¿de acuerdo?
John sabía que era lo más que podía esperar del oficial, así que aceptó. Odiaba que intentaran
darle órdenes.
-Bien - dijo el oficial - Todos vosotros menos dos guardias y los heridos os venís a las cocinas,
menos vosotros tres - dijo señalando a tres hombres- que vais a ir al almacén y vais a buscar
algo para soldar una puerta.
Todos se pusieron en marcha. Fueron a las cocinas y cargaron toda la comida en latas que
había (que era mucha) así como las raciones de comida deshidratada del ejército, que eran las
mas duraderas. Cargaron también 30 botellas de 25 litros de agua cada una, lo que les daba a
los que se quedaran unos meses de suministros. Lo cargaron todo y cuando llegaron a la
antesala de la caja fuerte ya estaban fortificando el pasillo con el soldador. Cuando estaban
soltando las provisiones el traje de John detecte una alerta de movimiento en el exterior de la
nave, a dos kilómetros aproximadamente.
-Rápido, tenemos que ir a mi nave, ya. El ser está llegando de nuevo a la nave.
-¿Cómo lo sabes? -preguntó uno de los soldados
-En vez de responder preguntas estúpidas, póngase en marcha, soldado -cortó el oficial-Los
científicos y cuatro soldados os vais. El resto de soldados nos quedamos aquí hasta que
eliminemos a la criatura o nos rescaten. -se volvió hacia John- Ahora esta gente es
responsabilidad mía y los estoy mandando con usted. Cuídelos.
-Lo haré, y ustedes resistan. Volveremos a por ustedes.
El oficial se rió
-O nosotros a por ustedes. Póngase en marcha.
John, junto con otras quince personas iban corriendo hacia el hangar. Mientras corrían un
científico se paró al lado de una terminal y se puso a manipularla
-¿Pero que coño hace imbécil?-le increpó un soldado mientras corría al lado suya-¡Corra o le
mataran!
-Tengo que salvar los datos. No se me había ocurrido, pero ahora la nave está en modo
emergencia y con mis claves puedo transferir todo lo investigado a mi dispositivo de
almacenamiento.
John se percató de que eso podría ser importante en el futuro.
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-Ustedes corran y vayan preparando mi nave. Si se ven en peligro utilicen las cápsulas de
escape y yo les recogeré.
Ninguno puso ninguna objeción, y los miraban pensando que era la última vez que los veían,
pero John sabía que era necesario. El científico manipulo durante unos minutos el panel
mientras John lo miraba. No tendría más de 24 años, probablemente era su primera misión. A
John le gustaba, porque a pesar de ser joven mantenía el tipo ante la presión de la muerte y
hacía lo que había que hacer. Mientras pensaba se empezaron a escuchar gritos en el puerto.
-Date prisa hijo - Le dijo al científico - calculo que tienes 40 segundos antes de que ese ser
acabe con todos, venga y nos aniquile. ¿te da tiempo a acabar?
El científico no le contestó, sino que terminó de pulsar unos botones y dijo mientras extraía una
pequeña unidad de memoria
-Ya está.
-Bien, primero dame la memoria que la guarde en el traje, si no se tostará cuando se acerce el
ser ese - el científico se la dio- ahora.... -mientras hablaba se empezaron a escuchar multitud
de disparos que provenían del muelle-Rápido, ven aquí.
Corrieron por el pasillo mientras ya solo quedaba un par de armas disparando. La batalla se
acababa, y volvían a perder los humanos. Vio el comedor donde se había refugiado y no lo
dudó. Cogió al científico y corrió dentro, abrió un armario y metió en el al científico y le ordenó
que no hiciera ningún ruido. Cuando el último disparo se escuchaba el corría hacia el armario
de los carritos donde se había refugiado antes. Cerró la puerta un segundo antes de que algo
se escuchara por el pasillo. Esperó pacientemente unos minutos, hasta que su traje dejó de
fallar. Esa era la señal de que el ser se había alejado. Salió en el máximo silencio posible.
Seguía provocándole temor aquel ser y no sabía porqué. Abrió el armario del científico. Con la
presencia del ser había perdido la entereza y estaba bastante asustado. Cogió al científico y
fue lo más rápido y silencioso que pudo hasta el hangar. Allí estaban los restos de los demás.
No había duda, la parada de aquel científico les había salvado la vida. Todos habían muerto, y
las escaleras y alrededores de la nave goteaban de sangre fresca, recién arrancada de
personas. El científico lo miró aterrado, pero se sobrepuso. Se metió en la pequeña nave, la
cerró y activó el control de la puerta del puerto. Cuando la puerta atmosférica se abrió puso en
marcha los motores de la nave. Le dio la vuelta, entró en la esclusa atmosférica y la cerró tras
de él. Pero cuando cerraba la nave empezó a dar fallos. Los sensores empezaron a volverse
locos y muchas luces de alerta se encendieron en el panel. Cuando miró por la cámara trasera
vio la puerta cerrándose (ya estaba casi cerrada) y, un segundo después, cuando acabó de
cerrarse y la puerta espacial empezaba a abrirse vio con una larga púa de color negro la
atravesaba. Una vez atravesada la púa mutó de color y forma, se volvió verde oscuro y tomó
forma de una especie de maza.
-Vamos, cabrona, ábrete-murmuraba JohnEl ser dio un tirón hacia atrás de la púa que ahora tenía forma de maza y arrancó la puerta
atmosférica de cuajo. Enseguida, para igualar la presión empezó a cerrarse la esclusa
espacial, pero por suerte el aire del muelle empujaba la nave de John fuera de la nave. Miró
por las cámaras mientras todo se sacudía. El ser no se veía, solo se veía su púa clavado en el
suelo unos metros a la izquierda. Pero dejó de verlo porque la nave chocó violentamente con la
puerta espacial y salió por fin al espacio. John puso los controles en máxima potencia, para
alejarse lo máximo posible cuando vió que la nave fallaba. Ya se habían alejado del ser, ya no
era causada por esa extraña perturbación que causaba. Chequeo la nave y vio que el golpe
había provocado que se rompieran los impulsores laterales y traseros. El científico, que al
parecer había salido del shock en el que se encontraba corrió hacia la cabina del piloto
-¿Que pasa?¿por que volamos escorado?
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-Al salir del hangar se han roto algunos impulsores.
-Pero ¿podremos llegar a tu nave?
-Lo dudo, esta nave está muy dañada y mi nave esta a 30 horas de aquí.
-Entonces... ¿Qué vas a hacer?
Antes de que pudiera contestar otra alerta saltó en la pantalla. Estaban siendo atraídos por un
campo de gravedad.
-Maldición, ese planeta nos ha atrapado en su campo gravitacional y no tenemos potencia
suficiente para pasar de largo. ¿sabes qué composición tiene el aire del planeta y que clima?
El científico pensó unos instantes
-oxígeno puro, no respirable. Temperaturas desde - 35 a + 45 grados. Si tuviésemos máscaras
convertidoras podríamos respirar ese aire.
-Tranquilo, por suerte llevo algunas siempre. Mira atrás.
El científico miró en el compartimento y sacó dos máscaras de aire.
-Pero aquí solo hay una máscara.
-Tranquilo, mi traje la lleva incorporada. ¿Como te llamas, por cierto?
-Me llamo Jack. ¿Y tú?
-John, me llamo John. Y ahora Jack ponte la máscara y átate muy fuerte porque vamos a hacer
un aterrizaje bastante brusco.
Todo eso lo decía mientras el planeta se hacía más grande en su pantalla.
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Capítulo 5 (MARTIN) (02 de Febrero de 2135)
Martín luchaba contra el sueño. Miró el reloj. Eran las dos de la madrugada. Se rascó los
ojos pensando que hacer, si dormirse o no. No quería dormirse porque a las tres iban a
desbloquear un escenario de su juego favorito, y quería descargarlo pero estaba ya muy
cansado. Activó su teléfono manual, se acercó la mano a la boca y conectó el chat
-Conectar chat, Lolo.
Lolo era su mejor amigo, que le había dicho que se iba a quedar despierto también hasta las
tres que desbloquearan el mapa. El juego al que ambos jugaban era el último gran éxito en la
consola más popular, la Xps. Trataba sobre unos rebeldes que querían eliminar todo la
humanidad, y era realmente adictivo y entretenido.
El chat lo sacó de sus recuerdos, dio un pitido de que su amigo estaba conectado. Se acercó la
mano a la boca
-Lolo, ¿estas despierto?
Y movió la mano rápidamente arriba y abajo para enviar el mensaje. El teléfono de su manó
vibró en menos de 10 segundos. Se lo pegó al oído para escuchar el mensaje.
-Claro. Ya que estamos esperando, ¿Echamos una partida?
Se acercó la boca a la boca con la postura de hablar.
-Por supuesto. Me conecto ahora mismo.
Y movió la mano arriba y abajo para mandar el mensaje. Después extendió su mano con la
palma para arriba, apuntando a la pared. Movió dos veces para arriba el dedo índice y
después una el dedo corazón, tras lo cual se iluminó en cuadro en la pared y la televisión se
encendió. Movió después dos veces el dedo anular y la consola se encendió. Mientras
esperaba que arrancara el juego escuchó ruidos en el pasillo de casa. Se asomó y se extrañó
al ver a su hermana María fuera. Estaba arreglada como para salir de marcha.
-María, ¿qué haces?
Ella se volvió con esa sonrisa que le caracterizaba
-Voy a tomarme algo por ahí. Pero como sé que mamá se pone nerviosa me he esperado
hasta que se duerma para irme, y volveré antes de que se despierte. Así que acuéstate tú
también, feo.
-¿Como sabes que mamá no se despertará antes?
-Porque se sigue tomando las pastillas para dormir.
-¿Todavía? Ya hace 4 años de....
Pero se interrumpió cuando su hermana le cerró los labios con las manos.
-No hables ahora de eso, venga vete a dormir
-No iba a dormir, iba a echar una partida con Lolo.
-Pues bueno, metete en tu cuarto a ver porno y no hagas ruido igualmente.
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Martín se sonrojó. Su hermana era divertida y atrevida, pero el era muy tímido.
-Yo no -empezó a balbucear, pero su hermana lo interrumpió-Que si feo, pero metete en tu cuarto.
Se acercó a él y le dio un beso en la frente.
-Hasta mañana.
-Adiós. Ten cuidado.
Martín se metió en su cuarto. Su hermana últimamente le tenía preocupado. Desde que murió
su padre su hermana se había comportado de manera extraña. Había sido muy responsable,
había cuidado de él (sobretodo los primeros meses cuando su madre pasaba el día drogada
con las pastillas para dormir, llorando por la pérdida). Pero al mismo tiempo, cuando cumplía
todas las obligaciones que ella misma se imponía se iba, y no volvía hasta alta horas de la
madrugada o incluso el día siguiente. Martin le dijo a su madre que su hermana salía hasta
tarde, que la vigilara y le regañara, que sólo tenía 23 años y que no podía vivir así, y su madre
le respondió que su padre habría sabido qué hacer, que su padre siempre sabía lo que había
que hacer. Su padre...Su padre murió de la picadura de una serpiente, mientras estaba de
acampada con unos amigos. Fue mucha gente a su entierro, incluso un montón de
desconocidos que lloraban su pérdida.
Tanto recordar a su padre le entraron ganas de verlo. Abrió el cajón que había debajo de su
cama y sacó una foto de su padre. En la foto salía con otro hombre y su madre, el día de su
boda. Los tres parecían muy felices. ¿Quién sería aquel hombre? A veces se lo había
preguntado a su madre, ya que salía en bastantes fotos con ella y con su padre, pero después
de preguntarle ella había escondido o tirado todas las fotos salvo esa que tenia, que había
podido guardar Martin, y le había dicho que era peligroso hasta preguntarlo, que olvidara el
tema. Otro ruido lo sacó de sus pensamientos, y su puerta se abrió. Era su madre, tenía cara
de estar muy dormida o muy poco despierta.
-¿Qué quieres, mamá?
-He visto luz. ¿Que haces despierto? -Su madre hablaba con voz como de borracha. Martín
sabía que era efecto de las pastillas tranquilizantes que tomaba-¿y donde está tu hermana?
-Mi hermana está dormida, no vayas a molestarla ahora. Y yo estoy echando una partida con
lolo. Ahora me acostaré, no tengo sueño.
Su madre sonrió
-Te pareces mucho a tu padre. A el también le encantaba quedarse solo, trasnochando
mientras jugaba a la videoconsola. Decía que le relajaba mucho.
Martín vio que su madre estaba descuidada y se le ocurrió probar a sonsacarle algo. Se puso
muy fácil cuando su madre le preguntó:
-¿Qué miras hijo?
Martín le enseño la foto a su madre.
-Estaba mirando a papá. Me he acordado de él.
Una solitaria lágrima recorrió la mejilla de su madre. Después se sentó en la cama de Martín, y
el se sentó a su lado y le enseñó la foto, que su madre recogió con manos temblorosas.
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- Me he fijado que este hombre salía en varias fotos y que parecíais muy contentos con el.
¿Quien es mamá? ¿Es algún familiar de papá? porque tu me dijiste que papá no tenía familia,
y que tu tampoco. ¿Es algún tito? ¿Quien es?
Su madre lloró un rato. Después suspiró y le dijo
- Es tu tito. No de sangre, pero se crió con tu padre y es como si fueran hermanos.
-¿Y como se llamaba?
-John, se llamaba John. Y desapareció antes de que muriera tu padre. Probablemente esté
muerto.
-¿porque está muerto? ¿Adonde fue?
Su madre sonrió tristemente.
-Estoy muy cansada. Mejor hablamos mañana.
-No mamá, mañana no querrás hablar-protestó Martín-.
Su madre lo miró.
-Te prometo que sí. Hay algunas cosas que quiero contarte de tu padre, que debes de saber.
-¿El que mamá?
-Mañana. Te lo prometo.
Se acercó a él y le dio un beso en la frente. Después salió. Martín se quedó pensando en que
le tendría que contar de su padre. Con esos pensamientos en la cabeza se puso a jugar con
Lolo, que estaba esperando. Después de un rato jugando, se descargó el mapa y se fue a la
cama, aún dándole vueltas a la cabeza.
Cuando parecía que se acababa de acostar, un ruido le sobresaltó. La puerta de la calle, que
siempre crujía al cerrarse se había cerrado. Miro la hora, eran las 5 y media de la mañana. No
podía ser su hermana, era demasiado temprano. El miedo empezó a recorrer su barriga y aún
más cuando escuchó una serie de pasos en el pasillo. No sabía qué hacer, pero de repente
tuvo una idea. Se levantó corriendo, pulsó el botón que hacía la cama y se metió debajo de
esta. Justo cuando acababa de meterse su puerta se abrió. Martin notaba el miedo recorrerle la
espalda. No eran imaginaciones suyas, le estaban robando. Pero, ¿Qué les iban a robar? ellos
eran de clase media - baja y no tenían cosas de mucho valor en casa, ni mucho dinero. Los
pies que veía llevaban unas botas negras, de tipo militar. Pasearon por el cuarto un poco y
salieron. Esperó debajo de la cama lo que le pareció una eternidad, tan asustado que no podía
moverse. Tardó mucho rato en reunir fuerza de voluntad para moverse. Cuando salió de la
cama vio que la puerta de su cuarto estaba abierta. Se acercó lentamente, sin hacer ruido,
cuando de repente la ventana de su cuarto explotó en mil pedazos. Miró hacia atrás y vio
como un hombre vestido con un extraño uniforme entró por la ventana. El uniforme no era de
tela, era de algún material entre plástico y metálico. Era de color negro entero, y en la cabeza
llevaba un casco que estaba hecho de cristal. El hombre miró para todos los lados apuntando
primero con su arma, y cuando comprobó que no había nadie más se fijó en el.
-Rápido niño, al suelo-le urgió- no vaya que entren y te descubran. Vuelve a meterte en la
cama.
Martín se sentía bloqueado
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-¿Porque? ¿Quien eres tu? ¿Que hacéis aquí en mi casa?
-Hijo, no hay tiempo para respuestas. Ellos os han descubierto, es demasiado tarde para
camuflaros. Escóndete, intentaré ahuyentarlos. volveré a por tí.
Martín reaccionó y se volvió a meter debajo de la cama. El hombre asomó la cabeza al pasillo y
empezaron a escucharse disparos. El tiroteo no duró más de 20 segundos, pero a Martin se le
hicieron eternos. Después del tiroteo el hombre retrocedió.
-Vamos hijo, es hora de irse.
-Pero... ¿A donde vamos? MI mamá y mi hermana? ¡no pienso irme sin ellas!
Pero no pudo decir nada más porque el hombre se acercó rápidamente a él y de repente perdió
la conciencia.
Martin abrió los ojos sobresaltado y miró alrededor. No reconocía el lugar, no sabía donde
estaba. Empezó a pensar hasta que se acordó. ¡Los asaltantes, su madre y su hermana!. Se
levantó y miró buscando una puerta. Toda la pared era lisa, salvo una pequeña ranura que bien
podría ser la puerta. Fue a tocarla para ver si se abría, pero antes de que pudiera hacer nada
esta se abrió sola. Entraron dos hombres, uno con una bata blanca de científico y otro hombre
armado, con aspecto de militar. Entraron y se quedaron un momento de pie, mirándolo. El
hombre de la bata empezó a hablar
-Hola Martin, soy el doctor Cusac. ¿Te encuentras bien?
-¿Quien es usted? ¿Donde están mi hermana y mi madre? y, ¿Donde estoy? ¿Porque me han
secuestrado?
El doctor se sentó en la cama en la que había estado tumbado Martin
-Siéntate conmigo y te contaré-Martin dudó un momento y se sentó con él- En primer lugar ya
te he dicho, soy el doctor Cusac, el médico de la misión Toparek. En segundo lugar tu
hermana está secuestrada por el GUT, porque han “pinchado” al novio de tu hermana y tirando
del hilo han dado con vosotros. Tu madre desconozco donde esta y si está viva. Y no puedo
decirte donde estas, pero te diré que estás a salvo.
Martin asimiló aquella información
-¿Cómo que mi hermana está secuestrada por el GUT? si es el gobierno, ¿Cómo la va a
secuestrar? Además, ella no ha hecho nada malo. ¿Y mi mamá? Y si la han secuestrado,
¿Porque no llamamos a la policía?
Martin rompió a llorar. No podía creerse nada de aquello. El tenía que haberse levantado tarde,
para poder jugar del nuevo mapa que había descargado. Y ahora su madre estaba
desaparecida, su hermana secuestrada y él… él no sabía ni donde estaba. El doctor Cusac le
pasó la mano por encima de los hombres y lo apretó contra él.
-Llora y relájate hijo. Verás como todo tiene solución. Llamar a la policía no, desde luego. Es el
GUT, la policía les pertenece.
-Pero cuéntame, ¿Por qué la han secuestrado? ¿Quien es el novio de mi hermana para que la
secuestren por el?
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-A ver, el novio de tu hermana digamos que tiene intereses opuestos el GUT, y a tu hermana la
secuestraron en un principio por su novio, pero ahora la retienen porque se han dado cuenta de
quien era tu padre.
-¿Mi padre? se habrán equivocado, mi padre era una persona normal.
El doctor Cusac lo miró fijamente
-Claro, se habrán equivocado. Pero de todas maneras no hay nada que podamos hacer.
Hemos podido salvarte a ti, y si quieres te podemos formar y preparar.
-Pero...Yo quiero volver a mi casa, jugar con mi amigo, intentar aprobar para poder estudiar…
-Todo eso se acabó. Ahora el GUT te tiene en busca y captura. No puedes salir solo a la calle,
te buscan con el protocolo 23, y cualquier cámara que te vea y reconozca tu cara avisará al
GUT. Debes seguir aquí.
-y..¿Que voy a hacer yo aquí?
Martin se sentía perdido. De repente su vida había cambiado para siempre.
-No te preocupes - Le dijo el doctor Cusac sonriendo- no te aburrirás.
Y salió de la estancia dejando a Martín con sus sombríos pensamientos. A Martín, le gustaba
mucho su vida, pese a no tener casi nunca dinero tenía a su amigo, su videoconsola, la
muchacha que le gustaba del instituto...y ahora, según decía el doctor todo se había fastidiado.
Ya no volvería a jugar con Lolo a la consola, ni pasearía por el centro con Nayara, la amiga que
le gustaba, ni volvería a pelearse con su hermana...todo se había acabado. De repente un
extraño sopor se apoderó de él, y se echó en la camina mientras silenciosas lágrimas de dolor
caían por sus mejillas.
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Capítulo 6 (John) (Algún día de Febrero de 2135)
John intentaba comunicarse con su nave para saber la composición exacta de la atmósfera
del planeta y así hacer un cálculo de entrada en la atmósfera. Pero al parecer aparte de los
impulsores, la antena de alta ganancia había sido dañada también al escapar de la otra nave, y
no podía comunicarse con su nave. Y eso era malo, no solo porque no sabía de que estaba
compuesta la atmósfera de ese planeta y no podía calcular el ángulo de entrada en la
atmósfera, sino que no podía ejecutar el protocolo de seguridad de su nave, que haría que su
nave volara hasta él en piloto automático.
-Jack, ¿En que parte del planeta estaba la base?
Jack se acercó a él.
- Estaba en una planicie entre montañas. Lo recuerdo porque la doctora que hizo el estudio me
lo dijo que todas las placas tectónicas de este planeta están en constante movimiento.
-Vale, ¿Sabes si es en el hemisferio norte o en el sur?
-En el hemisferio norte, a la altura de lo que sería el trópico de capricornio en la tierra.
John utilizó los mapas de la nave y finalmente localizó la base. Amplió la imagen. No se veía
nadie fuera. Era más, se veían incluso daños en las estructuras exteriores.
-¿Esta es la base?
Jack miró la pantalla fijamente.
-Si. ¿Que les habrá pasado? ¿Crees que estarán bien?
John no lo creía, pero estaba claro que Jack estaba colado por esa científica de la que le había
hablado. No podía desmotivarlo.
-Seguro. Aunque los atacaran un planeta da muchos sitios donde poder esconderse. Otra cosa,
¿Sabes si disponían de antena de alta ganancia?
-Si, la tenían, pero si te fijas en la pantalla están sin electricidad, la electricidad se genera con
una serie de placas solares que están a 10 kilómetros de la base, en un pequeño altiplano. No
sé qué habrá pasado y qué servirá, pero si queremos utilizar la antena de alta ganancia hay
que activar antes la electricidad.
-Así lo haremos, entonces. Aterrizaré cerca de los paneles solares.
-Pero, ¿Para que quieres la antena de alta ganancia? Aunque tengas tu nave configurada
ninguna nave grande puede entrar en órbita, todo el mundo lo sabe. Si entrara en órbita no
podría volver a despegar.
-Mi nave no es una nave corriente.
Jack se quedó esperando a que añadiera algo más. Como no lo hizo siguió hablando.
-No es nave corriente o no, es que los propulsores de plasma no tienen potencia suficiente
para abandonar cualquier tipo de atmósfera, a no ser que esta sea muy ligera, que no es el
caso. Y no hay otros propulsores que no sean de plasma, al menos todavía
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John prefirió no contestarle. Si le contaba demasiada tendría que liquidarlo luego, y le caía bien
aquel muchacho, a pesar de que era muy parlanchín. Siguió calculando la ruta que creía más
apropiada, hasta que dio con la ruta que parecía más segura para aterrizar a un kilómetro del
centro de energía.
-Y además, ¿Que habrá pasado en el planeta? en principio era una base secreta, ¿Que la ha
atacado? y ¿Porque?
John meditó sobre las preguntas, pero no le contestó.
-Jack, sujétate. Empezamos la entrada a la atmósfera.
Jack salió de la pequeña cabina de mando. John se concentró en los datos que le mostraba la
pantalla de control de la nave. De momento todo estaba bien. Probó nuevamente a contactar
con su nave. Nada, no había respuesta. Volvió a calcular rápidamente la ruta de entrada. Si,
parecía que era la que menos calor iba a generar, solo esperaba que la nave lo aguantara. Fijó
los frenos aéreos al mínimo (Hasta que no estuviera a 10.000 metros de altura no le servía de
nada). La nave empezó a temblar conforme atravesaba las primeras capas de la atmósfera.
Conforme iban descendiendo al planeta temblaba más, y John temía que alguna parte de la
nave no aguantara la presión. Además el indicador de temperatura exterior aumentaba
rápidamente, y ya estaba cerca del límite de calor que podía aguantar la nave. John pilotaba y
observaba los indicadores con calma, puesto que habiendo calculado la ruta más óptima solo
faltaba esperar que no se hubiera equivocado y seguirla, pero se dio cuenta de que se había
equivocado cuando una luz roja se encendió en el panel de instrumentos.
-Mierda-dijoLa luz que se había encendido era la del escudo térmico. AL parecer el calor que estaba
recibiendo era excesivo y no aguantaba bien, estaba a punto de fallar y si fallaba a tomar por
culo John, el científico y todos. Reguló un poco los impulsores y siguió observando el indicador
de temperatura exterior, que seguía subiendo. Otra luz se encendió en el panel, pero esta no
era tan mala. Era la luz que indicaba que, aunque siguieran en la reentrada ya se podía
analizar la atmósfera y la gravedad. Lo hizo, la atmósfera, como le había dicho el científico no
era respirable, si había protección ultravioleta, y la gravedad era un poco más pesada que la
de la tierra. Eso los cansaría antes. La temperatura era un poco baja, pero si salían vivos no
tendrían problema para moverse por el planeta. Un grito de Jack lo sacó de sus pensamientos.
-¿Que pasa?-Preguntó John-Que, aunque cueste decirlo, me da mucho miedo volar, y mas con estas ligeras turbulencias.
John no pudo evitar reírse.
-Tranquilo, ahora te traigo tu bolsa de cacahuetes que te relajes.
John siguió pilotando mientras las vibraciones seguían creciendo. Varias luces rojas se
encendieron en la pantalla, pero eran fallos que, de momento, no le preocupaban. Miró el
indicador de temperatura y el de altitud. Faltaba muy poco para llegar al punto en el que habían
completado la reentrada y dejaría de calentarse tanto la nave, pero ya estaba en el límite de
temperatura.
-Vamos cabrona, siempre hacen los limites de temperatura para saltárselos un poco, venga
cabrona.
El indicador subió un poco más, hasta superar lo rojo y de repente, tras una última sacudida la
nave dejó de temblar violentamente. Habían pasado el punto crucial y ya estaban en vuelo
atmosférico. Miró su posición relativa al planeta. Se habían movido unos grados al sur, pero no
mucho. Iban a aterrizar, si tenían suerte, a un par de kilómetros de los paneles solares.
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-John, ¿como va eso?
-Bien Jack, sobreviviremos por lo menos a la caída.
La nave cayó con gran estruendo. John y Jack salieron con algún trabajo de ella. Habría unos
20 grados de temperatura, bastante calor. Miraron a su alrededor. El paisaje era yermo, todo el
suelo y los montes de alrededor eran de un color rojizo, El cielo era de un extraño color
morado. Se volvieron a mirar la nave. Habían tenido suerte de salir ilesos, la nave estaba
completamente destrozada tras la reentrada.
-¿Dónde estamos?-Preguntó Jack
-Hemos caído un kilómetro y medio al sur de los paneles solares. Ese será nuestro primer
objetivo, para restablecer la energía, así que en marcha.
Se pusieron en marcha y descubrieron para su pesar que la gravedad del planeta era bastante
superior a lo que esperaban, así que el paseo se hizo bastante largo sobre todo para Jack, que
no llevaba el traje. Andar recto costaba el mismo trabajo que subir una cuesta muy empinada
en la tierra.
-Maldita gravedad-Protestó Jack-No es la gravedad, eres tu que has descuidado tu tipo-Rió John-Si, muy gracioso. Dame tu traje y me dará igual la gravedad.
A la media hora vieron por fin el parque solar. Eran unas 30 placas auto-motorizadas que
miraban hacia el sol. Había algunas cajas entre los paneles tiradas de cualquier manera, y un
vehículo solar que agujeros de bala. John y Jack se miraron.
-Tengamos cuidado.
John hizo un escaneo de baja frecuencia. SI aquel ser estaba cerca necesitaba saberlo, pero
no estaba cerca. Pero no detectó ningún ser vivo, detectó algunos restos orgánicos
(probablemente los conductores del vehículo solar) y ya esta.
-Aparentemente no hay nada.
Llegaron al lado del vehículo solar y Jack se montó en el
-No tiene la tarjeta de arranque, pero voy a ver si puedo arrancarlo.
Mientras John miraba con cuidado los disparos del vehículo. Venían todos de la misma
dirección, desde la parte contraria de la que ellos habían llegado. Miró y vio que había algunos
cuerpos allí. Cada uno había muerto de una manera diferente. Algunos tenían agujeros de
bala, otros desgarros similares a los que había encontrado en la nave. Había además dos tipos
de uniformes diferentes. Unos eran de soldados y científicos del GUT. Otros llevaban uno
trajes extraños, fabricados de un material que el traje de John identificó como Cromo. Cogió
uno de los cuerpos y lo levantó. Tenía disparos en el pecho, pero lo que le había matado era
un certero disparo en la cabeza. Los disparos del pecho aparentemente no le habían hecho
daño, ya que el traje parecía tener algún tipo de blindaje. El cuerpo llevaba además un par de
herramientas cogidas en el chaleco que John no identificó. Soltó el cuerpo y miró otro, pero no
le aclaró mucho más. Llevaba el mismo tipo de chaleco, las mismas extrañas herramientas,
solo que este había muerto con la cabeza atravesada por algo punzante. Pero había algo
curioso. Algo (probablemente el ser que había en la nave) había intentado abrirlo en canal y
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ese traje se lo había impedido, y había muerto porque llevaba la cara descubierta. El grito de
Jack lo sacó de sus pensamientos.
-John, ya tengo el coche listo. Sube que crucemos el campo solar hasta el panel de activación.
John le quitó el traje al cadáver y se lo lanzó a Jack.
-Póntelo.
-¿porque?
John lo miró. No soportaba las preguntas estúpidas.
-Lo llevaba ese cadáver y aparentemente te protegerá de las armas de fuego y de los arañazos
del ser que había en la nave.
Jack se lo puso, se subieron al coche y cruzaron el campo solar. Dentro del campo había
bastantes cadáveres de soldados, ya que, según dedujo John saltaría alguna alarma en la
base y la mitad de los militares habían ido a defender su fuente de energía.
-Aquí parece haber muchos cadáveres, ¿quedará alguien en la base?
-Si, aquí la mayor parte de los cadáveres son de soldados, tal vez la mitad de la guarnición de
la base.
Llegaron al panel de control del campo solar y bajaron del coche. Alrededor del panel había al
menos 20 cadáveres de soldados del GUT y 3 cadáveres del uniforme extraño. Se fijó en el
panel, estaba destrozado. John lo miró detenidamente.
-Este panel ha sido destruido por una granada.
-Pero-dijo Jack- ¿por qué iban a destruir los soldados el panel de control de su propia base?
-No lo sé, pero está claro que por esto no funcionaban las comunicaciones. Y probablemente
llegó la nave que mandaron desde la corbeta, se encontraran con esto y decidieron explorar y
volver a la corbeta. Pero algo les impidió informar y volver.
De pronto un ruido les llegó desde el aire. Miraron y vieron una cápsula de salvamento que
empezaba a caer hasta donde ellos estaban. Jack, extrañado, dijo:
-¿serán los de la nave que hayan escapado al final?
Pero John no lo creía. Activó los sensores de su traje y analizó la nave. Dentro había algún tipo
de forma de vida, pero sus sensores sufrían distorsiones al intentar analizarla. Y eso solo le
había pasado en aquella corbeta.
-No Jack, es un problema mucho más grande. En esa nave viene ese ser.
Y se sintieron desprotegidos. Allí, solos en mitad de aquel planeta, sin ninguna nave en la que
escapar, sin tener ninguna opción de abatirlo, sin ningún sitio donde esconderse, se quedaron
abatidos, esperando que la nave llegara a tierra y que no fuera muy doloroso. Cuando estaba a
punto de llegar a tierra una voz les llegó por la frecuencia planetaria.
-Eh ustedes, los dos subnormales que están ahí mirando caer la nave, ¿quieren sobrevivir o
prefieren quedarse disfrutando de las vistas?
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Capítulo 7 (MARTIN) (05 de Febrero de 2135)
Martin seguía pensando que el doctor le había mentido. Llevaba 4 o 5 días encerrado en la
misma habitación. Era una habitación pequeña, con una cama y un pequeño baño. Las
paredes eran blancas y la cama y las sábanas también. Tenía un pequeño televisor con varias
películas antiguas. Cuando lo vio Martin pensó que podría conectarse a internet por el televisor
y pedirle ayuda a la policía, ya que el creía que estaba preso pero tenía internet cortado.
Mientras pensaba en su madre y su hermana sonó el ruido de un pequeño motor. La habitación
tenía una trampilla que era por donde le enviaban la comida. Cogió la comida y la probó.
Estaba buena y empezó a comer con ganas. Llevaba todo el tiempo que llevaba encerrado
pensando en su madre y su hermana y llorando porque no sabía nada, si estaban bien o no, ni
donde estaba él, y echaba todo de menos. A su loca hermana, a su madre, a su padre...y tanto
llorar le había quitado el hambre durante días. Mientras comía le daba vueltas y cuanto más lo
pensaba más le parecía todo una pesadilla. El era un muchacho normal, aficionado a los
videojuegos y que iba al instituto, que aún estaba superando la muerte de su padre.
El ruido de la puerta lo sacó de sus pensamientos. Nadie había ido a verlo desde que se
marchó el doctor Cusac el día que llegó. El doctor entró y Martín se quedó mirando. El doctor lo
miró fijamente unos instantes sin decir nada y dijo:
-Me alegro que hayas recuperado el apetito.
Martin pensó un momento. Esa frase quería decir que sabía que no había comido. Y si lo sabía
era por que lo espiaban.
-¿Me estaban vigilando?
El profesor Cusac sonrió.
-Sólo cuidamos de ti. Imaginaba que estarías desganado.
-¿Me va a explicar donde estoy, que hago aquí y donde están mi hermana y mi madre?
El profesor Cusac lo miró fijamente a través de sus gafas.
-Acompáñame
Salieron de la que había sido la habitación de Martin y recorrieron unos cuantos pasillos. Todas
las paredes eran metálicas y el suelo y el techo eran de cemento. Parecía que estaban
paseando por un laboratorio como el de las películas - Pensaba Martin -.
-¿Donde me lleva?
-Quiero responder a tus preguntas, así que te llevo a un sitio para responderte a tu pregunta de
donde estamos.
-¿Porque no me lo dice? ¿y porque no me dice como están mi hermana y mi madre?
El doctor Cusac se paró en seco y lo miró fijamente a los ojos.
-A ver Martin, no eres ni sordo ni tonto, y dudo que tengas problemas de memoria. Ya te dije
que tu hermana la han capturado agentes del GUT. Tu madre desconozco donde está y como
está, aunque probablemente esté también presa del GUT.
-Pero si el GUT son los que nos gobiernan, ¿como van a secuestrar a gente?
28
-Hijo, el mundo es más difícil de lo que crees. Y ahora sigamos.
-¿Y porque no me dice directamente donde estamos? no contesta a ninguna de mis preguntas.
-Hay cosas que hay que verlas para entenderlas y aceptarlas.
Siguieron andando un rato más por pasillos que a Martín le parecían idénticos. Después de lo
que a Martín le pareció mucho rato se pararon delante de una puerta que no se diferenciaba en
nada de las demás. Bueno, se fijó un poco mejor y vio que ponía “observatorio”. EL doctor
Cusac abrió la puerta y entró. Martín entró detrás de él y se quedó sin habla. Estaban dentro de
una nave gigante. Estaba en un mirador, en la parte alta de una cúpula. La cúpula tendría al
menos 10 kilómetros de largo y al menos dos de alto, y representaba el cielo. Debajo de la
cúpula había una ciudad llena de jardines y de parques, y la gente se veía como hormigas
desde donde él estaba.
-Bienvenido a Scape.
-¿Dónde estamos?-Preguntó aún sin habla Martín-Estamos en una nave capitolio. Esta es una de las 8 cúpulas que la forman.
-¿8 cúpulas como esta? pero...no existen naves tan grandes. Además, ¿como va A ser una
sola nave si hay tantas cúpulas? ¿Como hay gravedad? si estuviéramos en una nave se
notaría porque la gravedad que generan los generadores de gravedad se nota que es mucho
más débil que la de la tierra.
El doctor Cusac sonrió.
-eres observador. Esta nave tiene gravedad de una forma diferente. Imagínate una flecha. La
punta es la estación central de mando. Desde allí se dirige la nave y las defensas de estas. En
lo que sería el palo hay una especie de “ejes” longitudinales que dan vueltas en círculo
alrededor del “palo”, lo que genera la gravedad en la punta de estos ejes. Esta esfera, que
llamamos Scape en la punto de uno de estos ejes. Y en la punta están los súper propulsores
iónicos.
-¿Iónicos? eso no existe. Existen solo los propulsores de plasma.
-Hijo, mientras estés aquí vas a descubrir muchas cosas. Y vas a descubrir que cosas que
creías que no existían existen, y que el mundo en el que creías vivir era solo un decorado. Un
decorado tras el cual lleva años librándose un guerra.
-Pero...para empezar, ¿que hago yo aquí?
-Ya te dije que fuimos a rescataros pero llegamos tarde y solo pudimos salvarte a ti.
-¿Vinisteis solo a por nosotros? ¿Porque?
El doctor Cusac lo miró fijamente durante un rato sin contestarle. Después dijo:
-Llevas toda tu vida medio sordo y medio ciego, mirando sin ver y oyendo sin escuchar.
Cuando eso cambie te prometo que te daré las respuestas a todas esas preguntas. Mientras
tanto seguirás aquí, estudiaras y te formaras.
-¿Como que estudiare? ¿el que voy a estudiar? ¡yo ya estaba en el instituto!
-Cuanto antes aceptes que esa vida se acabó, mucho mejor. Ahora sígueme. Te voy a
presentar a quienes serán tus compañeros.
29
Volvieron a entrar en el laberinto de pasillos de la nave. Después de otro rato caminando
llegaron a un pasillo más grande que los demás en el que también había más gente.
-Todos estos pasillos que hemos recorrido son la parte de mantenimiento de la ciudad. En
estas habitaciones se regula el clima, cuando es de día y cuando de noche, el clima, el
reciclaje, la gestión de los residuos y todo lo necesario para que funcione.
-¿Y de donde sacan la comida, el agua y el aire para tanta gente?
-La comida no es problema, 4 cúpulas son zonas rurales, donde hay cultivado de todo, granjas
de animales y demás. El aire y el agua los creamos mediante medios químicos y lo
almacenamos.
-¿Como se crean agua y aire mediante medios químicos?
-Algún día te lo contaré-Dijo Cusac y volvió a cambiar rápidamente de tema- Y aquí está donde
vivirás a partir de ahora.
Habían llegado a un enorme vestíbulo del cual salían tres pasillos muy grandes y multitud de
puertas. El vestíbulo estaba iluminado por una luz que parecía luz de la calle y estaba lleno de
gente. En un lateral había muchas puertas que parecían ascensores. Llamaron a uno de estos
ascensores y entraron. Martín se quedó embobado. La pared del ascensor era de cristal, y
ellos estaban aún en la parte alta de la cúpula.
-Este ascensor lleva de la zona de mantenimiento a la ciudad en sí. El ascensor iba bajando
rápidamente mientras la ciudad crecía a sus pies. Era una ciudad muy bonita, y se veía mucha
gente andando por la calle pero muy pocos vehículos.
-¿Por qué hay tan pocos coches?
-Porque bajo el suelo hay una línea de metro. Es más rápido y efectivo viajar por el metro que
en transporte de calle, así que hay muy pocos coches en relación al número de habitantes.
-¿Cuánta gente vive aquí?
-Bueno, ese es un dato confidencial, de todas maneras te lo diré, solo en esta cúpula viven
230.000 personas.
Martín se quedó extasiado mirando mientras el ascensor bajaba. Tenía una sensación de
irrealidad en el cuerpo. No podía ser verdad, el hace dos días había ido al instituto y jugado con
su amigo a la consola, visto como su hermana salir de marcha sin que lo viera su madre, a su
madre que le iba a hablar por fin de su padre y de ese misterioso amigo suyo. Y todo se había
ido a la mierda. Sin saber qué hacía allí, estaba en mitad de una nave capitolio (las mismas
que el gobierno negaba que existieran), con un doctor que le daba retazos de información y no
le decía que pintaba él allí. Creía que debería protestar o quejarse, pero como siempre en su
vida cayó.
-Te has quedado muy callado de repente. ¿Que te pasa?, ¿Que piensas?
-Nada-mintió MartínLlegaron abajo del todo y cuando se abrieron las puertas salieron al interior del vestíbulo de un
edificio. Pasaron por un control de seguridad en el que el doctor Cusac se identificó y a Martín
le pusieron una pulsera
-No puedes quitártela, esta pulsera es el identificador provisional.
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-¿Para qué sirve?
-Si alguna vez ves un crimen o estás en peligro pulsas el botón que viene en ella y acudirán los
agentes a ayudarte.
-Y así también me tenéis controlado donde estoy, ¿no?
-Es solo al principio, Martín. Entiende que como nave capitolio muchas veces el GUT ha
intentado destruirnos, desde fuera con misiles y armas y desde dentro infiltrando espías. La
única manera de evitarlo es que quien lleve menos de dos años tenga que llevar esta pulsera
identificativa.
Martín no dijo nada más del tema, pero no le parecía bien. Después salieron a una calle que,
de no haber visto la cúpula desde arriba habría pensado que estaba en una ciudad cualquiera
de la tierra. El sol estaba en mitad del cielo, daba calor y había unos cuantos nubarrones que
amenazaban lluvia. También había bastante gente caminando por la calle. Lo primero que
extrañó a Martín es que no hubiera ningún mendigo, ya que en su ciudad en cualquier calle
había mendigos pidiendo algo de comer. También resultaba extraño que hubiera muy pocos
coches por la calle, además de muy pocos policías. De hecho no vio a ninguno.
-¿Aquí no hay mendigos ni ladrones?
-No, gracias al sistema que hemos creado y vamos mejorando dia a dia no hay ni mendigos ni
ladrones. Todo el mundo tiene como muy poco lo mínimo para sobrevivir, así como un hogar,
ropa..etc.
-¿Como es eso posible? Si un gobierno tuviera que pagar todo eso se arruinaría.
-Martín este sistema es totalmente diferente a lo que estás acostumbrado. En la academia os
enseñarán a ti y a los otros alumnos todo lo que debéis saber de este sistema.
Bajaron por la primera entrada de metro que vieron, que en contra de lo que era habitual en la
tierra estaba muy limpia e iluminada. Al llegar a las entradas el doctor pasó su muñeca sobre
un lector y la puerta se abrió. Le dijo a Martín que hiciera lo mismo y al acercar su mano la
puerta se abrió y entró en el metro. Esperaron en silencio hasta que llegó un tren. Subieron y
se sentaron. La gente a su alrededor charlaba animadamente. El doctor Cusac parecía disfrutar
del silencio pero Martín tenía millones de preguntas.
-Doctor Cusac, estoy pensando ¿Porque estaba nublado y parecía a punto de llover? Aquí no
lloverá, ¿no? aunque muy grande estamos en una nave espacial y no es necesaria la lluvia.
-Eres un joven muy despierto, ¿no? -rió el doctor- La lluvia, al igual que el clima cambia para
que la gente, aunque sepa que vive en una nave se sienta libre, sienta que hay verano y hay
invierno, que hay días de lluvia y días soleados. Por eso mismo en cada cúpula rige un clima
distinto. En una llueve y hace frío habitualmente, en otra hay una humedad muy alta y bastante
calor, esta cúpula es de clima mediterráneo, las cúpulas de alimentación y campo tienen su
tiempo también...A la gente le ayuda mucho. No notan que viven en una nave. Y ahora no me
preguntes más, que te lo voy a contar todo antes de que llegues a la academia.
-Vale.
El problema era que Martín tenía millones de preguntas en la mente. ¿Como era ese sistema
que todo el mundo tenía lo mínimo? ¿Como generaban tanta energía como para mantener
esas monstruosas ciudades? ¿Quien había construido la nave y con qué fondos? Porque
aquella nave tuvo que ser carísima de construir. ¿Donde la habían construido? En base lunar,
que era donde se fabricaban la mayor parte de la flota del GUT seguro que no, pero entonces
¿Qué astillero espacial era lo bastante grande para construir una nave así?
31
Todo eso iba pensando Martín mientras pasaban las paradas en el metro. Al cabo de unos
quince minutos se bajaron en una parada que ponía academia de formación ciudadana,
academia militar, academia de la guardia ciudadana. Se bajaron y salieron del metro a una
avenida que, a diferencia de donde habían entrado tenía unos edificios de solo tres o cuatro
alturas como máximo y un gran muro los rodeaba.
-Bienvenido al que será tu hogar los próximos meses. Es este de la derecha, la academia de
formación ciudadana. Aquí te enseñarán todo lo que necesitas saber para formar parte de
nuestra sociedad. Justo enfrente tienes la academia donde se forman los militares que nos
defienden, y muy cerca la academia de la guardia ciudadana, que interviene en los problemas
diarios de la gente y vigila las calles.
Anduvieron un buen rato al lado del muro que cerraba la academia, ya que al parecer era
bastante grande. Al cabo de un rato rodeándolo llegaron a una gran puerta que estaba vigilada
por 10 policías, 5 miraban para adentro y 5 para afuera. Estos le dieron el alto.
-Buenas -Dijo el doctor Cusac- soy el doctor Cusac -le tendió la muñeca mientras hablaba y el
guardia le pasó un aparato que tenía en la mano y luego miró al aparato mientras lo
escuchaba-Traigo a este joven para que empiece la formación ciudadana.
El policía lo miró, le pasó el escáner y se metió dentro de la cabina. Al cabo de cinco minutos
salió.
-Esta bien doctor Cusac, todo está correcto. Lo único que me han ordenador es que este chico
no puede abandonar el recinto de la academia hasta que ordenen lo contrario.
-Pero eso es encerrarlo. ¿Quien ha ordenado eso?
-El comandante Trevor.
El doctor Cusac frunció el ceño.
-Esto no es justo.
-El mundo no es un lugar justo -Le respondió el policíaEl doctor se giró rápidamente, cogió del cuello al policía y con una fuerza insospechada lo
levantó en vilo.
-El mundo no es un lugar justo porque la gente no era justa, aquí si es justa y este si es un
lugar justo, así que esas memeces de el mundo no es un lugar justo te las ahorras ¿está claro?
El policía, sorprendido y sabiendo que el doctor Cusac era una de las personas más influyentes
de aquella nave solo pudo asentir con la cabeza y callar.
-Bueno hijo-Dijo el doctor Cusac soltando al policía y dirigiéndose a Martín-Aquí te dejo. Sé tu
mismo y aprende, aquí contestaran a casi todas tus preguntas.
-Pero ¿como voy a entrar en una academia? no tengo ropa ni dinero ni nada
-Ya te dije que aquí las cosas funcionan de otra manera. Entra y pregunta por el profesor Morn.
Le dio un abrazo y se volvió para irse pero a Martín le quedaba una pregunta
-Doctor, dígamelo por favor, ¿porque vino a salvarnos? si es verdad que el GUT es tirano y
ataca a la gente, ¿Porque a nosotros?-El doctor Cusac se seguía alejando-¡POR FAVOR!chilló al final.
32
El doctor Cusac se giró, lo miró fijamente y finalmente dijo:
-Por tu padre.
Y se volvió y siguió caminando.
33
Capítulo 8 (Comandante Flin) (03 de Octubre de 2133)
El comandante Flin se despertó aún dándole vueltas a sus problemas del día anterior. No
había dormido nada, solo concentrado en qué hacer con su flota. Flin, recordó mientras se
duchaba, había sido uno de los más jóvenes y prometedores comandantes del GUT
licenciándose como comandante de flota con solo 33 años.: Creía firmemente en la paz, en un
mundo justo y en destruir a los rebeldes anarquistas que querían destruirlo todo. Y, como le
decían cada vez que un político visitaba la base en la que tenía su flota, la única manera de
hacer la paz es estar preparados para la guerra. Los rebeldes tienen naves, gente en la tierra,
armamento, infiltrados. Ellos solo buena voluntad. Y era la voluntad lo que le había llegado
allí, ya que su formación como capitán, luego como teniente y posteriormente como
comandante de flota había sido muy dura. Y sin embargo y gracias a esa durísima formación
Flin sabía arreglárselas en las circunstancias más duras, sabía dirigirse a sus hombres,
motivarlos, hacerles dar el 100 por cien. Pero lo que le venía grande era cuando tenía que
tomar decisiones que podían enviar a la tumba a miles de hombres y mujeres. El era un
pacifista en el fondo y ahora se veía en una difícil tesitura. Partía con su flota hacia el sistema
solar Gliese 667C. En este sistema solar había dos planetas habitados por el GUT y otro en el
que antes había una base, pero de un día para otro se informó de un accidente y nadie volvió a
aquel planeta, ya que decían que era peligroso. En este sistema solar tan útil (útil porque tenía
3 planetas habitables, los cuales no eran nada fáciles de encontrar) se habían producido
multitud de ataques de los rebeldes, habían destruido dos flotas enteras del GUT e incluso
habían logrado pasar en dos ocasiones el cinturón de defensas y desembarcar en las
ciudades. Todo esto hacía que estos dos planetas estuvieran al límite, ya que se perdían la
mayor parte de suministros que llegaban desde la tierra, y aunque tenían algunas granjas de
comida eran insuficientes para producir comida para todos. Las flotas que defendían el sistema
la formaban 17 naves, incluyendo una fragata pesada, y habían sido destruidas una a una por
los rebeldes hasta que solo quedaban 4 naves. Su tripulación había desaparecido, según un
comunicado oficial los habían matado los rebeldes. Y por ese motivo mandaban la flota de Flin
a aquel lejano sistema, para prestar apoyo a esas 4 naves y buscar y destruir a los rebeldes.
Flin contaba con 6 corbetas, 4 del tipo nabucodonosor y 2 del tipo VP que acababan de
recibirlas y que venían modificadas para poder volar en atmósfera. Tenía también 6 cruceros
de combate pesado, 2 portanaves de la categoría ligeros, dos fragatas pesadas y su nave, una
fragata superpesada, que en esas flotas pequeñas sustituían a los acorazados y destructores.
17 naves en total para conseguir lo que las otras flotas no habían conseguido. Y Flin pensó
que la clave para hacerlo estaba en saber cómo habían destruido las otras flotas.
Terminó de ducharse, se vistió y salió de su camarote. Flin, como comandante de flota tenía un
amplísimo camarote con muchas comodidades, así como dos plantas y sitio para la familia (en
estos largos viajes espaciales podía acompañar la familia). En este momento el camarote
estaba solo, ya que su familia había desembarcado. Había sido difícil ya que su mujer, Aidé,
quería acompañarlo pero él se negó tajantemente. Tenían un hijo de 3 años con una vida por
delante y ella esta vez tendría que cuidarlo hasta que el llegara. Ella lo miró fijamente y dolida
recogió las cosas y se fue. Lo último que le dijo antes de salir fue:
-Nunca te he hecho elegir entre tu carrera y nosotros, he respetado y entendido meses sin
vernos. Pero esta gira es la última. Cuando vuelvas lo siento, pero yo no aguanto más así, te
echo mucho de menos. Cuando vuelvas si sigues activamente en el ejército el niño y yo nos
vamos. Te quiero como nunca querré a nadie, pero soy una mujer y quiero a mi marido a mi
lado que me defienda, me quiera, me levante todas las mañanas diciéndome dormilona. Y lo
que tengo es una persona muy especial para mi que duerme con nosotros una semana cada
dos meses.
Y se fue. De eso hacía ya una semana, y no habían vuelto a hablar ni para despedirse. Cuando
volviera dentro de 5 o 6 años tendría que tomar una durísima decisión para él, ya que amaba
mucho a su familia, pero también le gustaba el ejército, la responsabilidad.
34
Salió a los pasillos de la nave. Era la hora de cambio de turno, por lo que había bastante gente
por los pasillos. Muchos se cuadraban cuando el pasaba y él les saludaba asintiendo con la
cabeza. Tras diez minutos, coger dos ascensores y pasar 3 controles de seguridad llegó a la
cabina de mando. Era una habitación ovalada, con todo el frente de cristal, y estaba
escalonada, de tal manera que el capitán se sentaba arriba del todo, el piloto debajo y el resto
de personas en el último nivel. El suelo estaba forrado de moqueta, y los puestos de trabajo
eran muy amplios y cómodos con sitio para que la gente estuviera cómoda en las larguísimas
jornadas de trabajo, ya que en las naves espaciales los turnos de trabajo eran de 24 horas de
trabajo seguidas. Se sentó en su silla y buscó con la mirada al nuevo, o como lo llamaban
cariñosamente “el cafetero”. Era un muchacho de 25 años, que su labor era que todos en el
puente de mando estuvieran bien y no les faltara de nada. Lo vio en el tercer escalón
poniéndole un café a los operadores de armamento.
-Cafetero-Chilló y el muchacho giró la cabeza, vio quien lo llamaba y subió corriendo-Quiero un
capuchino frappelatte con chocolate muy cargado.
-Enseguida señor.
Mientras esperaba el café accedió a su monitor y empezó a comprobar el diario de a bordo
para ver que había hecho el subcapitán en el turno anterior. vio que toda la flota había
repostado y estaban terminando de aprovisionarse. SI todo iba bien podrían partir en unas
cinco horas. Un pitido lo distrajo. Era el comunicador de su terminal. Vio que era el general Lai,
así que se apresuró a aceptar la llamada. Se cuadró llevándose la mano a la frente.
-A sus órdenes mi general.
El general le devolvió el saludo
-Comandante, tiene instrucciones de desplazarse hasta Gliese 667C con toda su flota para
apoyar la flota que está allí destacada y capturar y destruir a los rebeldes que operan en
aquella zona. Su misión es de vital importancia, en las dos colonias las reservas de comida
han bajado alarmantemente. Temo que estemos en el límite de tiempo. ¿Cuánto calcula que
tardará su flota en estar lista? y ¿cuánto tardarán en llegar?
-Mi general, la flota podría partir esta misma tarde si fuera necesario, ya hemos repostado y
estamos terminando de aprovisionarnos. En lo que respecta al tiempo depende, si nos da
acceso de emergencia al túnel espacial con prioridad 3 ó 2 podremos llegar en más o menos 2
años. Si no tardaremos al menos 5 años.
El general se quedó callado unos segundos, meditando.
-Bien, quiero que parten esta tarde. Se dirigirán al túnel espacial y tendrán prioridad 2. No
podemos permitirnos perder esas colonias.
-Pero mi general, si en esas colonias no se recoge ningún mineral importante ni se fabrica
nada.
El general lo miró.
-Comandante, cumpla las órdenes y punto. Y por cierto, en este viaje le acompañará un equipo
de televisión para documentar todo el proceso y como es una flota por dentro. No nos deje en
mal lugar.
-Señor debo protestar. Un equipo de periodistas haciendo preguntas solo servirá para distraer
a mis marineros y a mis soldados.
-Lo siento comandante. Buen viaje.
35
Y cortó la comunicación. Flin se quedó tumbado maldiciendo entre dientes. Mientras llego el
cafetero y le dio su café.
-¿Le ayudo en algo más, señor?
-Si, necesito que liquides a un equipo de periodistas.
El cafetero se rió.
-DÍgame sitio y hora y los liquidaré señor.
Flin sonrió.
-Lo tendré en cuenta.
El cafetero se fue y Flin siguió comprobando los suministros que estaban cargando, que
armamento llevaban, qué ruta iba a seguir y todos los detalles de la flota. Todo mientras
pensaba cómo podía librarse de los periodistas. Los odiaba. Cogían a cualquiera y le hundían
la vida aunque no hubiera hecho nada, informaban sólo de lo que querían y además por culpa
de los periodistas su hermano se había quitado la vida. Su pobre hermano John...Pero él ahora
era comandante. Desde que su hermano se fugó y le notificaron que había muerto empezó a
odiar a los periodistas, tanto que llegó a pegarle a uno hasta estar a punto de matarlo cuando
él tenía 16 años. Entonces su padre lo apuntó a una academia militar, donde aprendió a luchar,
a pensar, a obedecer. Y ahora, años después, teniendo ya el trauma de su hermano superado
y con una carrera astronómica en el ejército se veía obligado a aceptar periodistas en sus
naves. Y lo peor no era eso, lo peor es que estaba casi seguro de que el periodista que le
habían asignado el mismo que tuvo la culpa de que su hermano se suicidara, el mismo al que
había golpeado salvajemente, dejándole unas marcas en la cara que aún conservaba. Tony
Ro. Basura entre la basura. Era un personaje con muchos contactos, muchas influencias y
muy toca pelotas. Decidió que era mejor pasar el mal trago pronto, así que accedió al
ordenador y consultó los datos de tripulación de sus naves. Se metió en la ficha de personal no
militar y allí encontró a los periodistas. Efectivamente, Tony Ro y un equipo de 4 cámaras.
Irían además a bordo de la Voyager, su nave. El comunicador empezó a sonar. Era una
llamada desde el muelle de embarque. Se imaginó lo que era. Respondió la llamada. En su
pantalla apareció un cabo de embarque. Era el que se encargaba de la carga del pasaje. En
cuanto descolgó el cabo se cuadró y le hizo el saludo militar.
-Mi comandante, aquí hay un equipo de 4 civiles que solicitan acceso a la voyager. Dicen tener
autorización y traen una tarjeta de embarque sellada por central. ¿Los dejo pasar?
Flin rió un poco por lo bajo. Detrás del soldado se veía a Tony Ro con una monumental cara de
enfado. Probablemente se sentiría cabreado de que él tuviera que dar permiso para que
embarcase. Seguro que contaba con que al traer las órdenes firmadas el no se iba ni a enterar
de que iba en su nave. Decidió putearlo un poco.
-Cabo, tienen autorización para pasar, pero regístrelos a conciencia a ellos y al equipo.
Además hágales pruebas médicas para asegurar que no tienen ninguna infección.
El Cabo sonrió
-A sus órdenes mi comandante.
-Cabo-dijo el general- Hágales saber que si no les parece bien no hay ningún problema, se
quedan en tierra y ya está.
-Sí, mi comandante.
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Y colgó la llamada. Bueno, era un buen empezar. Se sentía bien sabiendo que en ese mismo
momento Tony Ro estaría cabreadísimo peleándose con el joven cabo. Apuntó en su agenda
invitar a una comida en el restaurante Vip de la nave al cabo y a su familia. Seguramente
sabría los rumores de que el odiaba a los periodistas y en especial a ese y lo habría llamado
por eso. Después se volvió a concentrar en repasar todo el material embarcado en la flota.
…
Por la tarde ya estaban preparados para partir. Se habían almacenado toneladas de
suministros, y ya tenían todo listo para al menos 6 años de gira. Flin esperaba un buen
descanso después de esta gira, ya que aunque era habitual hacer giras de 5 a 8 años y luego
descansar 1 o 2 años seguidos, Flin llevaba mucho más tiempo de gira, ya que al estar en base
lunar tenía descansos más a menudo. Flin seguía en su puesto y seguía repasando el itinerario
con el oficial de mapas y planetas. Cogerían una ruta directa para llegar hasta el túnel espacial,
y una vez en el túnel pondrían camino directo. El túnel espacial era una de las mayores
hazañas del GUT, a la altura del avance de las calzadas romanas. Era un túnel que tardó
bastantes años en construirse, estaba formado por una serie de sensores, puestos en lo que
serían los 4 puntos cardinales y que comprobaban que dentro no hubiera ningún meteorito ni
objeto. Si alguno se acercaba estos sensores lo destruían. Además tenían unos repulsores que
catapultaban a la nave a una gran velocidad, lo que hacía que viajando por el túnel se ahorrara
casi la mitad del tiempo. Ellos tendrían que coger el túnel a la altura de Marte y desde Marte
acelerar hasta Gliese. Le habían asignado el sub túnel 5 (el túnel estaba formado por 10
carriles separados por sensores, para que más de una nave pudiera hacer uso de él). Estaba
terminando de ultimar los detalles para salir ya del puerto cuando su comunicador sonó. Era de
control de acceso a la cabina de mando. Descolgó.
-Mi comandante, aquí hay dos individuos que quieren entrar y no tienen acceso. ¿Puede salir?
Flin pensó que serian Tony Ro y algún cámara buscando problemas. Por eso le había dicho
que salga el soldado de control de acceso.
-Voy
-Vale mi comandante
Flin se levantó listo para la pelea dialéctica. “aun no hemos salido ni de puerto y ya me está
buscando” pensó con cansancio y con odio. llegó a la puerta, pasó su mano por el puesto de
control de acceso y se abrieron las puertas.
-¡¡Papá!!
Y su hijo se abalanzó sobre el. De manera increíble allí estaban su mujer y su hijo. Lo abrazó
fuertemente. Después fue a su mujer y le dio un beso. Tenía una sonrisa en la boca que no
conseguía que se esfumara.
-Pues que hemos venido a despedirnos.
Flin miró al soldado que iba detrás de ella. Partero, un oficial que era un buen amigo de el.
-Partero, ¿Tienes algo que ver?
Partero con una sonrisa dijo
-No lo recuerdo señor, había mucha gente gritando.
37
Flin sonrió.
-Pues hasta que te acuerdes limpiarás los váteres de tu unidad. Todos los días. -se acercó a él
y le dijo al oído- Gracias.
Se volvió a su mujer y volvió a besarla.
-Prométeme que tendrás cuidado y volverás-le dijo ella-Te lo prometo. Cuida de él.
-Lo haré, aunque es tan obstinado y cabezota como su padre.
Besó a su mujer otra vez, volvió a abrazar a su hijo y se fueron para desembarcar, puesto que
iban a partir ya. El comandante volvió a su puesto y se sentó aun con un hormigueo en el
estómago. Su mujer era la única que le había hecho sentir así desde que su hermano murió.
El seguía abatido cuando ella, una loca capaz de cualquier cosa, le conoció un buen día y no
volvieron a separarse. Para ambos era muy duro el tiempo que el pasaba fuera, pero ella lo
amaba tanto como él a ella y sabía que su trabajo era su otra mujer. Su segunda en la cabina,
la teniente María se giró y al verle la cara sonrió.
-Mi comandante, tiene la misma cara que mi sobrina cuando le llevo muchas chucherías.
El comandante, en contra de lo que solía hacer, sonrió. Normalmente no dejaba que sus
subordinados le hablaran en esos términos coloquiales, ya que de ahí a la falta de respeto
había muy poco, pero por está vez lo dejó pasar. Le había hecho mucha ilusión poder
despedirse de su mujer y su hijo.
-----La nave estaba lista para partir.
-Comprobar todas las escotillas.
-Cerradas, comandante.
-Haced un último chequeo de la nave. Que llegue oxígeno a todos los sitios y la temperatura no
muestre picos extraños.
-Todo correcto señor.
-Propulsores al 2 por ciento.
El gigantesco muelle por donde habían cargado a todos los soldados y todo el material
quedaba a su derecha, y por las ventanas delanteras de la nave se veía el espacio y una
pequeña parte de la luna, ya que estaban en base lunar, el campamento base de cualquier
aventura espacial.
La nave empezó a avanzar lentamente.
-Comunicaciones, dígale a la flota qué en cuanto abandonemos el muelle y pasemos las
defensas formación de cuña. Después, una vez en el túnel primero avanzaremos nosotros y
luego el resto de la flota.
-Recibido.
Su comunicador sonó. Era el mismo soldado que le había llamado cuando estaba allí su mujer.
38
-Señor Tony Ro quiere acceder a la cabina de mando. Insiste en que tiene un permiso y tiene
derecho a acceder a la cabina de mando.
-Dígale que un despegue no es ninguna tontería, que vaya y se siente con los demás pasajeros
civiles.
-Si, señor.
Colgó y pensó. ¿Por dónde iba?.Ah sí, estaba viendo el orden de salida y las comprobaciones
de no colisión.
-Buenos días señor comandante -dijo una voz empalagosa a su ladoFlin se volvió cabreado y se topo con Tony Ro. De 1,7 de altura, cara chupada y menos masa
corporal que un mosquito allí estaba, justo donde él había prohibido que entrase.
-¿Qué hace usted aquí? el personal civil no puede estar en una nave durante el despegue.
Tony sonrió y hablando lentamente dijo:
-Pero el caso es que yo tengo una autorización de su superior -dijo destacando esta última
palabra- que puedo grabar mi reportaje en moverme libremente por toda la flota.
Flin cogió el papel y le echó un vistazo. Levantó un poco la vista y vió que aunque todos
seguían en su trabajo todos estaban callados escuchando su reacción. Y el papel que estaba
leyendo de verdad lo autorizaba, pero eso quería decir que podría estar en la cabina
escuchando y viendo los códigos secretos de desactivación de escudos que allí se decían.
-Mire, esto es muy fácil. En esta cabina, hasta que abandonemos el cinturón de protección y la
base se van a decir códigos secretos de paso y desactivación. Y tu no puedes estar aquí
grabándolos y escuchándolos. Así de fácil.
-Pues por lo visto, sí que puedo. (Tony Ro se acercó a su oído para que nadie más lo
escuchara) El general es muy bien amigo mío, y su superior. ¿Quiere seguir jugando?
-Sargento de guardia-gritó Flin, y el sargento de guardia de defensa se cuadró ante el-saque
ahora mismo a este civil de la cabina de mando y asegúrese de que se pone en el sitio que le
corresponde, es decir, dentro de la zona civil.
-Le prohíbo que acate esa orden. Tengo aquí una carta firmada de un superior que puedo estar
aquí. Si acata esa orden estará cometiendo traición.
El sargento se quedó quieto mirando a Tony Ro y a Flin, decidiendo que hacer. Flin maldijo,
según ese papel era cierto, podía estar allí. Y en ese momento no podía hacer nada.
-Anule la orden sargento. Tony, puedes quedarte aquí un rato, pero no puedes hablar con
nadie. Ahora están todos concentrados en que no estrellemos la puta nave contra nada. ¿De
acuerdo?
Tony Ro sonrió muy satisfecho de sí mismo porque había demostrado que el mandaba más
que el comandante de flota-Si, comandante.
Flin, intentando concentrarse siguió. Así que el general era buen amigo de Tony Ro. Ahora lo
descubriría.
39
-Oficial de comunicaciones
-Si, señor
-comuníquese con el general supremo de flota Mctavish y hágale saber que tenemos que tener
un civil aquí, en la cabina de mando en el momento de transmitir los códigos de seguridad por
orden expresa del general. Que yo, comandante Flin hago petición de una investigación
criminal sobre este general por autorizar a un civil a que esté presente en una cabina de mando
militar durante la transmisión de códigos de desactivación del blindaje de base lunar.
-Si señor.
Flin miró a Tony y vio que le había cambiado la cara. Se alegró. Eso podía traerle problemas,
ya que si el comandante estaba en el ajo a él lo echarían del ejército, cosa que empezaba a
desear. Siguió dando instrucciones y su nave salió del puerto espacial. Llegaron al cinturón de
asteroides y ordenó al oficial de sistemas transmitir los códigos que el pulsaba en su pantalla.
No vio como una diminuta cámara fotografiaba esos códigos.
Una vez estuvieron en el espacio Tony Ro salió de la cabina, no sin antes despedirse de él.
-Nos veremos pronto, comandante.
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Capítulo 9 (TOK) (04 de Febrero de 2135)
Tok no se sacó las manos de los bolsillos hasta llegar al edificio de entrada. Aparentemente
era una empresa normal (había gente que trabajaba allí que no sabía nada de la sección 23),
pero dentro se escondía el acceso a la sección 23.
Era un edificio de 10 plantas, de estilo moderno, acristalado. Estaba rodeado por una
plaza con algunos árboles y zonas de césped. En la entrada había una puerta que se habría
sola y tras ella el control de seguridad. Ese control de seguridad era mucho más que un control
rutinario, aunque los que trabajaban allí que no trabajaban en la 23 no lo supieran. Los
guardias eran agentes secretos y comprobaban sin que lo supieran la identidad y el motivo
para estar allí de todo el que entrara. El edificio disponía además de un completo sistema de
cámaras de seguridad que permitían localizar a cualquiera en segundos con sólo pasar su foto
por el ordenador. Pero todo eso era seguridad pasiva, después, siguiendo el esquema de la
sección 23 (1- invisibilidad 2-Control 3-Ataque) si fallaba la invisibilidad porque algún enemigo
pasara al edificio con las cámaras y los otros sistemas se procedía a inmovilizar al enemigo. Si
eso también fallaba se procedía al ataque, mediante el sistema de las cámaras armadas se le
disparaba un dardo que en la mayoría de los casos no mataba, solo dormía, para poder
interrogarlo.
Tok llegó al vestíbulo de seguridad y una vez allí pasó por el detector, pero antes de
entrar activó el dispositivo que se comunicaba con el detector y le decía la clave. La luz del
detector pasó del verde al azul y Tok pasó por el. El guardia le saludó asintiendo levemente la
cabeza y él le devolvió el saludo. Siguió andando por el vestíbulo mientras otras personas iban
y venían, centrados en sus problemas del día a día. Su vida era mucho más aburrida que la de
Tok, trabajando en una empresa que desarrollaba Software (al menos esa era la fachada), para
trabajar toda su vida duramente para poder pagar y poco más. Pero así era la vida, para que
algunos (Como Tok) estuvieran arriba, tenía que haber otros que estuvieran abajo. Así de fácil.
Entró en uno de los ascensores que estaba vació. Pulsó el botón de cerrar las puertas y estas
empezaron a cerrarse.
-¡Que no se cierren, que subo!
Era una mujer joven, de pelo rubio y ojos azules que corría hacia el ascensor. Tok la miró
fijamente una décima de segundo y dejó que el ascensor cerrara. La mujer, al ver que Tok no
evitaba que se cerrara levantó el dedo hacia Tok.
-Cabrón.
Tok no pudo evitar sonreír por el comentario. Esa mujer tenía cojones. Cerró los ojos y recordó
la imagen que había memorizado de ella. Traje elegante y profesional, bien pintada, sin
excesos. Era una trabajadora en un puesto medio. Probablemente comercial porque llevaba
una carpeta bajo el brazo. Y además guapa. Sacudió la cabeza para sacar aquellas ideas de
su mente. Puso la mano sobre los números 2, 5 y 7 y dijo en voz alta:
-Tok, acceso número 253963.
El ascensor empezó a bajar rápidamente. El nivel más alto de la sección 23 estaba 5 plantas
bajo tierra, y debajo había 6 niveles más (7 en total) en los que la sección 23 se encargaba de
todos los asuntos sucios de todos los gobiernos que formaban el GUT: Cuando había alguien
que protestaba contra el GUT ellos se encargaban de que cogieran cáncer o alguna otra
enfermedad (tenían armas para provocar ese tipo de enfermedades), cuando algún país no
estaba de acuerdo con alguna doctrina del GUT (Como la de prohibición de abortar) a los
líderes que se oponían les pasaban cosas malas y en definitiva se encargaban, como decía
Turin, el jefe de Tok, de “tirar la basura del GUT”.
El ascensor paró y Tok bajó. Estaba en el vestíbulo de la sección 23. Era un vestíbulo alto,
de aspecto casi redondo, muy iluminado. En el centro había tres mostradores redondos, detrás
de los cuales había varias mujeres. Eran de las pocas mujeres que había en la sección 23, ya
que los superiores de Tok consideraban que las mujeres eran mucho menos adecuadas para
ese tipo de trabajo. Esas mujeres estaban ahí para controlar la parte financiera de la
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organización, un trabajo muy de mujer según opinaba Tok. El no se consideraba machista,
pero a las mujeres les faltaba la frialdad necesaria para hacer el trabajo que se hacía en la 23.
Al lado de esas mujeres, entre las mesas había arcos de seguridad que detectaban cualquier
amenaza, desde explosivos a cualquier producto químico. Junto a cada arco había 4 hombres
que parecían el mismo copiado varias veces. Alto, muy fuerte, con un traje negro y gafas de sol
negras con una patilla especialmente ancha, que indicaba que llevaban algún mecanismo en
su interior, aunque nadie en la sección 23 sabía la realidad que se ocultaba tras aquellas gafas.
Tok llegó al arco de seguridad y separó las manos del cuerpo para pasar. El arco pitó avisando
que había detectado algo. Tok, acostumbrado dijo:
-Mis armas y alcohol que bebí anoche. (El arco, como Tok había descubierto, detectaba el
alcohol en el cuerpo).
El jefe de los de seguridad se dirigió a él
-¿Otra vez? es el cuarto día que das positivo en alcohol.
Tok, que no era fácil de intimidar se volvió hacia él y pegó tanto su cara que parecía que le iba
a dar un beso. Se quedó así 5 segundos hasta que dijo:
-Lo que haga con mi vida es mi problema. Mientras me siga encargando de quitar gente de en
medio y lo siga haciendo bien tu chist. Calladito. O cualquier día, por error, te meteré en mi
lista.
-Inténtalo.
Pero se apartó y lo dejó pasar.
Detrás del arco de seguridad salían varias escaleras, cada una llevaba a un sitio y no había
ningún cartel. La sección 23 estaba diseñada para que si alguien lograra entrar se perdiera
fácilmente. Tok cogió la tercera escalera por la derecha, que tras el primer tramo giraba a la
derecha y llegaba a una falsa pared. Una vez en la pared Tok dijo el código en voz alta y la
puerta se abrió. Ese era la zona de los agentes de campo. Estaba diseñada de tal manera que
cada agente tenía un puesto de trabajo, con un joven asistente asignado. Todos los puestos de
trabajo estaban en un círculo invertido, de tal manera que no se podía mirar nada sin que lo
vieran los otros compañeros. Era una forma del GUT de recordarles a los agentes que siempre
había alguien vigilándolos.
-Oye Tok -Lo llamó alguien alzando la vozEra Eloy, su asistente. Tok no entendía como lo habían aceptado como asistente y futuro
agente de la 23, era demasiado iluso y risueño. Tendría unos 25 años, era un chaval de padres
desconocidos (al menos para él) que habían fichado al ver su “trabajo”. Su trabajo había sido
matar a 20 personas del centro donde vivía con una bomba de su invención, y aunque siempre
lo negó lo condenaron a cadena perpetua, pero el trabajo había llamado la atención de la
sección 23 que lo hizo desaparecer (se le dio por muerto) y lo fichó. Ahora (Al igual que todos
los agentes de campo) tenía varias identidades.
-Hola Eloy.
-Tengo novedades. He intentado acceder a los datos familiares de tu prisionera, pero me dice
que son datos clasificados. ¿Hay algunos datos a los que no podamos acceder desde aquí?
Tok frunció el ceño. Su asistente solía hacer preguntas obvias. A veces, como en esta ocasión,
hasta incomodas. Bajó la voz.
-Mira chico, si yo fuera otro te pegaba un tiro aquí y ahora, por preguntar lo que no debes. Ya
sabes lo que te dije el primer día, ver oír y callar. Así que calla y dime que más ha pasado y
averiguado.
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Eloy titubeó un momento, pero se recompuso y siguió.
-Bien, te cuento, al no poder acceder a sus datos analicé sus pertenencias. Solo tiene dos fotos
en su móvil con el tal Harry, lo que hace pensar que se ven poco. Puedes hacerla dudar de él.
-y si tiene pocas fotos, ¿No será más bien porque se ven mucho?
-No lo creo señor. Son de clase baja, y ya sabe que la chusma tiene poco tiempo libre. Pero
eso no es todo, he descubierto algo más interesante. Tiene un hermano pequeño al que cuida
desde que su padre desapareció. Viven con la madre de ambos, que tiene depresión severa
desde que desapareció el padre.
Tok sabía todo eso. No iba a detener a alguien sin saber bien quien era y que conexiones
tenía. Pero dejó que su asistente siguiera hablando. Era el cuarto asistente que tenía (a los
otros tres los había tenido que liquidar, ya que no alcanzaban a ver el juego que había que
hacer en la sección 23 para cumplir con su trabajo), pero este asistente si entendía como había
que hacer las cosas. Se había pasado casi toda la noche buscando información sobre la
prisionera e intentando averiguar como meterle presión para que cantara. Por lo menos tenía
algo de inteligencia.
-Bien -dijo Tok para ponerlo a prueba- ¿Que propondrías que hiciéramos?
-Bueno señor, al no tener los datos del padre hice yo ya algo anoche. Ordené la detención de
la madre y del hermano.
Tok lo miró fijamente, intimidándolo. Volvió la mano atrás y le dio una ostia. Todos en la oficina
giraron la cabeza, pero ninguno dijo nada. Era el asistente de Tok y era problema de él,
además, todos conocían el humor de Tok.
-¿Quién manda aquí?
Eloy ni lloró ni gimoteó, pese a que Tok le había reventado el labio.
-Usted, señor, pero es lo que iba a decirle, cuando fueron a detenerlos a la madre la capturaron
sin problemas, pero hubo resistencia y el hermano escapó.
-¿como que escapó? ¿Encima de que organizas una operación sin decírmelo la cagas?
Eloy no pudo más y saltó.
-¡Claro que te lo dije! Pero estabas borracho como una cuba y no te enteraste!
Ahora si estaban todos vueltos mirando a Tok y a Eloy. Si, era cierto que el bebía bastante
últimamente. Tenía algo que sólo llenaba con el alcohol o con el trabajo. Pero eso no podía
quedar así. Eloy le había faltado el respeto, así que sin pestañear siquiera sacó su arma y
disparó cuatro veces, dos a las rodillas y dos a los codos. Eloy cayó al suelo gritando. Tok, aún
en calma, se agachó, lo recogió y fue al ascensor que había en la punta de la sala que llevaba
a las habitaciones del cariño. Recordaba que Eloy era homófobo, así que tenía una sorpresita
para el. La sección 23 tenía una serie de personas con gustos curiosos. Algunos se excitaban
torturando, otros violando a muchachos, otros a muchachas y muchos más gustos peculiares.
Estas personas tenían cargos interesantes, algunos políticos, otros en los bajos fondos. La
sección 23 les hacía “regalos” cuando tenían que torturar a alguien, dejándoles que violaran a
quien ellos necesitaban. Por eso mientras se metía en el ascensor con Eloy chillando al
hombro abrió su mano derecha, dijo Llamar a Mateo y se pegó la mano al oído.
-¿si?
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-Soy Tok. Tengo un regalo para tí y para, digamos, 10 amigos.
-Ostras. Pues me pillas con mi grupo del futbol muy cerca del centro. Somos todos de la misma
opinión, ¿Me los llevo a todos?
-¿Cuántos sois?
-16
-¿Son de fiar?
-Por supuesto que no. Pero por romperle el culo a un muchachito joven callaran lo que sea.
-Mateo era un prestamista que controlaba gran parte del negocio prestamista ilegal en los bajos
fondos. Era una gran fuente de información cuando había que averiguar conexiones. Pero era
gay, y en el GUT ser gay rozaba la ilegalidad, así que no podían dejar claras sus intenciones
en público.
-Bien, entrad por el metro. Ya sabes por donde es.
-De acuerdo, en diez minutos estaremos allí. ¿Será joven no?
-Puto maricón. Si, es joven, tiene 21 años.
-Exquisito.
-adiós.
Y colgó. Volvió a llamar a los vigilantes de la entrada del metro para advertirles que iba un
grupo de 16 para las habitaciones del cariño. Que tenían que entrara a la habitación 32. La
parte de habitaciones del cariño de la sección 23 tenían unas entradas de “invitados”, como
Mateo en este caso. Eran entradas muy disimuladas y que llevaban directamente a las
habitaciones del castigo, así ninguno sabía que la sección 23 estaba justo encima. Todas las
entradas tenían la misma forma de funcionar: una entrada disimulada, una puerta acorazada
con clave, un montón de guardias y un laberinto de pasillos que, al que acudía de invitado,
hacían cruzar con los ojos vendados.
El ascensor llegó a bajo, y Eloy ya estaba preguntando las preguntas estúpidas de ¿que
haces? ¿Donde me llevas?. Tok entró en la habitación 32, que estaba vacía. Puso la mesa en
vertical y ató a Eloy a ella de espaldas. Después cogió espray reparador y se lo aplicó en las
heridas de bala para que se cerraran las heridas. Eso no reparaba el daño interior ni sacaba la
bala, que seguiría doliéndole, pero evitaba que muriera desangrado.
-¿Porque me haces esto? Creía que éramos amigos, por eso te he dicho lo de que estabas
borracho. No para atacarte, sino para ayudarte-dijo Eloy con lágrimas en los ojos- Te quería
como a un hermano, Tok, pero tu no tienes alma.
Tok lo dejó allí con su llantera infantil y cerró la puerta. Fue a la sala de control de esa
habitación y solo le dijo:
-Dentro de dos horas vendré a verte.
Salió de la sala y se dirigió a la habitación donde estaba maría. Entró en la habitación de
control y miró que le habían hecho. Había sido violada 6 veces, 4 de ellas por colaboradores
viejos y gordos y repetidas veces. No había dado resultado, no se había hundido. Tampoco le
habían dado comida ni agua por orden de Eloy. La madre, torpemente capturada, estaba en la
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habitación de al lado. Pulsó las órdenes en el ordenador para que la silla le vendara los ojos y
entró en la habitación.
-Soy sigue. ¿Tienes algo que contarme?
Ella sonrió.
-No, solo quería darte las gracias. Llevaba tiempo sin follar tantas veces en una misma noche.
Y aunque no fueran los chicos que yo hubiera escogido no ha estado mal. Además gracias a
que no me estás dando de comer se me va a quedar un tipo que ni el de una modelo.
Tok sintió un arrebato de ira, como el que había sentido arriba cuando disparó a eloy, se
acercó a ella y la agarró del pelo
-A ver niña, ¿Tu te crees que esto es un juego? Ya puedes estar contándome todo lo que
sabes o te mato, aquí y ahora.
-Pero tú ¿eres gilipollas? ¡No ves que no se a que te refieres! ¡Tonto! no sirves ni para estar en
medio. ¡Gilipollas!
Tok la emprendió a golpes con ella. Siguió dándole durante diez minutos, hasta que se dió
cuenta que estaba sudando y con las manos ensangrentadas. Respiró durante unos
segundos. Bajó la mano y le tocó el cuello. Sin pulso. Se la había cargado. Le quitó la venda de
los ojos. La muchacha tenía unos preciosos ojos azules que ahora estaban mirando al vacío.
Tenía la cara muy hinchada, varios dientes arrancados, la frente muy amoratada. En el
abdomen, donde también le había pegado fuertemente su veían los moratones, pero por las
zonas donde estaban debía de haber causado bastante daño interno. No había nada que
hacer, la principal fuente de chantaje para Harry y él se la había cargado por dejarse llevar por
la ira. Era impropio de él, ¿Que le estaba pasando?. En vez de agobiarse por eso, se le ocurrió
que podía sacar provecho. Estaba todo grabado en video, así que le haría llegar el video al
novio, a Harry, sin que se viera que estaba muerta. Si no servía haría que le llegara el video en
el que se viera a ella claramente muerta, y tal vez algún trocito de ellos. Los ojos por ejemplo, y
el video del enfermero quitándole los ojos. Con eso conseguiría o que se hundiera, o que lo
odiara tanto que intentaría buscarlo para eliminarlo. En ambas circunstancias Tok ganaba.
Salió de la sala y entró en la sala de control. Tecleó en el ordenador para que los videos se
transfirieran a la nube de la sección 23, y para que dejaran el cuerpo en esa habitación. Si
capturaba a Harry quería meterlo allí con el cadáver de su novia.
No vio al salir un pequeño cuadrado que se desprendía del suelo. Al pasar por la habitación 32
escuchó unos chillidos de dolor, unos jadeos y unas risas. Allí estaban, utilizando a su
asistente. Se metió en la sala de control. Lo tenían atado a 4 patas, mientras uno de ellos lo
violaba duramente. Eloy parecía como ido, en su cara se reflejaba una pena que las palabras o
los gestos no podían demostrar. Disfrutó viendo como el que lo había dejado en ridículo era
ridiculizado. Pero de repente una sensación extraña se apoderó de él, y un segundo después
una gran explosión sonó en el recinto. Salió corriendo al pasillo y se agachó, por si había algún
intruso. Miro alrededor, identificando peligros o algo fuera de sitio. La explosión había sido en la
habitación donde estaba maría y donde estaba la madre. Corrió hacia allí con el arma en alto.
Pulsó el botón para abrir la puerta pero estaba bloqueada. Fue a la sala donde estaba la
madre. Esta sala no estaba bloqueada. Entró y hizo un rápido análisis visual. Despejado. La
madre no estaba, pero había aparecido un gran agujero en la pared que comunicaba con la
habitación donde estaba María. Se asomó con precaución y vio algo que entre el humo se
metía por un agujero del suelo. Le disparó y el sujeto se desplomó en el suelo. Tok se acercó a
el y le miró. Un uruk. Miró donde estaba el cuerpo de maría y estaba vacío, en su lugar había
un racimo de bombas con una cuenta atrás que iba por 8 segundos, así que dejo al uruk y
corrió mientras esperaba llegar fuera del alcance de la bomba.
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