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Una Historia de Inmigrantes MI PRIMERA NAVIDAD EN LA PATAGONIA—Por Andreas Madsen.
Traducción del danés por Karen Mikkelsen e introducción por el prof Martín Adair.
Andreas Madsen fue un miembro muy particular de nuestra congregación, Marinero de Oficio, llego a la Argentina
en 1901, integrándose a la Comisión Argentina de límites con Chile, del perito Moreno. Establecido en la región
santacruceña del

Lago

Viedma, a pie del

Fitz Roy, junto con otros daneses, noruegos, alemanes,
ingleses y franceses, fueron estos "pioneers" quienes forjaron el progreso de esta región, con sus aportes culturales y
su espíritu de trabajo. En el siguiente relato publicado
originalmente en danés en un "Syd & Nord" de diciembre
de 1949, Madsen nos evoca su primera Navidad en la
Patagonia, en 1901 junto con sus compañeros de la Comisión. Festejaban a Navidad, lejos de sus familiares en
Europa, evocando sus tradiciones navideñas, con todos los
elementos que la naturaleza, el amor y la creatividad les
brindaban en esa especial noche: “Estábamos sentados
alrededor del fuego de nuestro campamento, cerca de la
orilla del Lago Buenos Aires. Éramos nueve hombres de
cuatro naciones distintas, pero la conversación era en
danés. Max comprendía mucho del danés, pero contestaba en Ingles o en alemán. Henri estaba sentado solo y
canturreaba bajito. Los galeses tenían su campamento
aparte. La conver-sación había sido fluida hasta que
Frogdner dijo: -Bueno, ¡así que mañana es Navidad!
Todos nos quedamos callados por un momento. Entonces Lange dijo con algo de nostalgia en la voz: -Es muy
raro festejar Navidad sin un árbol. También es raro que
sea Navidad en medio del verano. Navidad sin nieve,
trineos y tintineo de campanillas! Frogdner y Lange
habían llegado recién de Dinamarca. por lo que para
ellos los recuerdos de la Navidad eran más frescos. Los
demás habíamos viajado mucho y no siempre habíamos
tenido un árbol de Navidad. De pronto Julius dijo: -¡Sería
divertido tener un árbol de Navidad aquí, total- mente
alejados de la civilización..- Sí, ¿pero de dónde sacarás
un árbol de Navidad? -preguntó Lange- ¿y con qué lo
adornarás? Era cierto y no se habló más del asunto. Al
día siguiente tuvimos tanto trabajo que casi olvidamos
que nos acer-cábamos a la Nochebuena, pero cuando
recibimos nuestra ración de azúcar, jabón, velas y tabaco, Julius tuvo la brillante idea. Así como estaba con uno
de los paquetes de tabaco, se quedó pensativo sobre el
delicado papel. Sí, Julius poseía fantasía: -Tú, Andreas dijo de pronto, ¡qué hermosos paquetes para hacer
cestos para el árbol de Navidad! Vaciamos un paquete de
tabaco y comenzó a cortar el papel platea-do en largas
tiras. -Saldrán unos adornos hermosos, ya verás. Y los

LA RUTA DEL VIKINGO

dos pror-rumpimos al mismo tiempo: -¡Trataremos de

árbol de Navidad, sería una sorpresa. Habíamos

adornar un arbustito! Tal como dijimos, hicimos; salí

obtenido permiso para colocarlo; en la tienda de Von

corriendo a buscar un arbusto de calafate ade-cuado;

Platen que era la única de tamaño suficiente para

era lo único disponible. Vaciamos entonces nuestro

guardarlo. La cena fue un éxito total. Todos habíamos

tabaco en un bol-sita y cortamos los adornos. No sabía-

contribuido y había verdadero ambiente de Navidad.

mos trenzar los canastitos que habíamos visto tantas

Los galeses estaban sorprendidos con la fiesta. Des-

veces, pero aquí nos ayudó Frogdner, y entonces todo

pués de cenar, nos sentamos a conversar y a esperar

fue bien. Rápidamente se acabó el papel; primero

qué oscureciera lo suficiente para sacar el árbol y

Frogdner debió ceder su papel de tabaco y después

encender las velas; Finalmente llegó el gran momen-

vinieron los demás a inspeccionar y cuando acep-taron

to. Lo transportamos con cuidado, como si fuera algo

la idea, cedieron su papel y su asistencia. -Ahora nos

sagrado, lo cual era cierto, de alguna manera y encen-

faltan algunas banderas, dijo Hogeli, -si pudiéramos

dimos las velas. Hubo un gran silencio en el campa-

conseguir algunos lápices de colores. -Pero eso tengo

mento, ni siquiera Julius, que por lo gen-eral nunca

yo, dijo Von Platen; se había acercado y nos contempla-

podía estar callado mucho tiempo, tenía algo para

ba con su sonrisa paternal. Von Platen vino con los

decir. Entonces Frogdner comenzó a entonar despaci-

lápices, algo de cartón y más papel, y entonces se corta-

to "Julen har bragt velsighet bud", y de pronto sonó

ron banderines y pintaron banderas danesas, noruegas,

con fuerza el conocido salmo navideño en la tranquila

alemanas y francesas. Desde el campamento de los

noche patagónica. Volvió a reinar el silencio por un

galeses vino Lange. Se quedó parado boquia-bierto. -El

momento, entonces cantó Max en alemán: "Stille

árbol de Navidad comienza a tomar forma, con brillo,

Nacht, heilige Nacht", cantó Max primero solo y des-

cestos y ban-deras, se entusiasmó" -Pero falta un ángel

pués con todos en coro. Los galeses canturreaban la

para colocar en la punta. ¡Si me prestan una tijera ya

música, ya que no conocían las palabras, entonces

verán! Y cortó el más hermoso ángel y lo colocó en la

Von Platen les pregunto si no querían entonar alguno

punta del árbol '' Todos estábamos entusiasmados

de sus salmos navideños, y ellos cantaron en galés. No

como niños. ¿ y las luces?, preguntó uno. Cortaremos

comprendíamos nada, pero nos quedamos sentados

velas en trozos de una pulgada de largo, dijo Julius. -

como encantados, oyendo su hermoso canto, algo

¿Pero cómo las fijamos?, preguntó Hans. De pronto

melancólico. Después, Julius y yo repartimos los

desapareció Hans y volvió con un paquete de clavos

cestos, eran los únicos regalos de Navidad. Allí está-

para herraduras. Comenzamos a reir. -¿Los clavarás?

bamos, trece hombres de cinco nacionalidades dife-

preguntamos. Hans no dijo nada, fue hasta el árbol de

rentes, a muchas millas de distancia de todo. Había-

Navidad, buscó una de las ramas más fuertes y la atra-

mos dejado varios días de viaje atrás, al último domi-

vesó con cuidado con el clavo, desde abajo, de manera

cilio humano que habíamos visto y que habríamos de

que la punta sobresalía un cuarto de pulgada, más o

ver en muchos meses. Cada uno estaba sentado ro-

menos, y clavó entonces uno de los trozos de vela en la

deado por sus pensamientos y recuerdos; para noso-

punta" -¡Bravo!; el problema estaba solucionado. Vaya-

tros daneses, los pensamientos volaban sobre tierra y

mos a mi carpa, podría ser que encontremos algo para

mar hasta el país tan lejano hacia el norte, Dinamarca,

colocar en los cestos, dijo von Platen a Hans. Poco

la patria, el living con mamá y papá. Por último canta-

después volvió Hans con un paquete de pasas de uva y

mos "GladeJul, dejlige Jul", y todo quedó otra vez en

uno de ciruelas desecadas y cuatro planchas de choco-

silencio, sólo roto por el suave sonido de las rompien-

late. Cortamos el chocolate en trozos pequeños y llena-

tes en la playa y del tintineo de las campanillas de los

mos los cestos con chocolate, Ciruelas y pasas de uva.

bueyes, que pastaban en las cercanías: Allí, en la

Entonces admiramos nuestra obra y nos pareció que

quieta noche verano nos parecía sentir que los ánge-

estaba muy bien; lo cual era cierto teniendo en cuenta

les descendían y se escondían. Von Platen se levantó y

las condiciones. Lo que más nos molesta-ba era el

dijo ''muy despacio: -Buenas noches, y ¡Feliz Navidad!

viento, pero abrigábamos la esperanza de que amaina-

Y cada uno de nosotros se dirigió en silencio a su

ra por la noche la como suele ocurrir en el verano en la

carpa Habíamos disfrutado de una hermosa Noche-

Patagonia, y eso fue lo que efectivamente sucedió. -

buena con árbol de Navidad. Incluso después de todos

Ahora debemos ayudar a Max con el potaje de Navidad.

estos años veo con claridad los rostros de todos y

dijo Hans. Ibamos a comer potaje de arroz con leche en

siento el estado de ánimo solemne que reinaba a

polvo. Van Platen mismo fue a invitar a los cuatro

pesar de nuestras distintas formas de pensar y de

galeses a cenar con nosotros. No sabían nada sobre el

hablar teníamos una palabra en común: ¡NAVIDAD!
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