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El grupo de estudiantes de medicina y enfermería que participó en el proyecto. Foto: Adrienne Pine.

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n menos de una década de existencia, los profesionales de medicina y enfermería del Primer Hospital Garífuna en Ciriboya, Colón,
han atendido a más de medio millón
de pacientes. Aunque la comunidad
no está electrificada, con sus paneles
solares el hospital utiliza tecnologías
avanzadas; cuenta con máquinas de
rayos X, ultrasonido, equipo de odontología y un laboratorio completo.
La farmacia ofrece gran selección de
medicamentos. El personal médico
del hospital, en su mayoría garífuna,
brinda servicios a una población que
por aislamiento geográfico y discriminación nunca antes había gozado de
un adecuado servicio de salud. Y todo
se hace sin cobrar un solo centavo al
paciente.
El primer Hospital Garífuna es un
proyecto comunitario que rompe con
todos los esquemas de salud que existen, actualmente, en el resto del país
y en otros países (como los Estados
Unidos) también. Hoy vivimos en un
contexto regido por la privatización,
donde la escasez y el maltrato hacia
los pacientes y los familiares son la

norma; donde los dueños de corporaciones farmacéuticas se hacen ricos mientras la mayoría de la gente
no tiene para comprar medicamentos
básicos. El sistema público se ha caracterizado por el mal financiamiento
que recibe —con largas esperas, insuficiente personal y carestía de maquinaria básica—, mientras las clínicas y
los hospitales privados son, por naturaleza, excluyentes: solo la gente que
puede pagar tiene posibilidades de
aprovechar los servicios y el seguro
médico es cada vez más inseguro.

La crisis de salud no solo afecta a los
pacientes y sus familiares. Las y los
profesionales de medicina y enfermería del Hospital Escuela, por ejemplo,
brindan un servicio de excelente calidad; sin embargo, tienen insuficientes
recursos y espacio para la población
que deben atender. Aprender medicina y enfermería sin conocer los
modelos que permiten un trato justo,
humano y de la mejor calidad médica
resulta desesperanzador para muchos
jóvenes estudiantes que sueñan con
ayudar a sus pacientes a vivir sanamente, sin importar etnia, color de
piel, ni recursos económicos. A pesar
de que se enseña el modelo de atención primaria de salud (APS), es muy
difícil ponerlo en práctica cuando la
medicina gira alrededor del dinero.
Por ello, conocer ejemplos alternativos como el de Ciriboya se vuelve tan
importante.
En agosto de 2013, la carrera de Antropología de la UNAH invitó a Beth Geglia, doctoranda en antropología por
la Universidad Americana en Washington, DC, para presentar su documental “Medicina revolucionaria”, un
proyecto sobre el Hospital de Ciriboya. La fecha cayó en vacación escolar,
no obstante, el auditorio se llenó con
estudiantes, docentes, miembros del
público y periodistas que llegaron a
ver la película y conocer a la licenciada Geglia y al director del hospital, el

Fachada del Hospital Garífuna de Ciriboya. Foto: Blog oficial del hospital.