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rica cultura. Es un hecho el que no
sólo queda demostrado en numerosas y excelentes obras arquitectónicas, pinturas y esculturas, de
estilo románico y gótico, creadas en
Hungría y representantes del nivel
europeo de la época, sino también en
el fortalecimiento de la literatura
medieval húngara: los códices en
idioma húngaro (lamentablemente,
gran parte de ellos fue destruída
durante las guerras) constituyen una
importante biblioteca virtual. En
Hungría, durante el exitoso reinado
del rey Matías, en la segunda mitad
del siglo XV, uno de los talleres más
importantes de la cultura renacentista europea funcionaba en los palacios de Buda y de Visegrád. La
influencia del Renacimiento italiano
dejó sus huellas en Hungría mucho
antes que en los demás países de la
región centro europea. Las obras
maestras de la biblioteca de Matías en
Buda, los llamados Corvinas, siguen
siendo piezas mundialmente apreciadas del arte tipográfico renacentista.
Hungría no solamente asimiló la
cultura cristiana occidental, sino
también defendió sus valores
abnegadamente, y en estas difíciles
batallas más de una vez quedó
derrocada por el enemigo proveniente del este. Se produjo un viraje
trágico en las seculares guerras turcas: en 1526 el sultán turco venció al
rey húngaro en el campo de batalla
de Mohács. Las consecuencias fueron fatales para los húngaros. En
1541 quedó en manos de los turcos
la capital del reino, Buda, y el país se
dividió en tres partes: en las zonas
occidentales asumió el poder la Casa
de Habsburgo, el centro del país fue
dominado por los turcos, mientras
que en las regiones sudorientales,
en Transilvania, se estableció, como
último baluarte de la continuidad
nacional, un principado húngaro
independiente. La ocupación turca
duró ciento cincuenta años, y sólo
después de 1686, tras la reconquista
de Buda, se restableció poco a poco
la organización estatal del reino de
Hungría.
"

Después de las derrotas sufridas a
lo largo de la historia, la cultura
nacional, y sobre todo la literatura
reanimaron la vitalidad de los
húngaros. La Reforma de Lutero, y
más tarde, la de Calvino, llegados a
suelo húngaro, contribuyeron a fomentar esa fuerza vital al promover
la continuación del desarrollo de
la cultura en la lengua nativa. La
renovación católica, que igualmente
reconoció la importancia de la cultura nacional, sirvió los mismos propósitos. En 1590 se publicó, en la
traducción del predicador Gáspár
Károli, la versión protestante de la
Biblia completa en idioma húngaro
(la Biblia de Vizsoly). La versión
católica de la Biblia, publicada en
1626, se relaciona con el nombre del
religioso jesuíta György Káldi.
En la época de las guerras turcas
y de las luchas de la Reforma, el espíritu creador húngaro se manifestó
en la obra de Bálint Balassi, el más
destacado representante de la poesía
renacentista húngara; Péter Pázmány,
excelente predicador y fundador de
universidad, organizador de la Contrarreforma católica, así como Miklós Zrínyi, exitoso estratega y autor
del poema épico barroco, titulado
“Szigeti veszedelem” (El sitio de Sziget). Los conquistadores turcos, al
igual que el gobierno Habsburgo
consideraban Hungría como zona

fronteriza del imperio, y por lo tanto,
reprimieron las aspiraciones independentistas húngaras, representadas, en primer lugar, por los
príncipes de Transilvania: István
Bocskai, el que se volvió contra los
monarcas de Habsburgo, Gábor
Bethlen, y luego Ferenc Rákóczi II,
elegido príncipe por los Estados
húngaros.
Debido al desmembramiento del
país y a la pérdida de su independencia, las instituciones de la cultura
occidental no pudieron desarrollarse
verdaderamente. De este modo, a
diferencia de siglos anteriores, el país
no tuvo su propia corte real, similar
a las que en todos los países europeos
desempeñaban un importante papel
organizador en el progreso cultural.
La cultura nacional se albergaba más
bien en la corte principesca, más
modesta, de Transilvania, en los
palacios de la alta nobleza, en las
aulas episcopales, en las escuelas
eclesiásticas, en los conventos y en
las parroquias. La causa de la
literatura y la de la nación seguían
estrechamente entrelazadas: el erudito enciclopedista de Transilvania,
János Apáczai Csere, proclamó el
programa de las escuelas en lenguas
nacionales, y los memorialistas transilvanos ilustraron de forma personal
los acontecimientos históricos. Las
memorias del príncipe Ferenc Rákó-

Representación medieval de la capital húngara, Buda