Defensa.pdf


Vista previa del archivo PDF defensa.pdf


Página 1 2 3

Vista previa de texto


Defensa: De la mili a los grandes cuarteles generales

El cambio experimentado en Andalucía dentro del ámbito de la Defensa durante las tres últimas décadas ha sido inmenso. Tan
descomunal que ha pasado desapercibido para la gran mayoría de sus habitantes, aunque resulte paradójico. Tal vez esa
circunstancia refrende una afirmación de Tsun-zu: “Sutil e incorpóreo, el estratega experto no deja huella. Obra tan divinamente
misterioso que es inaudible”.
De forma menos elevada y casi por reducción a lo absurdo, cabe simplificar esa gran transformación enunciando que se ha pasado
de lo fofo a lo vacío. Antes que tal simplificación se malinterprete, conviene explicar que, durante gran parte del siglo XX y
especialmente en la década de los ochenta, el credo de EEUU y la OTAN era una doctrina estratégica conocida por FOFA (acrónimo
inglés de Follow On Force Attack / Ataque contra las Fuerzas Seguidoras, las siguientes a las de vanguardia). Y a esa OTAN acababa
de incorporarse España (1981) y de nombrar a su primer representante en el Consejo del Atlántico Norte (1982).
Los postulados FOFA priorizaban atacar y destruir a las fuerzas del segundo escalón -y de los siguientes consecutivos, si se dejanque el oponente pueda lanzar sobre un teatro de operaciones. Esa destrucción descansaba sobre los modernos sistemas de misiles y
buscaba quebrar la alimentación de la batalla, al privar de suministros y tropas de refresco a la vanguardia o primer escalón
adversario. Tal planteamiento estratégico bien pronto se va a traslucir sobre el territorio andaluz, como lo hará sobre toda una
nación que rondaba los 350.000 hombres en armas, pero de los cuales un 67% eran conscriptos; o sea, prestaban servicio militar de
forma obligatoria y la mayoría con poco entusiasmo.
Las potencias occidentales habían aprendido de sus últimos escenarios bélicos que el mayor número de soldados no determina la
victoria de un ejército. El poderío lo brindan unas fuerzas bien entrenadas, motivadas y equipadas, dotadas de una logística eficaz y
con la sensación de sentirse respaldadas por su ciudadanía. Algo poco compatible con un panorama donde más de la mitad de los
uniformados permanecían alistados por obligación, desmotivados ante la interrupción de sus empleos o estudios durante un año y
medio de su vida y recelosos de las motivaciones de sus oficiales, pues el fallido golpe de Estado del 23-F alimentó esa desconfianza.