8 | Alianza por la Defensa de los Derechos de las Mujeres Rurales

ACCIONES QUE ESTÁN DESARROLLANDO LAS MUJERES ORGANIZADAS
ANTE EL CAMBIO CLIMÁTICO.
El modelo de producción ha sido machista y patriarcal,
situación que se expresa en diferentes aspectos y sobre
todo en la propiedad de la tierra con la exclusión de las
mujeres respecto a la misma. Por ello, parten de que es
necesario inicialmente en las mujeres que trabajen sobre sus derechos, que reconozcan el derecho a la tierra.
Esto lo han logrado haciendo formación en género, desmontando el imaginario, lo simbólico en la familia abordando la resistencia de que la tierra es de los hombres.
Para las productoras el estar frente a los efectos del
cambio climático, ha implicado innovar en un modelo de producción en crisis, que promuevan prácticas
agroecológicas que incorpore el análisis y propuestas
de la soberanía y seguridad alimentaria, así como de la
economía feminista. Las organizaciones de mujeres han
realizado un importante esfuerzo por documentar estas experiencias y aseveran que pese a que en algunos
casos el gobierno conoce de experiencias exitosas en
cada país, pero que no las retoma, concentrándose en
implementar proyectos poco factibles y sostenibles. El
reto estaría enfocado en cómo mejorar el inventario alimenticio de las familias campesinas y recuperar medios
de vida.
La economía feminista es una apuesta política, otra
manera de vivir la vida, que pone en el centro a la sustentabilidad de la vida, apunta a la valoración del trabajo
del cuidado y del trabajo en el hogar. Desde este enfoque la relación de las productoras con la naturaleza se
constituye como un hecho clave para que una vez, sien-

do conscientes de la realidad vista con otros ojos, reflexionando sobre sus derechos, valía y autonomía propia,
cuiden la propiedad de su tierra y buscan cumplir este
derecho.
La agroecología ha contribuido a generar autonomía
y poder para las mujeres campesinas, indígenas y rurales ya que es un espacio de recuperación de saberes
ancestrales; para las mujeres tener su parcela agroecológica, es garantizar su producto, y siendo suyo, les
da autonomía y poder, al mismo tiempo que garantiza
su alimentación, no depende de nadie más afuera de su
comunidad. Además, hay una serie de relaciones, ya que
no solo se hace un trabajo productivo, se habla de las
cosas de la vida, y se genera un excedente para comercializar (pero de maneras alternativas), mientras para la
agricultura tradicional la agricultura es una mercancía,
para las mujeres significa alimentarse y la vida misma de
las mujeres.
El abandono de la agricultura por parte de los hombres
(migración) en el denominado triángulo norte (Guatemala,
Honduras y El Salvador), ha provocado que las mujeres tengan que asumir la agricultura en un contexto de agravamiento de las condiciones climáticas y crecientes, por lo que el
desafío es mayor. En los territorios afectados, hay pérdida
de tejido social: ruptura familiar y problemas de inseguridad
y violencia, la confianza social y comunitaria que permitía
actuar en el pasado se ha erosionado. Además, es de
considerar la influencia de las remesas en las familias
tanto si las reciben o no, así como el deterioro general
de los medios de vida.