MITO DE LA CAVERNA DE PLATÓN (República, Libro VII)

A la izquierda:
Se ven las sombras proyectadas en la pared (mundo de los fenómenos o
apariencias, el mundo físico al que se accede a través de nuestro cuerpo y a
través de los sentidos). No es verdadera “realidad”.
Se ven los prisioneros, es decir, nosotros mismos. Somos prisioneros de la
caverna, condenados a ver únicamente esas sombras o falsa realidad que “han
preparado” para nosotros. [eikasía, mera visión de imágenes]

En el centro:
Se ve el tabique que esconde a los carceleros que nos engañan, moviendo
estatuas o muñecos a los les hacen hablar como si fueran personajes o
animales y objetos reales. Son los objetos que causan las proyecciones o
sombras, pero no es la “realidad” auténtica. [pistis, creencia en la existencia de
objetos físicos que causan las imágenes]
A la derecha:
Se ve el fuego que arde, una hoguera o luz artificial de la caverna que,
apenas, imita a la verdadera luz natural, la fuente de conocimiento que es el
Sol. Esto significa que en la caverna hay conocimiento (luz) pero hay que
acceder a la verdadera visión del Sol. Hay que salir al exterior. Eso es el
aprendizaje de la Filosofía: liberarse de la caverna y contemplar la realidad tal y
como es: la realidad son las Ideas. Consta de dos fases:

A) Dianoia: pensamiento matemático que permite entrenarse en el
conocimiento de las Ideas. Sería como trepar por una empinada rampa
para buscar la salida al exterior.
B) Noesis: contemplación de las Ideas, la realidad “tal cual es”. El
prisionero ya se ha liberado completamente, está ya fuera y disfruta de
la realidad tal y como es “a plena luz”.