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©Campos Fonseca, Susan. “Diálogos en Ainulindalë: sobre el problema de pensar la música y la música como pensar".
En: Revista Humanitas, Vol. 3, 2008, Pontificia Universidad Javeriana, Cali-Colombia, 2008, pp.175-195.


grecolatino y la llamada proporción áurea.
Otra respuesta a considerar sería el carácter ritual de la Música, donde lo que en
occidente conocemos como “música” es experimentado como canal, portal, apertura entre
espacio y tiempo, entre materia y energía, como sendero entre diferentes estados de la
conciencia, algo que comparten casi todos los pueblos de la Tierra; pero: ¿y si
pudiéramos encontrar otras razones?
En la era de la técnica, de la imagen del mundo y el simulacro (como dirían
Heidegger, Benjamín y Baudrillard), ¿por qué elige Tolkien a la Música como demiurgo
de la palabra? ¿Acaso conocía el secreto que tratan de desgarrar los estudiosos(as) en sus
tesis sobre discursos sonoros, artes sonoros, experimentos sonoros y filosofías de la
música? ¿Acaso tomó la vuelta en otra esquina y llegó al sitio codiciado por las
innumerables cátedras donde se delibera sobre: qué es música, cuál es su significado e
importancia, su naturaleza y valor? Aquí no se pretende revelar ningún “secreto”, pero si
meditar sobre un problema que sigue siendo presa de especulaciones, y cuya tautología a
llevado al pensar la Música como representación de la moda intelectual de turno.
A este respecto, el Lector(a) se preguntará: ¿por qué pensar la música a través del
Ainulindalë, si mito y razón son aparentemente incompatibles? La respuesta a ésta
pregunta reside en el propio Ainulindalë cómo cosmogonía, Pío Baroja lo expuso
claramente en su Árbol de la Ciencia (1911) cuando señalo que “toda filosofía es una
cosmogonía”; además, personalmente, todavía no he encontrado mejor sitio para pensar
la Música (y nuestra propia época), que el situado entre Mito y Razón.
Ahora bien, es verdad que pude haber utilizado para este efecto algún mito
grecolatino o judeocristiano, como suele ser usual en este tipo de disertaciones, o quizás
optar por la contra hegemonía y tomar algún mito de los pueblos indígenas o
afroamericanos de alguna antigua colonia europea, es más, incluso de los propios
indígenas europeos. Pero he preferido echar mano a un mito moderno creado por un
escritor del siglo XX, cuyas raíces se nutren de esos mitos y de la realidad de nuestra
época.
Acepto que esto recuerda al pensamiento del recientemente fallecido Richard
Rorty, quien popularizado la capitulación posmoderna de la filosofía en favor de la
literatura, como cuando Eugenio Moya Cantero escribe que: “para Rorty, el esfuerzo
tradicional de filósofos y científicos por ir más allá o más acá del lenguaje para descubrir
una verdad ajena al tiempo, la contingencia y el azar resultó fracasado, por lo que
consideró que era posible una cultura posfilosófica en la que poetas y novelistas
asumieran el papel de vanguardia cultural.”4 Y por esta razón, he considerado que quizás
dialogar en Ainulindalë nos revele una Música como pensar.
En honor al difunto Richard Rorty he elegido un mito de ficción literaria del siglo
XX como metáfora para analizar un problema bastante antiguo, desde que leí por primera
vez el Ainulindalë sospeché que escondía una especie de “mensaje secreto”, y desde
entonces, me he dedicado a investigar acerca de esa sospecha, encontrándome en un
limes entre lo que entendemos como Música y el Logos.

























































Explorer (TRACE), ha encontrado lo que algunos interpretan como las primeras evidencias de “música
originada” en un cuerpo celeste, tal como habían imaginado los pitagóricos (primero) y Kepler (más tarde);
pero ¿por qué suponemos que esto es “música originaria”?
4
MOYA, Eugenio: "Filosofía, literatura y verdad (aproximación crítica al textualismo de Rorty)", en
Revista de Filosofía Vol. 27 Núm. 2 (2002), p. 305.



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