1965 12 07, Concilium Vaticanum II, Constitutiones Decretaque Omnia, ES (1).pdf


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"cuida con amor maternal de los hermanos de su Hijo, que peregrinan todavía y se debaten
entre peligros y angustias, hasta que sean conducidos a la patria feliz". Hónrenla todos
devotísimamente y encomienden su vida y apostolado a su solicitud de Madre.

Capítulo II
Fines que hay que lograr

Introducción
5.
5. La obra de la redención de Cristo, que de suyo tiende a salvar a los hombres,
comprende también la restauración incluso de todo el orden temporal. Por tanto, la misión de
la Iglesia no es sólo anunciar el mensaje de Cristo y su gracia a los hombres, sino también el
impregnar y perfeccionar todo el orden temporal con el espíritu evangélico. Por consiguiente,
los laicos, siguiendo esta misión, ejercitan su apostolado tanto en el mundo como en la
Iglesia, lo mismo en el orden espiritual que en el temporal: órdenes que, por más que sean
distintos, se compenetran de tal forma en el único designio de Dios, que el mismo Dios tiende
a reasumir, en Cristo, todo el mundo en la nueva creación, incoactivamente en la tierra,
plenamente en el último día. El laico, que es a un tiempo fiel y ciudadano, debe comportarse
siempre en ambos órdenes con una conciencia cristiana.
El apostolado de la evangelización y santificación de los hombres
6.
6. La misión de la Iglesia tiende a la santificación de los hombres, que hay que
conseguir con la fe en Cristo y con su gracia. El apostolado, pues, de la Iglesia y de todos sus
miembros se ordena, ante todo, al mensaje de Cristo, que hay que revelar al mundo con las
palabras y con las obras, y a comunicar su gracia.
Esto se realiza principalmente por el ministerio de la palabra y de los Sacramentos,
encomendado especialmente al clero, en el que los laicos tienen que desempeñar también un
papel importante, para ser "cooperadores de la verdad" incoactivamente aquí en la tierra,
plenamente en el cielo(3 Jn., 8). En este orden sobre todo se completan mutuamente el
apostolado de los laicos y el ministerio pastoral. A los laicos se les presentan innumerables
ocasiones para el ejercicio del apostolado de la evangelización y de la santificación. El
mismo testimonio de la vida cristiana y las obras buenas, realizadas con espíritu sobrenatural,
tienen eficacia para atraer a los hombres hacia la fe y hacia Dios, pues dice el Señor: "Así ha
de lucir vuestra luz ante los hombres, para que viendo vuestras buenas obras glorifiquen a
vuestro Padre que está en los cielos" (Mt., 5,16).
Pero este apostolado no consiste sólo en el testimonio de la vida: el verdadero apóstol

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