CARTA ABIERTA ABA A LA COMUNIDAD DE SAN ISIDRO.pdf


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Carta abierta de la ASAMBLEA BOSQUE ALEGRE a la
comunidad de San Isidro

Entre 2011 y 2012 se produjeron hechos vinculados a la destrucción del Bosque Alegre y a la
apropiación de sus terrenos por el Club Atlético San Isidro (C.A.S.I.) por los que dicho Club y
el Gobierno Municipal (MSI) agraviaron a la comunidad de San Isidro.
Aunque no hay constancia de esto, el C.A.S.I. se habría visto en la perentoria necesidad de
expandir las posesiones que ya tiene en el Bajo de San Isidro a causa de la precipitada venta de
unos terrenos que tenía en la localidad de Escobar. Además, y esto sí lo ha comunicado
oficialmente el Club, la mudanza le permitiría reunir toda su actividad en San Isidro
reforzando el valor simbólico de su pertenencia a esta comunidad.
En mayo de 2011, la Municipalidad y el C.A.S.I. formalizaron la cesión de las tierras en que
se asienta Bosque Alegre para que el Club instale allí canchas de rugby. Aunque la ley exigía
que el proyecto fuera debatido previamente en audiencia pública, tanto el C.A.S.I. como la
Municipalidad eludieron cumplir con ese requisito esencial a fin de ocultar la inequidad que
contenía y que lo hubiera hecho vulnerable al control ciudadano que establece la ley.
Cuando tomó estado público la novedad de que el C.A.S.I. estaba talando Bosque Alegre y se
exigieron respuestas, la tala se detuvo y las autoridades municipales se pusieron al frente de
las conversaciones con vecinos/as y organizaciones hasta que, como ya se sabe, el 12 de abril
de 2012 llevaron a cabo un gran operativo con fuerzas del Programa de
Cuidados Comunitarios y de la policía bonaerense donde reprimieron a las personas que se
hicieron allí presentes.
Desde el día de la represión, la Municipalidad se dedicó a devastar y rellenar la mitad del
bosque provocando un daño irreparable a la otra mitad, la que quedó en pie y a la cual, en el
colmo del descaro y el cinismo, declaraba simultáneamente como “paisaje protegido”. Luego
cañoneó con comunicados de prensa en ambos sentidos, presentándose como una gestión
comprometida a la vez con el deporte y con el amor a la naturaleza y así aligerar el peso de la
carga que se había echado encima para satisfacer los intereses del C.A.S.I.

Devastar Bosque Alegre para que el C.A.S.I. ampliara sus comodidades en el Bajo de San
Isidro era un proyecto inviable si se actuaba dentro del marco de la ley y la comunidad debe
saber por qué.
El proyecto de instalar un campo deportivo donde había un bosque ribereño debió someterse a
debate en audiencia pública previamente a que la autoridad tome su decisión al respecto. Se