REVISTA NUMERO 25 CANDÁS EN LA MEMORIA.pdf


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HISTORIAS DE CARREÑO

“Compañía General de Productos Químicos del Aboño”
UNA INDUSTRIA DESCONOCIDA EN CARREÑO

El auge industrial asturiano de los siglos XIX y
XX, lleva a la creación de numerosas empresas.
Carreño no queda fuera de esos proyectos
aprovechando la nueva construcción del puerto
del Musel, a su sombra y provecho, en sus
cercanías se instalarán varias industrias.
La poderosa sociedad, “Crédito Industrial
Gijonés”, promotora y accionista de empresas,
como: “Minas del Regueral y Ferrocarril de
Carreño”, piensan en otra factoría filial que
cubra las necesidades en temas novedosos en
productos químicos, escasos de adquirir en
Asturias. La ubicación elegida será en la cuenca
del río Aboño (margen izquierda), en el concejo
de Carreño.
En junio de 1900, “El Crédito Industrial”
comienza con la elaboración de estudios,
patentes, seguros, terrenos, maquinas… y demás
elementos necesarios para la fabricación de
productos químicos.
El diario “Época”, del día 30 de octubre de
1901, dice: En Gijón se ha firmado la escritura de
construcción de una empresa: “Compañía General
de Productos Químicos del Aboño”, dependiente de
Crédito Industrial Gijonés. Los 8 millones de pesetas
de su capital han sido cubiertos con exceso por
acaudalados hombres de negocios de Madrid, Bilbao
y Asturias.

Vista ruinosa de la compañía, 1949

En diciembre de 1901, se crea el consejo de
administración formado por el marqués de
Aldama, don Luis Adaro, don Buenaventura
Junquera, don Estanislao Urquijo, don Ignacio
de Albaitua, don Domingo de Orueta, don
Alfredo Santos y don Agustín Emilio Bourcoud
como presidente.
Su objetivo social será: … levantar un gran
establecimiento industrial a las orillas del
río Aboño destinado a la fabricación a gran
escala de toda clase de productos químicos
particularmente de los derivados de la sal
común, del carbón piedra, de los textiles
naturales, de las calizas, de las piritas de hierro y
cobre, de los fosfatos y otros minerales propios
para el abono, desarrollando tanto en Gijón y
sus cercanías como en cualquiera otros puntos
de la península la elaboración de los expresados
productos y de cuantos ellos se relacionen o
de ellos y sus combinaciones pueda derivarse
con orden y oportunidad que requiera su cauce
industrial y económico.
De este manifiesto se deduce claramente a quien
van dirigidos los productos químicos: a temas
de la mar: sal, para conserveras de pescado,
sazones…; al campo: abonos y fertilizantes; a
industrias varias: aprovechamiento de derivados
del carbón o metales, ácidos, azufres…; a
industrias, centrales eléctricas… con motores
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