Cristo del Mercado

S aludo del Presidente
Queridos hermanos cofrades,
Quedan ya pocos días para volver a ver a la imagen del Santo Cristo del Mercado en las calles de Segovia. Los vecinos y feligreses del barrio acompañarán la imagen en unos momentos emotivos que solo los que
lo vivimos cada año podemos entender.
Este año con la ilusión añadida de estrenar un nuevo trono, tallado de modo artesanal sobre madera de
cedro por el maestro riosecano Ángel Martín, que esperamos que sea del agrado de todos vosotros. Desde el
4 de agosto de 2011, cuando los cofrades en Asamblea extraordinaria aprobaron este proyecto, han sido muchos los desvelos y gestiones que esta Junta Directiva ha llevado a cabo, para que este proyecto se convierta
en una realidad. Trabajo de un equipo de personas realizado con ilusión y con la alegría de engrandecer las
salidas en procesión de nuestra Cofradía. Con el soporte, apoyo y aliento de muchos cofrades y vecinos que
han aportado su granito de arena a este proyecto. También con alguna crítica, lo que asumimos como algo
propio de nuestro cargo.
Este Jueves Santo, nuestro Cristo del Mercado volverá a las calles, esta vez sobre los hombros de los
portadores que con toda la ilusión y trabajo lo llevarán hasta la Catedral de nuestra ciudad. En ese hombro
cargarán el esfuerzo de un barrio y de una parroquia plantando así una nueva semilla para que nuestra Cofradía
crezca cada año un poco más, y dejemos a nuestros sucesores una tradición que no se pierda nunca.
Que cuando el Cristo del Mercado cruce la puerta de la Ermita se encuentre a todo un barrio que lo
recibe en la plaza y lo acompaña, con emoción, devoción y respeto. Que cada Jueves Santo se convierta en una
cita en la que todos nos encontremos y también echemos de menos a los que ya no están.
Por último agradecer a todos los que han apoyado este proyecto del nuevo trono y han creído en él. En
su aprobación a la Asamblea lo presentamos como un proyecto de todos… que así siga siéndolo. Un proyecto
de un barrio y una parroquia único.

S aludo del co-párroco

David Matarranz Casado
Presidente

LA CRUZ, CAMINO HACIA LA PASCUA.
Ya estamos en Cuaresma, ya se acercan los días de Semana Santa. La devoción al Santo Cristo, mantenida a lo largo de todo el año, se reaviva especialmente en estas fechas. La contemplación del rostro de Cristo
sufriente atrae e ilumina nuestras cruces, esas que la vida carga sobre nuestros hombros y en las cuales se va
derramando nuestra existencia.
¿De dónde procede la atracción que sentimos hacia el Santo Cristo? ¿De dónde el consuelo que experimentamos al contemplar su rostro doliente? ¿Por qué su cruz nos invita a confiar en él nuestros pesares? Sin
duda que saber que alguien pasó por trances crueles y difíciles como los nuestros nos une con esos vínculos
invisibles del dolor solidario. Y más aún si ese destino compartido se descubre como sufrimiento en favor nuestro: “Cristo, que me amó y se entregó por mí” (Gal 2,20).
Pero si sólo nos quedáramos ahí, no pasaría de la admiración y de la compasión, que no es poco. Pero
la cruz de Cristo es también salvación, luz que ilumina las sombras y disipa las tinieblas del sufrimiento y de
la muerte. Y eso gracias no sólo a que murió, sino a que resucitó. Los cristianos nos identificamos con Cristo,
muerto en la cruz por todos nosotros y resucitado para nuestra salvación. Por tanto, acudamos estos días y
siempre a desahogar nuestro corazón a los pies del Santo Cristo, contemplando una cruz que también es victoria. Para eso será necesario ir más allá del Viernes Santo y celebrar la Pascua de Resurrección, ya desde la vigilia
del Sábado Santo. Y no sólo caminemos junto a él en la procesión, sino acompañémosle más profundamente
participando en las celebraciones que nos permiten penetrar en el misterio de nuestra salvación.
Raúl Anaya, co-párroco
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