El Día de Zamora Viernes 12 Diciembre 2014.pdf


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LA ÚLTIMA
RES PUBLICA

Lord Byron

Suicidio social

REINA
Gritaba Ricardo III:
“¡Mi reino, por un
caballo!”. Vocea un
servidor: “¡Mi alma,
por tu amor!”
EL COTILLA
ALUDIDOS Y DEMÁS
redaccion@eldiadezamora.es

Anda como loco el matrimonio con
los comicios municipales, en los que
espera que gane su político favorito
para que coloque a algún miembro de
la pareja como consejero abúlico. De
momento, el político aún no ha sido
elegido. Pero... todo se andará. No
obstante, es complicado alcanzar el
poder con tan escaso bagaje.

En su día, colocó cornamenta a su
marido, pero ello no impide que tache
de hetaira a una señora, a una dama,
soltera, libérrima, por sus andanzas
amorosas. ¡Hipócrita!
Debe ser complicado ser de izquierdas,
a su manera, y trabajar para una empresa
de derechas, muy bien tratada por el
poder político, como no podría ser de
otra manera. Por favor, no presumamos
de lo que no somos cuando la realidad
viene a traicionar a las palabras.
Zamorano, de 60 añitos, domiciliado
en la capital de lo que queda de España,

acude al médico porque no se encuentra
bien, nota algo raro en el bajo vientre.
Se le realizan análisis, pruebas, todo lo
posible para conocer su estado de salud.
Y, por fin, el doctor emite un diagnóstico:
tendrá que operarse de fimosis.

Finalizó una hermosa historia de
amor, sentida como dos adolescentes
por amantes con callo en el alma. Hay
edades en que los amores bajo censura
terminan como la ola en la playa,
dejando la espuma, arrastrando la arena
mar adentro, que no es otra cosa que la
memoria de lo que pudo ser y no fue. ¡Ay,
la ucronía!

El infiel prefiere el taxi
La infidelidad, ese gran pecado que ya nadie niega, tiene su reflejo en los estudios, sesudos, que de vez en cuando nos regalan los sociólogos, científicos varios, sexólogos... Y
sin respetar el espíritu cursi de la Navidad, llena de besos, rojo y parejas enamoradas y
de suegras amadas... ahora nos desvelan que el infiel mira más el taxímetro que el daño
al cónyuge. Más de 7 millones de euros se gastan en taxis, esos impuros infieles, que yo
me imagino lechuzos, no me digas por qué.
Y el dato no es porque busquen la magia de ser otro, el hechizo de buscar rincones
nuevos, la sorpresa pasional, el salí corriendo, en mitad del día para encontrarme, nos,
contigo. No, no, el objetivo es no dejar rastros, pistas que investigar lo que la otra no
quiere descubrir, o sí. Los vehículos alquilados por tiempo y con conductor desconocido son anónimos, seguros... Recordáis eso de “siga usted a ese taxi”, pues veo la moda cercana.
Más caro que el metro o el tranvía, sobre todo en Zamora, cruzar el charco de la vida normal a la lujuria del mal marido
o esposa, amigo, compañero o mitad de la naranja conlleva un gasto que... dicen sirve para proteger la intimidad, ja,
un dinero bien invertido, algo que Hacienda descuenta, ja. Súmeme la desgravación del infiel, que la resta del amor y
el respeto es cosa mía, ¿no?

Tengo escrito que hay mucha gente de izquierdas que ignora que es muy de derechas. No es un
boutade, sino algo empírico. También hay gente
conservadora que aprueba políticas progres. En
el gobierno de Rajoy, hay ministros que aman
esta paradoja. Da igual. Los vicarios del verdadero poder han hecho del pueblo plastilina, que
van modelando con espectáculos deportivos y
eróticos-festivos. Shakespeare, en su antológica
obra Julio César, demuestra que “jugar” con las
emociones, con los sentimientos de los ciudadanos resulta algo muy sencillo. El discurso de
Antonio a los romanos, recién asesinado César,
con su cadáver presente en las escalinatas, es un
paradigma de que el verbo bien conjugado, de
que la retórica, el arte del bien decir persuade a
las masas y las dirige hacia el objetivo que pretendía, desde su primera palabra, el orador.
No necesito escribir que mientras más iletrado
sea el ciudadano medio, más sencillo es convencerle. El poder se ha encargado de que escuelas,
colegios y universidades sean rediles donde
amansar la rebeldía de los jóvenes. La Universidad pública, donde una casta de eruditos, endogámica, ocupa la cola del pelotón mundial
(no hay ninguna entre las 200 más destacadas
del orbe) forma analfabetos funcionales, licenciados en cualquier carrera que cometen faltas
de ortografía y poseen un léxico limitado a unas
cuantas palabras. Se prima la memoria sobre
otras cualidades en las oposiciones más duras
como Notarias, Registrador de la Propiedad,
Abogados del Estado, Judicaturas, etc. Se trata
de apartar a la inteligencia de los puestos esenciales de la res pública.
Todo esto sucede en una nación en quiebra económica y ética, que muestra dos fallas, causantes
de sismos territoriales, en Cataluña y País Vasco; mientras, el problema demográfico amenaza
el futuro de las pensiones, de la seguridad social,
de todo. El gobierno del PP, con la aquiescencia
del PSOE, castiga la natalidad. Verbigracia: se
aplica el 21% al IVA de pañales; un 10% los potitos y papillas, mientras la píldora del día después
solo posee un IVA del 4%, idéntico al de los anticonceptivos orales. Insisto: hay mucha gente
de izquierdas que no sabe que es de derechas, y
conservadores, satisfechos con aplicar directrices de la izquierda clásica. Suicidio social. Verbigracia: Podemos aboga por un programa serio
de natalidad. Eso dicen. ¿Nos lo creemos?
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de sus palabras y opiniones. Como dice otra gran revista
“¡Qué cada palo aguante su vela! Feliz semana.