Mundo nexo 1.pdf


Vista previa del archivo PDF mundo-nexo-1.pdf


Página 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12

Vista previa de texto


Leyendas de los 9 Reinos: 1ª Leyenda - Libro 1
—¿De qué habláis? — Pregunto sin molestarme en ocultar mi incredulidad ante esas reacciones
y mi cierto cabreo.
—Hicimos una apuesta. — Me responde Cloto tranquilamente. — Mi hermana Láquides dijo
que tu primera pregunta sería acerca de la situación actual en tu mundo, yo dije que lo primero que
preguntarías es porqué los dioses te dieron la espalda….
—Pero yo dije que te irías por las ramas y preguntarías cualquier tontería como dónde estabas
ahora, y he acertado, seguro que querías tantear el terreno para ver cuando mentíamos y cuando
decíamos la verdad. — Me dice con una sonrisa de oreja a oreja, sabiendo que ha ganado y que ha
acertado.
Yo me ruborizo, ya que me ha leído la mente por completo, empiezo a decir una excusa, pero me
callo, eso solo conseguirá empeorar aun más mi imagen ante ellas. No debo comportarme como una
cría, es perfectamente esperable que se adelantaran a mis jugadas, pero aun así me molesta que se lo
tomen a guasa.
—Curioso. — Interviene mi guardián. — ¿Una apuesta para ver quién acertaba? Yo creía que lo
sabíais todo, ¿pero no sabíais qué era lo primero que iba a decir en esta conversación? — Les
pregunta en tono jocoso. ¿Intenta provocarlas?
Láquides y Átropos empiezan a reír a carcajadas, mientras que Cloto solo sonríe y se tapa la
boca por educación.
—Dime, chico, ¿qué crees tú que es el destino? — Pregunta Láquides.
Pero antes de que él pueda responder o Láquides pueda seguir hablando, Átropos estira su brazo
derecho y lo pone entre Láquides y mi guardián, los cuales se callan al momento.
—¿Es esa tu primera pregunta, hijo del último Plutón? — Le pregunta Átropos con rostro serio,
pero con la ceja derecha arqueada otra vez.
—¿Eso tampoco lo sabes? — Le responde mi guardián, él no es de los que se amedrentan ante
nadie, lo sé muy bien, por eso mismo está aquí hoy. — Que demonios. Sí, es mi primera pregunta,
¿por qué no sabéis algo tan simple como el principio de una conversación pero sí sabéis quien es
ella y de quién soy hijo? — Pregunta esta vez con el entrecejo fruncido.
Vuelvo a sentir miedo, hasta ahora nos han tratado bien, pero siguen siendo las moiras, las Tres
Tejedoras, las que designan el destino de cada mortal desde que nace hasta que muere, y si lo que
me dijeron es cierto, solo tienen que cortar el hilo de un mortal para que éste deje de respirar, no
debería provocarlas así, si se ofenden y se vuelven contra nosotros nada de esto tendrá sentido y
todo habrá acabado.
—Al final vas a caerme bien y todo, hijo. — Le responde Átropos, con una sonrisa cálida y una
risita parecida a la de Láquides, salvo que ella se ríe diciendo “Jejejejejeje” en vez del “Jijijijiji” de
su hermana.
¿Ha salido bien la jugada? Láquides y Cloto tampoco parecen molestas, casi aliviadas me
atrevería a decir. ¿Por qué?
—Hermanas. — Interrumpe Cloto antes de que ninguno podamos seguir la conversación. —
Mucho me temo que aun no les hemos explicado a nuestros invitados las condiciones, así que
deberíamos aclararlo todo antes de que sigan preguntando.
¿Condiciones? Maldita sea, entonces sí que nos van a pedir algo a cambio de la información, era
de esperar, pero como hasta ahora no había dicho nada pensé que nos ayudarían sin más, pero no,
nada en este mundo es tan sencillo, siempre hay que pagar por algo que quieres. El problema es qué
pueden querer de nosotros unas diosas.
—¿Condiciones? — Pregunta mi guardián con el entrecejo arrugado. Ha dejado bien claro con
una palabra y un gesto lo que pensamos.
—Aaaaaaaaaaaaah… Es verdad, qué cabeza tenemos. Esto es lo que pasa por no tener
prácticamente contacto con nadie que no seamos nosotras. — Dice Láquides echándose las manos a
la cabeza.

Darío Ordóñez Barba

Page 10