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“El Bancomext ha pasado por etapas muy importantes
en el lapso en que me tocó conducir los destinos sindicales. Lo ejemplificaría en tres grandes periodos.

Las grandes batallas
De los muchos episodios de tu gestión, ¿cuáles son para ti los más
relevantes y cuáles las grandes batallas libradas por la dirección
sindical?

”El primer periodo abarca de finales de 2007 a 2010,
cuando se oficializa la decisión gubernamental de fusionar al Bancomext con Nafin. Esto se tradujo en una
intervención de facto del Banco, una reestructuración
muy profunda y el desmantelamiento de varias de sus
áreas, que nos dejaron un Bancomext desdibujado, despersonalizado, tomado por las autoridades de Nafin.
Condenado a desaparecer. Sin duda, la peor crisis del
Banco en su historia.

En estos diez años se vivieron situaciones muy importantes para el Sindicato y la comunidad del Bancomext. Situaciones, algunas extremas, que pusieron a prueba la representatividad y capacidad de nuestra organización. Me
permito enumerarte algunas, las más importantes, que en
sí mismas tienen una amplia historia y circunstancia.
En 2006 se abrieron las Condiciones Generales de
Trabajo para introducir el nuevo modelo de pensiones
denominado de Contribución Definida. A pesar de las
presiones, el Sindicato logró que no se tocara ningún
otro punto, ninguna prestación. Todas permanecieron
igual. Estas CGT son las que aún están vigentes y nos
dan certeza y claridad laboral.

”La segunda etapa cubre los dos últimos años del gobierno de terror de Felipe Calderón, con un Bancomext
en el limbo, si bien con la certeza de no ser liquidado.
En esta fase se hizo un recuento de los daños, de la nueva realidad institucional. Un momento de incertidumbre, con una pregunta siempre en el aire: ‘¿qué sigue
para el Banco?’.

El nombramiento, a finales de 2006, de un único director general para Bancomext y Nafin fue para el Sindicato la confirmación de que el entonces recién iniciado
gobierno iba con todo para lograr la fusión de ambas
instituciones. El Sindicato se abocó entonces, y en los siguientes años, a defender, también con todo, al Banco y
garantizar su permanencia. Nos preparamos en el tema
y decidimos dar la batalla en el ámbito de las ideas, de
las razones. Generamos documentos con una argumentación firme sobre el grave error que representaría la
desaparición del Bancomext. Llevamos nuestra posición al Congreso de la Unión, en donde encontramos
importantes aliados que fueron fundamentales para la
defensa de nuestro Banco. Organizamos, en el Senado
de la República, el trascendente foro “Una Banca de
Desarrollo para el Crecimiento Económico y la Generación de Empleo”. Los senadores nos encargaron la
publicación de la memoria del evento, lo que implicó
un arduo trabajo editorial. Organizamos y participamos
en un grupo de trabajo que incluyó a ex directores generales del Banco, congresistas y expertos en el tema. Publicamos desplegados, el más importante de los cuales
apareció a plana completa en el periódico Reforma, en
los que ofrecimos nuestros argumentos a favor de la permanencia del Banco. Argumentos que ahora, por cierto,
se utilizan para justificar su relanzamiento, lo cual nos
da una enorme satisfacción. En mi calidad de secretario
general me tocó atender a los medios de prensa, acudir a entrevistas radiofónicas, hablar en la Comisión de

”Finalmente, tenemos el periodo del relanzamiento institucional, a partir del relevo presidencial a finales de
2012 y el nuevo planteamiento para el Bancomext. En
este lapso veo una Institución fortalecida, prestigiosa,
estable, en los primeros planos del financiamiento público. Un Bancomext para un tramo largo.”
Con respecto al personal del Banco, Alfredo ve en marcha un cambio generacional muy interesante. “En estos
últimos tres años —señala— hemos visto llegar a un
buen número de compañeros con un perfil y una propuesta diferentes a lo que fue el trabajador tradicional
del Banco. Los nuevos trabajadores son, en general,
egresados de universidades privadas, o tienen sus posgrados en éstas; con grados académicos elevados, y un
nivel técnico importante. Ello se refleja en una mayor
productividad e, incluso, mejoras e innovaciones en el
trabajo. Veo a estos nuevos grupos con una posición
más pragmática y con mejor disposición a los cambios.
Valoran trabajar en una institución del prestigio y calidad del Banco, pero no la ven como el fin último en
sus vidas laborales, sino sólo como una opción, buena,
de trabajo. En anteriores generaciones del Bancomext,
muchos entraban a laborar para, como se decía entonces, “hacer huesos viejos” en la Institución, en los
mismos puestos y procesos. Existía el aliciente de una
buena jubilación al final del camino. Ahora no hay tal
apego.”

abril 2016

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