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el sobrenombre de Porres. Este ingresaría en la orden de los Dominicos, que fue fundada por otro
preclaro e insigne burgalés, Santo Domingo de Guzmán.
No eran tiempos muy propicios para la vida religiosa, sino todo lo contrario. Eran tiempos de
revoluciones y alardes anticlericales. Cuando Manuel tenía cuatro años, las gentes se levantaron
contra la invasión napoleónica. Poco antes, las Cortes de Cádiz (1812) habían votado una
Constitución que herían los sentimientos tradicionales del pueblo. Aún con ello, Manuel suspiraba
por vestir el hábito Franciscano.
En 1825 ingresa en la Orden en Priego (Cuenca) en el antiguo convento de San Miguel de las
Victorias. Así coronaba su juventud a los 19 años y se vestía de Franciscano.

SU MISIÓN EN DAMASCO
Hecha su profesión y ordenado Sacerdote el año 1830, ve colmados sus mayores deseos, al saber
que es elegido para ir a las Misiones de Tierra Santa con otros 19 misioneros, y el 3 de Agosto de
1831 desembarcaba en el puerto de Jaffa, tierra de Palestina.
Allí tuvo la ocasión de conocer los Santos Lugares de Belén – el Lago de Tiberiades, - Jerusalén,
- El Santo Sepulcro, es decir, recorrió los lugares principales donde nació, vivió y realizó la gran
obra de nuestra redención el mismo Jesús de Nazaret. Todo aquello enciende su ardor de actuación
misionera . Fue el P. Fray Isidro Bañuels el encargado de orientar al P. Manuel y compañeros en
todo ese recorrido por Tierra Santa. Y para poder perfeccionar sus conocimientos doctrinales se
trasladaría a Damasco para el aprendizaje del árabe. Pronto dominaría aquella difícil lengua y el
conocimiento perfecto de ella le capacitó para desempeñar el cargo de Párroco allí mismo ,
parroquia adscrita al Templo Franciscano de la Conversión de San Pablo de Damasco.
Allí sobresale por su celo y virtud. Los árabes, familiarmente le llamaban el “ Padre paciencia “.
Pero la salud del celoso fraile burgalés se resiente, y los Prelados y Superiores, viendo el estado en
que se encontraba, decidieron y juzgaron conveniente darle un descanso y cambiarle de clima , y es
destinado a Luca (Italia) en cuyo convento es modelo de amabilidad y ejemplo de obediencia.
En cuanto sé sintió restablecido, volvió a pensar de nuevo en su parroquia de Damasco, donde
tenía puesto su corazón e ilusiones, y solicitó el retorno a su antigua y apreciada Parroquia. Y como
enferma nuevamente pensaron que la mejor forma de curarse sería volver a España.

SU MISIÓN EN ESPAÑA
Los conventos de España, por aquella época, estaban cerrados por la inicua ley de exclaustración,
y por ello se dirigió a su pueblo natal de San Martín de las Ollas, a la casa de un hermano suyo,
donde apenas permaneció un par de Meses, y donde los aires sanos de su pueblo le hicieron
recuperar sus fuerzas y salud.
Ya en el año 1847, plenamente curado, no tuvo inconveniente en aceptar el encargo de dar clase
de lenguas orientales a los seminaristas en el Seminario pontificio de Burgos, donde formó parte del
Claustro de profesores del Seminario, como Catedrático de lengua hebrea y griega.. Pero
acostumbrado al ministerio parroquial, y su celo por la labor pastoral, añoraba un contacto más
directo con las necesidades espirituales y pastorales y el Sr. Obispo no tuvo inconveniente el
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