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©Campos Fonseca, Susan. “Diálogos en Ainulindalë: sobre el problema de pensar la música y la música como pensar".
En: Revista Humanitas, Vol. 3, 2008, Pontificia Universidad Javeriana, Cali-Colombia, 2008, pp.175-195.
Muchos años después, sigo encontrando el misterio intacto, pero he entablado
diálogo con él, y con otros autores que se han planteado preguntas similares desde otros
ángulos, conformando un mapa llamado “Filosofía de la Música”, cuya verdad oculta
reside en lo que No me dice. El diálogo con el Ainulindalë me ha mostrado cómo
nuestras reflexiones sobre la Música siguen siendo eso, reflexiones, reflejos, “parpadeos”
cómo diría Nietzsche.
Así que en oposición a la opinión general que supone resueltos todos los misterios,
este ensayo, como parte de un proyecto de investigación dedicado al problema de pensar
la Música y la Música como pensar, se colocará en ese lugar entre Mito y Razón, donde
Gadamer supo ver en el Mito un portador de su propia verdad, verdad inalcanzable para
la explicación racional del mundo, porque en él viejas verdades y nuevas comprensiones
son una, son “respuestas consumadas en las cuales la existencia humana se comprende a
sí misma sin cesar. Lo racional de tales experiencias es justamente que en ellas se logra
una comprensión de sí mismo. Y se pregunta si la razón no es mucho más racional
cuando logra esa autocomprensión en algo que excede a la misma razón.”5
Sólo pido al Lector(a) que trate de no engañarse creyendo que la Música es un
aspecto lúdico de la vida, y mucho menos un ente de cambio social, político o
económico. No es partituras, ni transmisiones orales, ni “músicas”, y mucho menos
culturas musicales, “etnos” o musicologías, esas son representaciones, formas que
nuestro entendimiento a convertido en verdades y métodos para que podamos
conceptualizarla y practicarla. Sé que semejante afirmación genera un estado de
perplejidad y escándalo, pero sólo así podemos iniciar el diálogo por lo que “no es”, y el
por qué de esas negatidades es lo que canta sin cantar el Ainulindalë, lo que nos dice sin
que podamos escuchar.
II. El Ainulindalë de J.R.R. Tolkien y el problema de pensar la Música.
El Ainulindalë cómo problema del pensar la Música se da en lo que No nos dice, en
la ambigüedad de lo que entendemos por “pensar”. Martin Heidegger lo expresa
maravillosamente cuando sentencia que “pensar es poetizar el ser del ente”. Y aunque
dicha sentencia nos lleva a una etimología filosófica cuyo análisis va más allá de las
intenciones de este ensayo, la traemos a nuestro diálogo porque esa pequeña frase es el
principal motor de las preguntas que en el se plantean.
Para comenzar, hay algo que nos queda patente en esa sentencia heideggeriana: que
“pensar” no es sinónimo de “ciencia”. Esto plantea un problema muy complejo para la
Música como ciencia, sobre la cual se elaboran teorías e hipótesis cuya base es algo
acotado y reducido, una idea, no lo que es. Y como idea a no ser que se lleve al terreno
de la historia, de los hechos, de la realidad efectiva, es muy poco probable hacer de la
Música una hipótesis, convirtiéndola en Ciencia. Incluso a pesar de la techné y sus
derivados, cuando se habla de música y nuevas tecnologías no se habla de “Música” sino
de “soportes”, de medios para “hacer música”, de parámetros y criterios para pensarla, es
decir, de condicionantes para un traerla a presencia.
Aunque lo anterior suena a transcendentalismo, este problema del pensar la Música
puede explicar por qué la gran mayoría de las “Filosofías de la Música” son relatos
5
GADAMER, Hans-George: Mito y Razón, Paidos, 1997, p. 22.
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