A diferencia de lo que aseguran muchos estudios de mercado.pdf


Vista previa del archivo PDF a-diferencia-de-lo-que-aseguran-muchos-estudios-de-mercado.pdf


Página 1 2 3 4 5 6 7 8 9

Vista previa de texto


Evidentemente, esta irreversibilidad es triste y deja un vacío, sobre
todo para quien todavía sigue pensando en términos románticos. El
vinilo, aunque repunte –que en términos de estatura es como si un
enano se sube a un taburete para ver si alcanza a mirar qué hay al
otro lado del Everest–, lleva tiempo jugando el papel de capricho, o
exquisitez, para una minoría que, sencillamente, puede (y quiere)
permitírselo, y que avanza hacia el estatus de objeto de lujo.
Todavía es asequible, por supuesto, y cualquier consumidor se
puede dar el capricho ocasionalmente, como quien sale a cenar a
un restaurante caro, y evidentemente hay clientes ávidos, adictos al
formato que no quieren negociar con nada más, y que poseen los
ingresos para mantener el hábito. De hecho, es este tipo de usuario
–generalmente identificado con los roles del audiófilo o del DJ, o del
coleccionista a niveles desbocados, comprador también de segunda
mano, que destina el grueso de sus ahorros a su hobby– el que
sostiene de verdad, no el negocio, sino el sentido del negocio.
Como antes se ha dicho, son los fans de un artista especialmente
popular los que ayudan a comprar en masa cierto título, que para el
sello se hace económicamente viable –incluso da beneficios– y que
para las estadísticas aporta un beneficioso maquillaje. Pero por
18.000 copias del álbum de Jack White hay sellos que planchan
tiradas nimias de 200 copias con las que poco más pueden aspirar
–y eso si lo venden todo, que no siempre ocurre– que a cubrir los