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Advertencia sobre las citas:
Como en todos los casos en que publicamos citas, textos, panfletos o fragmentos de otros grupos o personas, dicha inclusión no
implica en absoluto una reivindicación acrítica de los mismos, sin importar a quién pertenecieron esas palabras, los militantes que
las escribieron o las organizaciones de las que formaron parte. Constituiría una fantasía el pretender que un individuo, en un
momento dado, haya podido afirmar todo el proyecto de la revolución, y que en plena sociedad capitalista no podamos estar
influenciados, al menos mínimamente, por la ideología burguesa.
Así tampoco se intenta dar un respaldo de autoridad a las citas publicando quién las ha firmado.
Las gráficas utilizadas al interior de este número fueron realizadas por: Gerd Arntz (1900-1988)

PRESENTACIÓN a este quinto cuaderno:
CONTRA LA DEMOCRACIA, SUS DERECHOS Y DEBERES
“En términos generales, la democracia es la regla de la igualdad y los derechos. Es muy fácil
entenderla como capitalista: los “derechos” implican la existencia de individuos atomizados
compitiendo entre ellos, además de una forma estatal o cuasi-estatal que los garantice; la
“igualdad” implica la existencia de una sociedad en que la gente tiene un valor igual, o sea, una
sociedad basada en el trabajo abstracto.”
Wildcat, “En contra de la democracia”

“No es una cuestión de palabras, es una cuestión de sustancia: Se trata de toda la diferencia entre
la democracia, que significa gobierno del pueblo, y anarquía que significa no gobierno...”
Errico Malatesta, “En el café. Conversaciones sobre comunismo anárquico”

En la actual forma democrática, los seres humanos se
organizan en sociedades determinadas por las
premisas de la reproducción del Capital. La burguesía
ejerce así, en tanto que representante del Capital, una
dictadura social, formal y políticamente democrática,
pero dictatorial en tanto que casi la totalidad de nuestra
especie está obligada a vender su fuerza de trabajo
sólo para existir, manteniéndose a flote como
aletargados productores-consumidores-ciudadanos, o
simplemente reventar. De esta manera, no intentamos
presentar a la democracia simplemente como una
conspiración burguesa para mantenernos engañados,
o como un modelo político estático sin contradicciones
ni historia. La forma en que se ha configurado esta
dictadura social que antes subrayábamos, es el
resultado histórico del antagonismo de clases, de una
correlación de fuerzas desfavorable para los oprimidos
que ha podido lograr “conquistas” en cuanto a lo
formal, pero poco y nada en lo que hace a lo sustancial
de esta dictadura del Capital.
Empleamos el término dictadura no simplemente en su
sentido ideológico, es decir de dictadura política, nos
referimos a una dictadura social, que es la garantía
ejercida por medio de la violencia de la propiedad
privada.
Esto bastaría para afirmar su negación en términos
programáticos, pero intentamos presentar una
aproximación al desarrollo de la misma en nuestro
mundo contingente, para que su entendimiento sirva en
pos de reconocer al menos “algo”, ya sea la sustancia
del dominio del Capital, la negación de la vida por la
economía o la valorización del valor; y como única
conclusión posible: la necesidad de la revolución y del
comunismo en anarquía.
Concientes del antagonismo social, estas reflexiones
buscan imponer sobre la reafirmación de las consignas
históricas de esta lucha, la evidencia de las
contradicciones que se manifiestan y, por lo tanto,

también poner de relieve la necesidad de posicionarse
ante un conflicto que en la “apariencia” del dominio
pareciese no existir. No nos interesa perpetuar este
conflicto histórico, sino resolverlo mediante su
radicalización y el impulso de un movimiento real, capaz
de destruir todo cuanto niega nuestra posibilidad de
constituirnos en una comunidad humana. Repetimos:
somos la clase trabajadora que quiere abolir las clases
y el trabajo.
La alternativa para los esclavos asalariados no está en
el hecho de tener un gobierno más a la izquierda o más
a la derecha, en soportar el desprecio de los
politiqueros pluralistas o la arrogancia de una oligarquía
militar, en participar en el constante agravio y
reprobación entre una organización política partidista y
otra. La contradicción fundamental se encuentra entre
dictadura de la burguesía -sean cuales sean los
mecanismos puestos en marcha por esta clase para
administrar la explotación- y el desarrollo del
comunismo y la anarquía, es decir, la destrucción de la
explotación, el Estado, el valor y la sociedad de clases.
Jamás se precisa que la democracia se desarrolla
históricamente junto al intercambio de valor, la
mercancía, la propiedad privada, es decir: la
sociedad de clases.
Las antiguas relaciones humanas de una comunidad
con otra, comienzan a transformarse cuando la
mercancía, y luego el dinero, en tanto que mercancía
universal, se convierte en mediación de esas
relaciones. Junto a las mercancías aparecen los
comerciantes, quienes se irán elevando a nueva clase
dominante, derrocando violentamente a la clase
aristócrata. Las nuevas formas de organización política,
van así de la mano con el nuevo modo de actividad
comercial.
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