ROBERT BLOCH Biografia y Compilado De Relatos.pdf


Vista previa del archivo PDF robert-bloch-biografia-y-compilado-de-relatos.pdf


Página 1 2 3 456146

Vista previa de texto


Una Cuestion De Identidad
Ved Como Corren
Viaje Al Ego
LA RISA DEL VAMPIRO-EL VAMPIRO ESTELAR-ALGO LLAMADO ENOCH-CUADERNO
HALLADO EN UNA CASA DESHABITADA-UNA CUESTIÓN DE IDENTIDAD-EL
HOMUNCULO-EL DEMONIO EN LA TIERRA-EL BESO SINIESTRO-LA CAPA-LOS OJOS
DE LA MOMIA-ATENTAMENTE SUYO, JACK EL DESTRIPADOR-LOS ESCARABAJOSLOS CREADORES DE FANTASÍAS-MADRE DE SERPIENTESLA SOMBRA QUE HUYÓ
DEL CHAPITEL
LA RISA DEL VAMPIRO - The grinning Ghoul
El destino nos juega extrañas bromas, ¿no es así? Hace seis meses yo era un psiquiatra de fama, y
en la práctica de mi profesión gozaba de un éxito más que moderado; hoy soy un interno en un
sanatorio para enfermos mentales. En mi especialidad como alienista y médico, habla confiado
muchas veces a mis pacientes a la misma institución en la que hoy me encuentro confinado, y ahora
-¡ironía de las ironías!- soy su hermano en mi desgracia.
Y no obstante, en realidad no estoy loco. Me enviaron aquí porque quise decir la verdad, y no era la
clase de verdad que los hombres se atreven a revelar o a reconocer. Soy consciente de que mi papel
en el asunto me llevó a sufrir una fuerte depresión nerviosa, pero no me afectó demasiado. Mi
historia es cierta; lo juro -pero ellos no me creyeron. Naturalmente, no tenía pruebas suficientes que
ofrecer; no he visto al Profesor Chaupin desde aquella noche repleta de acontecimientos del pasado
Agosto, y mis subsiguientes investigaciones fallaron al acreditar su pretensión a un puesto en
Newberry College: Esto, no obstante, sólo atestigua la validez de mi declaración; una declaración
que me envió a este vergonzoso confinamiento, a una muerte en vida que aborrezco. Hay otra
prueba concreta que podría dar si me atreviera, pero sería demasiado horrible. No debo conducirles
al mismo lugar de aquel cementerio desconocido, indicarles el pasadizo que se abre bajo aquella
tumba. Es mejor que sufra solo, que el mundo se ahorre el conocimiento que destruye la cordura.
Con todo, es difícil para mi vivir así, y a la monotonía de mis días se añade el tormento sin fin de
mis sueños nocturnos. Es por esto que he decidido escribir este relato. Quizás el desarrollo de mi
historia servirá de algun modo a aliviar el difícil peso de mis recuerdos.
El asunto empezó un día del pasado Agosto en mi oficina de la ciudad. Aquella mañana había sido
una aburrida espera, y la larga y cálida tarde llegaba a su fin cuando la enfermera hizo entrar al
primer paciente. Era un caballero que venía a verme por primera vez; un hombre que se presentó
como el Profesor Alexander Chaupin, de Newberry College. Hablaba de una forma sibilante, con un
peculiar acento extranjero que me hizo presumir que no era natural de este país. Le invité a que se
sentara y procuré estudiarlo rápidamente mientras aceptaba mi invitación. Era alto y delgado. El
cabello comenzaba a blanquear, tirando a platino, aunque por su aspecto general aparentaba tener
unos cuarenta años. Sus ojos verdes, vacilantes, se hundían bajo una pálida frente protuberante, bajo
unas cejas largas y oscuras. La nariz era ancha, con sensuales ventanillas, pero sus labios eran
delgados, un contraste físico que en seguida llamó mi atención. Las huesudas manos que
descansaban sobre la mesa eran extraordinariamente pequeñas, con largos dedos rematados por uñas
afiladas, y pensé que se dedicaba a trabajos de consulta y al estudio. Su postura flexible era como la
de una pantera en reposo; tenía la desenvoltura de un aventurero y los modales refinados. A la luz
del sol pude observar su rostro, y vi que todo su semblante estaba cubierto con una red de finas
arrugas. También noté la extraña palidez de su piel, que indicaba alguna afección dermatológica.
Pero lo más extraño de él era su modo de vestir. La ropa, evidentemente nueva, era incongruente en
dos aspectos: demasiado elegante para presentarse a aquella hora y además, no parecía hecha para