ELVALORSALVIFICODELSUFRIMIENTO.pdf


Vista previa del archivo PDF elvalorsalvificodelsufrimiento.pdf


Página 1...5 6 78942

Vista previa de texto


7

Grosso modo podemos decir que hoy día el enfermo es cada vez más considerado como
objeto de estudio, de investigación, de experimentación de nuevas terapias. Mientras
que hasta la Ilustración se le consideraba al enfermo en general siempre en su
integridad personal, con una relación personal con el médico o con el sacerdote,
rodeado y sostenido por el afecto de sus familiares, con el advenimiento de la
medicina moderna el enfermo comienza a ser tratado cada vez menos como
persona, y cada vez más como un objeto, aislado del ambiente familiar, y
experimenta la soledad en los complejos hospitalarios; Ya no tiene una relación
personal con el médico. En los hospitales el médico tiene contactos saltuarios sólo con
los familiares para informarles sobre la evolución para bien o para mal de la enfermedad
Se atisban, sin embargo, nuevas tendencias para relacionarse con el enfermo
como persona en su integridad. Además de los hospitales donde actúan médicos
católicos o con conciencia humana, y donde la asistencia está asegurada por monjas
católicas o por personal movido por el respeto y el amor hacia los hospitalizados,
surgen formas de medicina que ofrecen terapias integradas respetuosas de los
varios aspectos de la persona del enfermo.
Otras respuestas al sufrimiento en nuestros días
Muchas otras son las respuestas al problema del sufrimiento en la enfermedad, en la
vejez y frente a la muerte en nuestros días: además de la medicina, el recurso a la
magia, a religiones orientales entre las cuales está en boga el Budismo19, a sectas
esotéricas, al espiritismo, a la astrología.

La respuesta de la Revelación
Después de esta rápida mirada echada sobre algunas respuestas al sufrimiento, veamos
ahora la respuesta que nos viene de la Revelación. Hay que puntualizar que en el
judeo-cristianismo la respuesta al por qué del sufrimiento no llega ya de una búsqueda
del hombre única y principalmente, sino que viene de la luz de la revelación de Dios.
Dios mismo, que con el pueblo de Israel empieza una historia de salvación, va
iluminando poco a poco a su pueblo sobre el significado, sobre el por qué de los males
que lo afligen, sobre el por qué de la enfermedad y del sufrimiento.
Esta manifestación del sentido salvífico del sufrimiento será progresiva y alcanzará
su culmen en Jesucristo, en el misterio de su Pascua, pasión, muerte y Resurrección.
En el Antiguo Testamento, a través de eventos, Dios va manifestando a su pueblo el
valor salvífico del sufrimiento. Cito sólo algunos pasos:
En el Libro del Génesis vemos como el sufrimiento es consecuencia del pecado.
Pero:
"... en el relato de la caída, el anuncio de la salvación precede al anuncio del castigo
que será infligido a Eva y Adán. Este plan de salvación se realizaría gracias a la alianza
establecida con la mujer y la lucha victoriosa sobre la serpiente por el descendiente de la
mujer:
"Entonces Yahveh Dios dijo a la serpiente: «Por haber hecho esto, maldita seas entre todas
Ignacio Serrada Sotil, ob. cit., p. 44-45 «Buda, que significa iluminado o despierto, era el nombre descriptivo
que recibió un príncipe indio, Siddharta Gautama, por haber llegado a un estado de completo conocimiento. E]
sendero budista no tiene otro propósito sino conducir a un similar estado de conocimiento, y a la liberación del
temor y el sufrimiento que tal conocimiento implica». La doctrina (dharma) de Buda tiene su base en las cuatro
dukkha. El que encuentra la iluminación en este aspecto y no se abandona a una vida fácil y engañosa, alcanza
la segunda noble verdad, que es la verdad sobre la causa del sufrimiento. Esta causa es el deseo, que nos
devora constantemente en todos los ámbitos de la vida, y que lleva asociada la decepción por no alcanzar
aquello que deseamos. Así, la tercera es la noble Verdad sobre la cesación del sufrimiento: «la enseñanza
de Buda afirma que solamente arrancando de raíz la causa del sufrimiento (dukkha), es decir el deseo, se
puede alcanzar un estado en el que no vuelva a surgir dicho dukkha. Este estado, el estado de no aparición de
dukkha, se llama Nibbana»19 . (Cf. H. Saddhatissa, Introducción al budismo, Alianza, Madrid 41985)
19